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Argentina en mi país favorito donde me tocó jugar

Viernes, 17 de Febrero de 2017 / Publicado en La entrevista de la semana
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Sam Clancy es el nuevo protagonista de La entrevista de la semana. El pivote estadounidense de 36 años habla sobre el gran presente de Instituto, se grato recuerdo del paso por Gimnasia de Comodoro, su visión tras seis temporada en la competencia argentina, el recuerdo de su frustrado intento de llegar a la NBA, la vida jugando fuera de su país y un buen augurio para la Selección Argentina: El futuro está en buenas manos por los jóvenes que tienen. Campazzo es un jugador NBA.

La Liga Nacional ha recibido muchísimos jugadores extranjeros a lo largo de su historia, aunque son pocos los que pueden dejar una huella. Sam Clancy, por su compromiso y desempeño, se ha convertido en uno de ellos. Llegó por primera vez al país en la temporada 2011/12 para vestir la camiseta de Atenas, y desde ahí no paró y siempre fue hacia arriba. Pasó por 9 de Julio, Olímpico y Gimnasia -donde fue estrella y lideró al equipo al título del Súper 4 2015, siendo MVP- hasta llegar a su presente en Instituto, que poco a poco se va convirtiendo en aspirante en la competencia. Nació en Pittsburgh, llegó a ser elegido por Philadelphia en el Draft del 2002, nunca debutó en la NBA por una seria lesión en una rodilla y terminó construyendo una gran (e inesperada) carrera en el exterior. Parte de su historia, en una larga charla en La entrevista de la semana.

-Más allá de la última derrota con Quimsa, ¿pensás que están atravesando su mejor momento de la temporada?
-Sí, estamos en un gran momento, probablemente desde diciembre.

-¿Cuáles son las claves de este presente?
-Una de ellas es que peleamos durante todo el partido y no nos entregamos. Quedó claro en los duelos contra San Lorenzo y San Martín, donde estuvimos abajo por más de diez puntos y los terminamos ganando. Además, nos estamos entendiendo mejor entre todos y encontrando un mejor funcionamiento como equipo.

-El comienzo de temporada no fue el mejor. ¿En ese momento pensabas que tenían el material para jugar de esta forma?
-Sí. Cuando conocí al equipo sabía que todos eran buenos jugadores desde lo individual. Y sé que a un equipo le toma un tiempo encontrarse. No se trata de poner jugadores en la cancha y esperar victorias, sino que tenemos que aprender de cada uno, del entrenador y empezar a jugar juntos. Nos tomó entre diez y doce partidos, pero en estos meses demostramos nuestro potencial.

-¿Y cuál es ese potencial, cuál es el objetivo para el resto de la temporada?
-Cuando llegué pensé que el objetivo era alcanzar los playoffs. Pero ahora, con más de la mitad de la temporada jugada, quiero más que los playoffs, quiero llegar lejos en la postemporada, lo más lejos que podamos. Creo que tenemos un gran equipo y podemos jugar contra cualquiera.

-¿Haberle ganado a San Lorenzo y San Martín, los dos líderes, les demostró eso?
-Claro, creo que ahí demostramos que somos uno de los mejores equipos ahora mismo. Cuando vienen a jugar contra Instituto, todos saben que ya no es una cuestión fácil como quizás era antes, saben bien nuestro potencial. Creo que le demostramos a la Liga que podemos jugar contra los mejores.

-¿Por qué elegiste Instituto para esta temporada?
-Vi que había buenos extranjeros como Rodney Green y John De Groat, más buenos nacionales. Y sentí que era una buena chance de estar en un buen equipo.

-Quizás sorprendió porque muchos pensaban que te ibas a quedar para siempre en Comodoro Rivadavia considerando tu gran relación con Gimnasia.
-Yo también lo creía. Pero creo que tuvieron algunos problemas de dinero y, honestamente, tuve que irme.

