Federico Aguerre es el nuevo protagonista de “La entrevista de la semana”.

Federico Aguerre es el nuevo protagonista de “La entrevista de la semana”. El alero de 29 años analiza la llegada de San Martín a la final de la Liga Nacional, repasa los momentos duros durante los playoffs, hace balance de su año, recuerda su paso por España siendo joven y deja un ejemplo: mientras juega profesionalmente, estudia una carrera pensando en su futuro después del básquet.

-¿Pudiste procesar un poco lo que significa llegar a una final de la Liga Nacional?
-Creo que es el reflejo de un trabajo de equipo. Desde la temporada pasada se armó una base para pelear, pero ese año nos quedamos con un sabor amargo por perder en semifinales. Se repitió la base y desde un principio tuvimos buenos resultados, ganamos el Súper 20… Y si bien tuvimos altibajos en estos playoffs, el equipo supo reponerse para llegar a este lugar.

-¿Llegar a la final era el objetivo de mínima planteado a comienzo de temporada?

-No sé si el objetivo de mínima, pero estábamos armados para pelearle a cualquiera. Somos un equipo para pelear arriba, sabiendo que hay varios que se armaron de la misma manera. Ahora nos encontramos a un paso de la gloria.

-Para alcanzar esta instancia barrieron a un rival que venía muy bien como Atenas, y lo hicieron dando un enorme salto de calidad en relación a las rondas previas. ¿Qué pasó entre esas series y su versión en la semifinal?

-En los playoffs, los equipos te hacen jugar de la peor manera, sin dejarte hacer lo que te hace sentir cómodo. Tanto Boca (octavos de final) como Gimnasia (cuartos) nos hicieron jugar de una manera que nos costó mucho, nos hicieron tomar lanzamientos desde afuera y no estuvimos derechos. Con Atenas se dio un juego más de ida y vuelta, ofensivo, y pudimos sacar la diferencia. La realidad es que en las rondas previas tuvimos baja confianza. Por momentos defendimos bien, pero nosotros metíamos poco y se nos complicaba. No tuvimos confianza, no nos sentimos bien y fue más que nada de la cabeza. Cuando se nos abrió el aro, fuimos otro equipo. Eso pasó con Atenas.

-¿Les pesó el hecho de sentirse favoritos contra Boca y Gimnasia? Estuvieron al límite, sobre todo en el Juego 4 contra Boca, donde lo sacaron con lo justo.

-Ese partido fue clave, estábamos con mucha presión, no te voy a decir lo contrario. Y ahí nos unimos más en lugar de caernos e ir cada uno por su lado. Nos agarramos de tirar todos para el mismo lado, sabiendo que lo que no te mata, te fortalece. Ese Juego 4 fue la peor situación que vivimos.

-¿Qué significó ganar aquel Súper 20 a principio de temporada? Porque hasta ahí venían teniendo muy buenas tareas pero no podían concretar con un título, y la paciencia no es una virtud en las estructuras deportivas.

-Sin dudas, creo que lo necesitábamos. Lamentablemente, el deporte se suele medir por títulos, sin mirar al segundo o tercero. Entonces, el club y nosotros necesitábamos ese Súper 20, que fue un alivio. Veníamos trabajando para eso y lo merecíamos. Fue mucho para todos, sobre todo por aquella derrota en semifinales contra Regatas el año pasado.

-¿Qué diferencia encontrás en vos en relación a aquella final del 2015, jugando para Gimnasia?

-Me siento más maduro. Además, aquella vez no éramos favoritos, teníamos enfrente al Quimsa que dominó de principio a fin. Nosotros jugábamos bien, pero nos metimos un poco por la ventana. Esta vez tenemos un equipo más completo, con más variantes. Pero sabemos que enfrente vamos a tener un rival durísimo, sea San Lorenzo o Instituto. Yo me siento tranquilo, con más experiencia para afrontar las cosas.

-¿Preferís un rival en particular de la otra semifinal?
-Los dos son durísimos, con un estilo intenso. Cualquiera de los dos será una prueba muy dura.

-Si bien Instituto demostró e hizo muchísimo durante la temporada, quizás todos veíamos a San Lorenzo como un claro candidato a la final desde comienzo de año, y ahora se encuentra en una situación límite. ¿Te sorprende?

