Federico Susbielles fue el primer invitado de CABB Radio y dejó algunos valiosos conceptos. "Nuestro presente es bueno y sólido", afirmó.
Este domingo se emitió el primer programa de Radio CABB y el invitado central, como era de esperar, fue el Presidente de la entidad, Federico Susbielles, quien fue uno de los principales impulsores del emprendimiento. Suelto y predispuesto, se refirió al presente de la Confederación, al crecimiento institucional y deslizó algunas novedades que están al caer como el flamante Manual del Mini. Aquí sus principales conceptos:
-He aprendido con el tiempo que en los lugares donde uno tiene responsabilidades, debe conformar de manera prioritaria buenos equipos de trabajo. Y en la Confederación se ha formado un grupo excelente, profesional, y con dirigentes creciendo en protagonismo. Nuestro presente es bueno y sólido. Están sentadas las bases para seguir dando pasos adelante por muchos años más.
-La CABB tiene mucho volumen de trabajo. Tal vez desde afuera no se logra dimensionar, pero acá hay movimiento constante y permanente. Sin ir más lejos el Torneo Federal involucra a más de 70 equipos. Hay diez torneos argentinos, cinco masculinos y cinco femeninos, justo hoy (por ayer) concluyó el u15 femenino en San Luis, con Entre Ríos campeón y 11 selecciones participando. Tenemos también el Federal Femenino, el 3x3, las selecciones formativas, el PNF con todos sus campamentos por el país, las selecciones mayores… Es mucho lo que se hace y hay mucha gente involucrada. Yo valoro nuestra estabilidad para afrontar siempre los desafíos del calendario sin perder nunca el eje. El orden administrativo es lo que nos sostiene. No hay que olvidar que cuando asumimos allá por 2014 la CABB estaba cuatro millones de dólares abajo y con muchísimas dudas de subsistencia.
-El orden administrativo trajo orden deportivo, creo yo. Empezamos a mejorar el rastrillaje, a seguir jugadores desde los 13 años, a poner cuerpos técnicos en todas las camadas tengan o no competencia, a darle vida a una plataforma que hoy ya tiene cargada más de 700 chicos y chicas de todo el país y también a trasladar al papel toda nuestra filosofía de trabajo, a partir del Método CABB, que es un proyecto reconocido por grandes federaciones europeas e incluso valorizado por la gente de la NBA.
-La CABB tiene hoy una estructura propia. Y ése es su principal capital. Estamos más allá de los nombres y de las gestiones puntuales. Ahora estamos a punto de lanzar un Manual del Mini que va a ser absolutamente valioso también y que respeta esta línea de la que hablaba. Apuntamos, en la medida de lo posible, a unificar una línea de trabajo para cada jugador o jugadora desde que comienza a jugar al básquetbol. De a poco vamos consolidando nuestro perfil.
-Las dos selecciones mayores, que son las que inspiran -digamos- a todos los jóvenes que se inician en este deporte, también atraviesan un momento de crecimiento, permitiendo redondear con resultados el esfuerzo de base que se promueve cada día. Las Gigantes ganaron el Sudamericano el año pasado después de 60 años, y el equipo masculino se metió en el Mundial con una identidad de juego propia que logró que se dejara de lado el histórico debate acerca del recambio post Generación Dorada. En eso, el trabajo de Sergio Hernández ha sido magnífico.
-Lo mejor de la gestión de Hernández, en mi opinión, y visto a la distancia, es que él supo realizar la transición sin dejar de competir. Clasificó al equipo a Río 2016 en condiciones muy desventajosas y, mientras disputada ese Juego Olímpico, fue terminando de proyectar a los más jóvenes: Campazzo, Laprovittola, Deck, Delía, Brussino, Garino… Todos jugadores que terminaron de asentarse en la Selección con Sergio. Ese grupo lo potenció él. Hoy Argentina es un equipo vertical, que defiende muy bien, y con el que tengo una gran ilusión de cara al Mundial.
-Lo mejor que tiene la Selección, hoy en día, es que generó empatía en la gente. Con el nuevo formato de las Eliminatorias, estuvimos en distintos lugares del país, generando gran repercusión, llenando en cada presentación. La expectativa, evidentemente, no es sólo mía.
-Los jugadores bancan porque damos la cara. Acá las preselecciones no podían realizar ejercicios de contacto en las prácticas porque no estaban los seguros. Y de esto no hace tantos años eh, lo podrán recordar. A la vez hemos tratado siempre, aún en desventaja económica, de organizar giras ante rivales competitivos, de generar un grupo de trabajo multidisciplinar que se amoldara a las nuevas modalidades de entrenamiento, de adaptarnos al esquema nutricional… Nos gusta mejorar, también estamos abiertos al diálogo para recibir sugerencias de lo que sea, todo el tiempo. Pero creo que vamos por un buen camino. Le damos mucha atención a nuestras preparaciones, tanto de las selecciones mayores, como de las formativas.
-Me cuesta controlarme cuando juega la Selección. Como cualquier persona que ama a este deporte, sufro mucho los partidos. Con varios de los chicos de esta camada venimos hace varios años transitando juntos, entonces me siento identificado. Hay una relación de cercanía. Trato de proteger al equipo y al entrenador, al que valoro y agradezco siempre que puedo. Bah trato de proteger a la familia CABB. Lo hago desde el primer día.
-Nos costó mucho salir del lugar en el que estábamos. Y vamos a seguir defendiendo nuestro lugar para que la familia del básquet se sienta bien representada. Sabemos del esfuerzo y dedicación de miles de dirigentes a lo largo y a lo ancho del país, impulsando la disciplina con genuino impulso. Sabemos lo mal que la pasaron en su momento cuando el básquet fue mala noticia. Nos da un gran orgullo poder presentarnos hoy como una organización transparente, participativa, que se concentra en trabajar. A mí me gusta trabajar, no hablar. Mi desafío es que nuestro deporte crezca. Y a eso me aboco. Con hechos: el crecimiento del basquet femenino es un hecho, el impulso al Mini también, el desarrollo de nuestras formativas, la Academia, los argentinos, los desafíos por delante… Esa es nuestra mejor carta de presentación.
-Cuando llegamos, descubrimos que había camadas enteras que no presentaban jugadores grandes. Y empezamos a trabajar sobre eso, por supuesto que sin dejar de lado a los talentosos, de otra manera no podría estar jugando Campazzo en la Selección. Pero con los jugadores de mayor talla, lo que suele ocurrir con los altos es que no hay paciencia, porque siempre tardan un poco más en desarrollar su juego. Y en muchos casos, ante la falta de paciencia, directamente algunas dejaban de jugar. Cuando arrancamos, creíamos que el problema era la detección de esos chicos altos, pero ahora después nos dimos cuenta que el problema estaba en la evolución del jugador dentro del sistema. Sebastián Uranga, en esto, hizo un laburo increíble, siguiendo casos por todo el país y elaborando una red que hoy nos da orgullo.
-Nosotros tenemos diálogo abierto y, en algunos casos frecuente, con muchos integrantes de la Generación Dorada e incluso con jugadores de otras generaciones pasadas, que también fueron importantes en nuestra historia. Tomamos cada sugerencia, cada vez. Queremos que se sientan parte. Las puertas de la CABB están abiertas. Para mí es clave que podamos sostener este capital, cuidándolo desde la gestión responsable y la transparencia de nuestros movimientos.