Encontró el equilibrio que necesitaba en Zaragoza, donde desplegó todas sus virtudes y se transformó en referente. Su evolución desde China 2019 hasta hoy, contada por Maxi Seigorman.

De proyección a confirmación. Esa fue la metamorfosis que vivió Nicolás Brussino estos últimos dos años con el Zaragoza de España, jugando la ACB y la Basketball Champions League de Europa. Fue un camino difícil, en el que debió demostrar que es mucho más que un tirador alto de buena mecánica.

Maxi Seigorman, parte del cuerpo técnico que lidera Oveja, charló con prensa CAB y se refirió a la evolución del cañadense de 28 años, quien promedió 10.8 puntos, 3.9 rebotes y 3.1 asistencias la temporada pasada, con 41% de efectividad en triples en 25 minutos por partido.

“Es un jugador con grandes recursos para anotar y de los que más puntos tiene en sus manos. Está claro que el tiro de tres puntos es algo que lo caracteriza, es su fortaleza. Sin embargo, no solo lo puede utilizar generado por sus compañeros, o bien a pie firme o en transición, sino que, además, a partir de la experiencia adquirida todos estos años en Europa, se fue convirtiendo en un jugador con mejores recursos para generarse sus propios puntos”, destaca el coach sobre su progreso individual como anotador.

“Esta maduración lo ha puesto como uno de los referentes de su equipo esta temporada. Se lo noto muy suelto y con confianza en sus acciones, situación más que deseable para un jugador con recursos como él. Fue líder en porcentaje de triples de su equipo en ACB, pero además, lo hizo con muchas acciones generadas a partir del bloqueo directo”, continúa.

Hace dos años, el ex Regatas Corrientes y Peñarol llegaba al Mundial de China inmerso en su irregularidad, sin encontrar su mejor versión con el Tenerife de España. En la Selección, Hernández comenzó utilizándolo como pieza de recambio, pero a medida que pasaron los partidos, el DT le confió la titularidad, incluso en la final, en la que completó 24 minutos, con ocho puntos producto de tres aciertos en tres intentos de cancha, dos de ellos a distancia.

Hoy, a nivel individual, Brussino superó ampliamente aquella versión prometedora que no terminaba de explotar en Europa, y que había esperanzado a todo un país con un breve paso por la NBA y la G-League anteriormente. Esos destellos de jugador polivalente, integral, con buena visión de cancha, además de excelente mano, los logró consolidar en las últimas dos campañas con el Zaragoza. Una razón más para ilusionarse de cara a Tokio.

“Nico llega en una versión mejorada, con más experiencia. Si bien aún es joven, ha sabido ganarse un reconocimiento a partir de su talento y de su conocimiento del juego. Sin lugar a dudas llega mucho mejor, fruto de haber podido incorporar minutos de liderazgo en su equipo. Pero no solo en la anotación y en sus tiros, que son su fuerte, sino generando juego a sus compañeros. Nico es un jugador atlético y versátil, que ofrece variantes en el juego ofensivo”, desarrolla Seigorman.

¿En qué mejoró específicamente esta última temporada? El entrenador explica en detalle por qué Brussino se transformó en un referente dentro del Zaragoza. “Se lo ha visto disfrutar del juego de pick directo o subir el balón, utilizándolo en numerosas posesiones de su equipo, no solo para sus tiros, sino también a partir de la generación de juego para el resto del equipo. Se lo notó con mucha agresividad, con mayor potencia física para resolver las situaciones de juego hacia el aro o mismo explotando a campo abierto, trasladando el balón, sin dejar de mencionar su aporte de casi 3.5 rebotes defensivos”, completa.

En plenitud, con confianza en su juego, y respaldado por el cuerpo técnico y sus compañeros, Nico Brussino se presenta como una herramienta fundamental para que el Alma vuelva a brillar ante las selecciones más poderosas del mundo. Un jugador completo que aprendió a explotar sus virtudes y se acostumbró al protagonismo.