Nahuel Suncheski, quién fue jugador del club hace seis años, volvió a Echagüe tras una serie de lesiones y operaciones que lo alejaron del deporte durante un largo período.
El ex Berazategui habló acerca de cómo vivió esos años, cómo respondía su cuerpo ante cada operación, y principalmente, cómo se preparó mentalmente para que todo lo que le tocó vivir, no lo alejara definitivamente de las canchas.
-¿Cuál fue tu primer contacto con el básquet?
-A los 10 años me habían regalado una pelota, y cuando volví del colegio, de lo inquieto que era, la agarré y empecé a jugar con un tender que tenía una forma de triángulo. Jugaba con mi hermano todo el día. A la semana, mi vieja me llevó a jugar al club Berazategui. Me acompañó una vez, y me dijo: “¿Sabés el camino? Bueno, ahora vas a empezar a venir vos sólo”.
-¿Cómo llevabas aquellos años del 2009 al 2014 con tantos logros deportivos individuales y colectivos?
-Fue medio loco, pasé de jugar a nueve cuadras de mi casa, a ir a un lugar que estaba a dos horas para ir y dos para volver. Pero fue hermoso, jugar finales, debutar en el Torneo Federal y jugar un argentino.
-¿Cuáles fueron exactamente las lesiones que tuviste y que sentiste en ese primer momento de bronca al lesionarte?
-Fue en enero del 2014, en Echague. En un entrenamiento salté a agarrar una pelota, y al caer me rompí el ligamento cruzado anterior y el menisco de la rodilla derecha. Sentí bronca y dolor por tener que esperar seis meses.
-¿Cómo y cuáles fueron las operaciones que tuviste que hacerte? ¿Cómo tiene que prepararse uno mentalmente para afrontarlas?
-Me operé ligamentos cruzados y meniscos en 2014, luego al año me hice otra solamente de ligamentos. En 2016, me volví a romper y me tuve que hacer varios estudios, porque quizás había un tema en la cicatrización. Para la tercera operación me cambié de traumatólogo, esta vez fue ligamentos pero con un injerto cadavérico (de otra persona) y además me hice un refuerzo de la fascia lata para tener más estabilidad en la rodilla. Por suerte, después de todo esto quedó bien. A nivel mental, fue durísimo. En las primeras dos operaciones tuve mucha ansiedad. No lo supe manejar. En la tercera, aprendí a ver cómo estaba, sacando la ansiedad y tomándome las cosas de manera tranquila. Ante algún dolor, consultaba, iba despacio. A veces me tenía que sacar de la cabeza el básquet y enfocarme en la lesión. Eso me ayudó.
-¿Cuánto tiempo de inactividad tuviste? ¿En algún momento pensaste en dejar el Básquet o siempre insististe con seguir a pesar de las adversidades?
-Tuve idas y vueltas, pero de 2014 a 2016 no llegué ni a gastarme un par de zapatillas que me había comprado nuevo. Habrán sido menos de 10 partidos. Pensaba en dejar cuando el dolor era insoportable y rengueaba. Vivía tomando diclofenac. Casi dejo el básquet, pero poco a poco las ganas fueron apareciendo nuevamente. Estuve durante seis meses haciendo 5 minutos de ejercicio por día en una cama elástica. Por suerte, fueron más las ganas que la lógica.
-¿Cómo podes describir en pocas palabras la vuelta a las canchas en el club Berazategui?
-Fue tremendo. Tenía la mentalidad de ir despacio. Me costó un montón porque por dentro quería hacer de todo. El primer año completo pudimos salir campeones con amigos de casi toda la vida. Volví después de haber creído que no volvía a jugar.
-¿Qué significa Echague en tu vida? ¿Qué se siente volver a jugar acá tras todo lo vivido?
-Es el club donde pude explotar todas las ganas que tenía de jugar. Todo estaba dado para poder mejorar. Siempre fue muy especial para mí. Ahí me dediqué siempre al 100. Volver fue muy loco. Era como si no hubiera avanzado el tiempo. Me había pasado que en ese tercer Torneo Federal jugué la primera parte hasta el receso, y ahora vuelvo después de seis años a cumplir esa parte que me faltaba. Cuando me lesioné en ese momento, soñaba con estar donde estoy hoy.
-¿Cómo te encuentras hoy? ¿Cuáles son tus objetivos en este nuevo paso por la institución?
-Estoy muy bien, y quiero ayudar al equipo en lo que pueda. Dar mi máxima energía en el tiempo que me toque dentro de la cancha. Estar concentrado, ser intenso, y poderle aportar al equipo lo que haga falta.
Fuente: Prensa I.C.D. Pedro Echagüe.