Silvio Santander pasó por La entrevista de la semana y analizó su reciente confirmación como asistente de Sergio Hernández en la Mayor y Director Nacional Formativo. Su visión de la función full time, objetivos y desafíos para cada tarea, momento personal y más.

-Me imagino que seguir adentro del mundo de Selección debe generarte las mejores sensaciones…
-Poder continuar dentro del staff de selecciones es un gran orgullo. Hacerlo en la versión full time es algo que ilusiona mucho, porque entiendo que le voy a poder dedicar el tiempo completo a todo lo que conlleva esta tarea.

-¿Tuviste dudas por ser full time? Porque venís de una dinámica de vivir el día a día de la competencia profesional año a año, y esto de cierta forma cambia ese panorama.
-Por llevar tanto tiempo ininterrumpido en la Liga, estaba buscando tomar un poco de distancia. Cuando surgió la propuesta de acompañar a Sergio (Hernández) y de algún modo coordinar el programa de desarrollo de la CABB, me pareció que era el momento oportuno. Venía con el estrés que lleva una competencia tan exigente como la Liga Nacional, y con muchos años continuos en proyectos donde entendí que siempre intenté dar el máximo, así que sospechaba que en algún momento iba a tener que parar y tomar distancia. Entonces todo esto me llega en un momento oportuno.

-Vos decís que necesitabas parar de cierta forma, Hernández fue por la misma línea hace unas semanas, incluso Julio Lamas hace unos días comentó que el año que viene no va a dirigir… ¿Tan devastador es el día a día del entrenador en la Liga Nacional?
-El tema es cómo cada uno pretende cumplir sus metas. En mi caso siempre intenté involucrarme dentro de una organización. Siempre me contrataban para dirigir al equipo profesional, pero además siempre ponía el ojo en tratar de que mejore su cantera, su cuerpo técnico y organización interna. Uno pone el cuerpo en forma permanente, y el desgaste que lleva la competencia en sí y el hecho de querer alcanzar metas, resultados y algo que me había obsesionado mucho en los últimos años, que era poder ganar pero también darle una identidad a un equipo y que eso se pudiera transmitir en diferentes equipos que me tocado estar pero con diferente personal… Todo eso sí lleva un desgaste que en algún momento el cuerpo te pide parar.

-¿Cómo imaginás esta nueva función, qué metas te ponés?
-Lo divido en dos. Una es la parte de acompañar a Sergio en la Selección Mayor y absoluta, poniéndome a disposición de lo que él siempre requiere de sus colaboradores y asistentes. Eso, con las ventanas y el nuevo formato de competencias, nos va a tener ocupados durante una muy buena parte del año. Después está la parte del trabajo con las categorías de formación, donde voy a coordinar. Lo que buscamos entre todos es poder desarrollar una identidad de las categorías, que podamos tener el tema del rastrillaje, seguimiento, entrenamiento y armado de equipos baja una misma órbita y esquema. Eso me llevará también a poder estar dentro de las concentraciones de los chicos, poder en algún momento entrenar con ellos, visitar los Torneos Argentinos, recorrer el país y poder trabajar con los mejores talentos desde adentro, conocerlos por estar a la par de ellos. También la intención de la CABB es poder formar una especie de camada puente entre lo que es la Selección Mayor y la última de las menores, la U19. Ahí hay como un vacío sin competencia oficial y es un rango de edad que puede ser muy grande, el de un chico que pasa de U19 hasta que Sergio lo quiera con la Mayor. Es una camada a trabajar.

-Me imagino que esta segunda parte de tu trabajo te genera gran satisfacción, porque sos un apasionado de las formativas.
-Sí. Yo pasé por todas las etapas de formación, desde las escuelitas de mini hasta las categorías formativas. Siempre me ha gustado ese mundo, y antes de dirigir mi primer partido en el TNA y entrar al profesionalismo, ya había tenido mil partidos dirigidos de formación. Es un lugar donde creo que en algún momento voy a terminar mi carrera, por lo cual nunca me he desligado. Me apasiona, me parece que tenemos muchas cosas por hacer. Por ejemplo, establecer algunos programas de planes territoriales para poder generar nuevos espacios en zonas del país donde no hay. Por ejemplo, generar un entendimiento para poder tener un orden en la planificación por edades para todos los entrenadores del país, articulando todo lo que tiene CABB. La Escuela de Entrenadores es de muy alto nivel. Todo esto me llevará mucho tiempo, pero es el momento de mi carrera en el que lo quiero hacer.