-Sí, hacía mucho que no le tocaba vivir algo así. Creo que tiene uno de los planteles más largos de la competencia, con jugadores que podrían ser titulares en cualquier equipo. Pero estos son playoffs, los rivales te sacan lo mejor que hacés, te pueden faltar jugadores en algún momento y cualquiera puede ganar. Así como a nosotros nos pudo pasar con Boca, ahora a Instituto le puede ganar a San Lorenzo. Nosotros esperamos a cualquiera. Se nos viene una final a siete partidos, y ahí gana el mejor.

-¿En qué momento de tu carrera te agarra esta final, cómo te sentís?

-Creo que tuve una temporada bastante irregular, con momentos buenos y malos. En esta última etapa me sentí bien, creo que ahí pude responder de la mejor manera.

-Hoy se habla mucho de los jóvenes y la chance de dar el salto a Europa, y en su momento fuiste uno de ellos, allá por 2009 (NdeR: fichó por el Joventut de España, y fue cedido al Prat, de la LEB Plata). ¿Cómo fue aquella experiencia?

-Estoy sumamente agradecido por aquella oportunidad, porque creo que aprendí un montón sobre situaciones de juego, entrenamiento. Empecé jugando de 5, después lo hice de 4 y 3… Me dio muchas cosas, y todos los jóvenes que tengan la chance de irse a Europa deberían tomarla.

-¿Qué te faltó para aprovechar ese paso por Europa y asentarte?
-En primer lugar, no me salió el pasaporte comunitario, algo que era clave. Pero bueno, las ofertas tampoco fueron tantas, no hubo una oportunidad concreta y se dio volver al país.

-¿Sentís que te gustaría volver o ese tren es algo del pasado?

-A uno le gustaría volver, aunque no es algo que hoy en día me vuelva loco. Lo pensaría si llegara una oferta, pero no es algo que me desvela.

-¿Sos de plantearte ambiciones o metas?

-Sí, por lo general a corto plazo.

-¿Cuáles serían ahora?

-En cuanto al básquet, mejorar varios aspectos, como el tiro o mi trabajo en el poste bajo. Siempre hay tiempo para sumar variantes en el juego, que podrían hacerme mejor.

-¿Y hay metas o inquietudes fuera del básquet?

-Estoy estudiando desde hace un año. En su momento había empezado una licenciatura, hice dos años y la dejé porque se me complicaba entre los viajes y la cantidad de materias. Pero desde hace un año empecé con una tecnicatura en gestión contable e impositiva.

-¿De dónde nace ese gusto? No es habitual, al menos en Argentina, relacionar el deporte de alto rendimiento con el estudio.

-Siempre pensé que había que hacer algo afuera de la cancha de básquet, poner la cabeza en otra cosa, como estudiar. Para mi no todo es básquet. Si bien me gusta mucho, es importante pensar en otras cosas. Siempre estudié alguna u otra cosa. Si bien a veces me cuesta mucho por los viajes, me gusta mucho. Y a la larga creo que es provechoso. Más allá de que termine trabajando o no de lo que estoy estudiando, sirve para aprovechar y no pensar solo en básquet.

-¿Entonces tenés un plan para tu vida cuando termine tu etapa como jugador?

-No sé si un plan, no sé qué haré puntualmente cuando me retire, no hay algo claro. Pero sí creo que debo estar preparado. A los 35 años, a veces antes o a veces después, se termina la vida del deportista y quedan muchos años para recorrer.

-Te tocó ser parte del mundo de la Selección Argentina. ¿Cómo fueron tus experiencias?

-Sumamente gratificantes. Representar a la Selección es lo más grande que te puede pasar, y las veces que estuve las disfruté. Estoy contento por haber sido parte.

-¿Sentís que le podés aportar al equipo en este proceso, que podés formar parte? Porque tu nombre siempre dio vueltas como opción y todavía sos joven.

-Creo que sí. Uno debe tratar de hacer bien el trabajo en su club, y después el entrenador tomará la decisión, siempre pensando en lo mejor para el equipo. Si se me da, mejor. Estaría contento de ser parte. Si no, como siempre, apoyaré desde afuera.