-Pero más allá de eso imagino que fueron tres años fantásticos para vos ahí.
-Fue una gran estadía. Teníamos un gran grupo de gente, que es algo muy difícil de encontrar para alguien que viene de otro país. Me trataron con gran amor en toda la organización y la ciudad, tuvimos un tremendo entrenador. Y durante esos tres años ganamos muchísimos partidos. Comodoro estará siempre en mi corazón.

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-¿Cómo te llevabas con la ciudad? Porque se habla mucho de que Comodoro es algo incómodo, sobre todo para los extranjeros.
-Para mí no importa mucho la ciudad. Yo siempre trato de sacar lo mejor incluso de malas situaciones. Se dice que Comodoro es aburrida, ventosa, que no hay sol, pero honestamente mi tiempo ahí fue bueno. Teníamos todo un contexto que la hacía buena.

-Ya son seis años los que llevás en Argentina. ¿Por qué elegís nuestra Liga?
-Es una buena liga. Cuando llegué por primera vez, la verdad es que era reticente. No quería venir porque no sabía de la liga, de Sudamérica, pensaba que quizás era mal básquet, que se cambiaba mucho a los extranjeros, que podría haber problemas de dinero… Pero cuando llegué pude ver cuán profesional es, los equipos pagan, el básquet es similar al que conocía y realmente lo disfruté. Argentina es una de las ligas más fuertes alrededor del mundo ahora mismo.

-¿Qué pensás puntualmente de la competencia? ¿Cuál es la mejor y la peor parte?
-Me gusta la liga porque es similar a lo que se juega en Estados Unidos. Es muy física, los grandes tienen que mostrar su fortaleza, no pitan tantos los pasos y se deja jugar, algo que me gusta, también me gusta que se juegue dos o tres veces por semana. Lo que no me gusta es viajar tanto en micro. Es un gran problema para todos (risas). Pero la Liga es muy buena, y está poniéndose cada vez mejor.

-¿Cómo es la Liga para el extranjero?
-Al principio fue difícil. Todas las ligas son diferentes y tenés que encontrar tu camino. Creo que lo más importante para mi es encontrar un entrenador que crea en mí, que confíe en mis habilidades y herramientas y me haga jugar sin tener la necesidad de pensar en otras cosas. Cuando encontrás un lugar así, luego sólo se trata de jugar básquet, y eso es igual en cualquier lado.

-¿Qué fue lo difícil del principio?
-No conocer realmente lo que querían de mi. Cuando llegué no sabía que querían de mi. No hablaba español, por lo que no sabía nada. No saber bien tu rol es la peor parte. Pero lo fui descubriendo y me fui sintiendo cada vez más cómodo.

-Hay muchos pivotes extranjeros que se destacan, incluso también varios de Argentina. ¿Te gusta esa parte de la competencia de medirte contra los mejores y armarte duelos?
-Sí. No sé si me meto en los desafíos personales, no lo veo como yo contra (Robert) Battle, (Jeremiah) Wood, (Justin) Williams o el que sea. Veo más que sea Instituto contra Quimsa, San Martín o el que sea. Pero siempre estoy pendiente del que tengo enfrente y de quiénes son los mejores pivotes, porque también quiero ganar mi enfrentamiento. Me desafío a ganarlo y lo tomo personal. Me gusta jugar y desafiarme con los mejores.

-¿Y qué te parece la cultura y la gente de nuestro país? ¿Tuviste buenos o malos momentos?
-¡Malos momentos no! Es un hermoso país. Estuve en muchos lugares, y honestamente creo que Argentina es mi país favorito donde me tocó jugar.

-¿Por qué?
-Creo que acá hay gente honesta y genuina. Nunca tuve problemas en los clubes que jugué, ni con los entrenadores o compañeros. La gente está feliz en la calle, sonríen y todos son amigables. Es muy agradable vivir algo así.

-¿Pudiste meterte en la cultura?
-Con la comida y la bebida un poco me metí. Tomé fernet y me gustó, y comí asado y también me gustó. El mate no, pero con el fernet vamos (risas). Ah, también me gusta el dulce de leche.