-En líneas generales, ¿en qué momento se encuentran las formativas del país?
-Hoy por hoy, en relación al mundo, si dividimos en tres niveles tenemos marcado que somos un país que trabaja correcto con la técnica individual pero aún no es suficiente y estamos en un segundo nivel. Que tenemos, a través del conocimiento de los entrenadores, un exceso en la táctica colectiva, es decir, que los jugadores a muy temprana edad ya conocen cosas que hacen los mayores. Y por último estamos en un tercer nivel en el plano físico. Por diferentes aspectos, a los clubes les cuesta tener un profesional o un espacio donde los chicos puedan trabajar, y eso repercute en cada una de las selecciones que sale a jugar. Es decir que físicamente estamos por debajo del nivel medio, técnico estamos bien, y tácticamente estamos muy bien. Pero necesitamos reformularnos puertas hacia adentro si podemos cambiar las prioridades, que es un poco hacia donde apuntamos con el método.

-Yendo a la otra función. ¿Qué análisis hacés de esta etapa que se viene con la Selección Mayor, considerando los nuevos formatos de competencia y el pronunciado recambio con el que se afrontará el futuro?
-En eso Sergio ya ha dado una muestra, desde México, en cuanto a incluir jugadores jóvenes pese a todo lo que había en juego. Ya se siente que hay una nueva camada que pide un lugar y se lo está dando. Entendemos que, también, vamos a tener que ir aprendiendo a conocer este formato. Me refiero a que quizás algunos jugadores van a poder ser convocados y otros no, eso lo manejará Sergio. Pero es un buen momento en cuanto a aceptar este desafío y saber que los jóvenes deben tomar un protagonismo cada vez más importante.

-El entrenador argentino tiende a mirar más allá del partido en sí. En mirar a la capacitación, al estudio, la gestión. ¿Dónde nace eso?
-Se da por la alta competencia que hay. Nosotros tenemos un número altísimo de entrenadores que están capacitados para trabajar profesionalmente, y me parece que el hecho de querer destacarse obliga a una superación permanente. Ya no sólamente hay que saber de básquet, sino también a temas de gestión, coaching, motivación, resolución de conflictos. Hay que aprender qué están haciendo en otras ligas del mundo… Es inagotable. Y es algo muy nuestro, también porque hemos tenido referentes muy fuertes. Argentina tuvo y tiene varios de los mejores entrenadores FIBA del mundo, que son espejos para los que venimos atrás y queremos siempre buscar la excelencia.

-¿Hacia dónde debe mirar el básquet argentino como un todo en este momento?
-Es una opinión muy personal. Por haber sido el legado que nos marcó y ser nuestras raíces, necesitamos mirar más hacia Europa que a la NBA. De la NBA necesitamos sacar todo lo bueno que pueda tener, sobre todo desde la parte individual y gestos técnicos. Pero en cuanto a momentos colectivos, debemos mirar a Europa. Y creo que el hecho de tener calendarios tan cargados, con poco tiempo para entrenar y desarrollar jugadores, nos afecta y nos empuja al otro juego, al que muchos países de América empezaron a copiar de Argentina, un poco más tarde lo que lo hicimos nosotros, porque miraban a la NBA. Cuando empezaron a ver un poco a Argentina y que estaba orientada hacia Europa, empezaron a venir y ganar. Hablo un poco de Venezuela, México, en algún momento Brasil. El básquet argentino tiene que seguir fortaleciendo esa manera de jugar que tanto resultado dio con la Generación Dorada, tomarlo como referencia y no querer alterar su esencia.

Leandro Fernández
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