-Te llevo más atrás en el tiempo. ¿Cómo empezaste a jugar al básquet?
-Creo que todos en Estados Unidos juegan al básquet, es como ustedes con el fútbol. Pero no empecé a jugar al básquet organizado y a aprenderlo hasta que tuve 12 años. Es un poco tarde para lo común en mi país. Pero apenas empecé a hacerlo, amé el deporte.

-¿Y qué es el básquet para vos? Algunos pueden decir que es un juego, otros que se trata de un trabajo…
-Para mi es una competición. Amo competir, amo los desafíos. De eso se trata para mi. Y en el básquet nunca sos el mejor, todo el tiempo podés mejorar y siempre hay un desafío adelante tuyo. Me gusta desafiarme y competir contra los mejores porque quiero serlo.

-¿Cuál es la parte que más disfrutás de tu juego?
-No sé si hay algo puntual, porque lo que más disfruto es ganar. Creo que disfruto todos los aspectos del juego, y hago todo lo posible para ganar. Puedo hacer diferentes cosas mientras ayuden a mi equipo a ganar.

-Tu comienzo del camino era el típico que sueña todo chico de Estados Unidos e incluso fuiste drafteado en la NBA (NdeR: 45º en el 2002), pero una lesión en una rodilla te cortó la carrera allí y no te permitió debutar. ¿Qué recordás de esa época y qué te enseñó?
-Mi lesión fue una lección, la de no dar nada por sentado ni darlo por hecho. Nada dura para siempre, te lo pueden sacar en cualquier momento. También me enseñó a no rendirme nunca. En ese momento pensé que no iba a jugar más, pero seguí trabajando para tener la mejor carrera posible.

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-¿Pensás que sin esa lesión podrías haber hecho una carrera en la NBA?
-Es posible, lo creo. Pero nunca miré para atrás ni pensé en qué podría haber sido. No vivo de esa manera, sino que miro el ahora y el futuro.

-¿Cuándo creíste que jugar en el exterior iba a ser tu camino profesional?
-Nunca pensé eso, porque cuando crecés en Estados Unidos no sabés nada del básquet en el exterior. Ahora conocen más porque se está haciendo cada vez más grande, pero cuando yo crecía nadie conocía mucho del exterior ni se hablaba mucho. Pero la realidad es que una gran opción para los que no llegan a la NBA. Podés hacer una buena carrera, ganar mucho dinero, jugar al básquet, viajar alrededor del mundo.

-¿Cuál es la mejor parte de jugar en el extranjero?
-Viajar y conocer diferentes culturas y gente. Estuve en lugares donde nunca podría haber estado de no haber sido por el básquet. Conocí mucha gente y aprendí de muchas culturas que formaron el hombre que soy hoy.

-¿Hay algo que te haya sorprendido en este tiempo jugando en el exterior?
-Todos los lugares donde estás son diferentes. Estuve en Rusia, Corea, Francia, España, Argentina… Después de tanto, creo que no hay mucho que me sorprenda.

-¿Cuánto te queda de recorrido? ¿Lo pensás?
-No sé, todavía tengo el tanque lleno (risas). Nunca se sabe. Trato de vivir el día a día y disfrutar cada momento porque sé que no es para siempre.

-¿Te queda algún desafío acá en Argentina?
-Sí, quiero ganar un campeonato de la Liga antes de irme. Es mi meta.

-¿Qué percepción tenés del básquet argentino en general?
-Creo que tienen un buen futuro por delante. He jugado contra (Facundo) Campazzo y es un jugador NBA. También jugué con (Nicolás) Laprovittola y es un gran jugador, y está (Nicolás) Brussino también en la NBA. El futuro es grandioso por los jóvenes que tienen. Será interesante verlo porque los grandes como (Manu) Ginóbili, (Luis) Scola y (Andrés) Nocioni están en la parte final de sus carreras. Pero veo un buen futuro con los jóvenes que tiene, está en buenas manos.

Leandro Fernández
@FernandezLea
[email protected]
@cabboficial

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