En la previa a su regreso a la Selección, el Lancha se conectó al Twitch de CAB para brindar sus sensaciones, recordar anécdotas y vivir un momento a pura risa. Lo mejor de una charla imperdible.
El inicio de la era de Néstor García al mando del Alma comenzará con el regreso del último eslabón de la Generación Dorada, Carlos Delfino, quien fue convocado a la Selección por primera vez desde Río 2016. A sus 39 años, con una amplia carrera y muchos éxitos cosechados, el santafesino se mostró emocionado por su retorno, tanto como la primera vez que se calzó la celeste y blanca.
“Recién se los conté afuera del aire, esto del mariposeo que siento en el estómago que vuelvo a vivir. Uno sigue sintiendo estas cosas igual que cuando tenía 15 o 28 años. Hasta el día que juegue me considero elegible y preparado para la Selección, sea para una ventana, un amistoso, o para no ser convocado e ir a alentar. Esto es lo que hago y amo representar a mi país”.
Con esas palabras, el campeón olímpico en Atenas 2004 y medalla de bronce en Beijing 2008 abrió su charla con Elías Mauro y Lucas Flossi, los conductores del ciclo de entrevistas semanales de la CAB en Twitch. Más adelante, el actual escolta del Pesaro de Italia detalló cómo fue su primera charla con el Che García y cómo vivirá esta nueva convocatoria. Entre sonrisas y agradecimientos a las más de 300 personas que siguieron el directo, Delfino también recordó varias anécdotas de sus años en la NBA y la vez que Diego Maradona los visitó en China.
-¿Cómo tomás esta chance de volver a la Selección, con el Che como entrenador?
-Me lo tomo como algo nuevo. Hace cinco años que no juego, mi último partido fue contra Estados Unidos en Río 2016. Néstor me llamó hace un par de semanas, hablamos de mi presente y de que existía esta posibilidad. Cuando me llamó y hablamos de esta posibilidad se me movió mucho el piso. Tengo 39 pirulos, estoy disfrutando mucho de este momento, juego cerca de mis hijos, la más grande me fue a ver el otro día después de muchísimo tiempo. Son pequeñas cosas que después de todo lo que me pasó, me hacen muy feliz. Tener esta oportunidad de ser convocado, entrenar y hasta jugar de nuevo me parece algo único.
-En todo este tiempo, ¿Cuántas veces esperabas que te llamaran?
-Cada vez que había una convocatoria, esperé el llamado. La esperé incluso cuando tenía el pie lleno de puntos, con agujas recién clavadas. Cuando podía salir a correr, o a dar una vuelta a la manzana en mi casa de Santa Fe, siempre me sentía que iba a poder volver Lo hice porque me considero un competidor. Después está en las manos de quien elige, si te quiere en ese equipo o no, y yo lo acepto porque entiendo que son las reglas del juego. Pero siempre estuve listo, como la primera vez.
-¿Qué significa para vos la camiseta argentina?
-Es la más linda de todas. No quiero ser demagogo, pero estoy muy orgulloso de ser argentino. Acá voy a un spa los viernes que cuando salgo queda abierto, y una nena me dijo, “vos sos argentino”, y sí. Me da mucho orgullo. Volver a vestir la camiseta de la Selección es algo único, ojalá me pueda divertir, pueda ayudar, y que salga todo redondo. Es algo muy lindo y no me lo esperaba. Va a ser muy especial volver a ponerme esa camiseta.
-Tenemos esta foto con Diego Maradona, de cuando los visitó en Beijing. Contanos un poco el contexto y cómo fue ese momento para vos.
-Fue en un partido contra Rusia. Yo había firmado para jugar en Khimki de ese país, así que tenía un par de compañeros del otro lado que ni sabía quiénes eran. Me acuerdo que me torcí el tobillo y tuve que salir de la cancha. De repente, en la segunda o tercera bandeja, se armó un despelote y todo el mundo dejó de mirar el partido. Era un tumulto muy grande, todos siguiendo a una persona que no llegaba a ver quién era. Después el mismo tumulto pero en la platea de abajo. Ahí vi que era Diego con no sé cuánta seguridad atrás y todos los asiáticos meta flash. Yo soy muy futbolero, así que me quedé viendo más la tribuna que el partido. Para sorpresa de todos, después del partido entró al vestuario y me vio a mí, con un hielo en la mano y el tobillo todo hinchado. Me dijo, “Lancha, ¿estás bien? ¿Vas a jugar?”. Claro, habíamos pasado de ronda, creo que jugábamos con Grecia. Después de ver a Diego quería saltar encima del tobillo. Obvio que le dije que sí. Ahí en el vestuario te saludaba y abrazaba. Las veces que me lo crucé siempre tuve la suerte de hablar con él. Anoche charlé con Diego Junior, con quien tengo muy buena relación, y justo hablamos de esto. Diego no sólo seguía el fútbol, era fanático del deporte en general, y mucho más de los argentinos. Por eso sabía los nombres de todos, que hacían y cómo les iba. Para mí fue un shock, pero sabía todos nuestros nombres y con quiénes jugábamos. Estaba viviendo en modo olímpico. Siempre pendiente de los resultados y todo lo que pasaba. Donde iba se robaba todas las miradas. Ese día fue muy especial, y es la mejor foto que tengo con él.
-¿Por qué te dicen Lancha?
-Mi primer auto fue un Ford Sierra bordó, al cual le decíamos la lancha. Era muy largo, como un lanchón. También teníamos un compañeros, Sebastián Porta, que a todo le decía lancha. Y ahí quedó, lancha, la lancha. Yo siempre fui Cabeza Delfino en Santa Fe, esto se vio en una nota que hicimos en el Cenard, creo que en un U21. Estaba Adrián Boccia diciéndome “Lancha, Lancha”. A esta altura de mi vida tengo dos apodos y no sé ni de dónde salieron la verdad.
-¿Con qué compañero de la NBA terminaste como amigo?
-En la NBA con quien más compartí fue Andrew Bogut durante mi etapa en Milwaukee. Hay muchos con quienes sigo hablando, como Andrea Bargnani, pero como con Andrew, ninguno. Nos vemos muy poco, casi siempre estamos cada uno en una punta del mundo, pero una amistad es mucho más que estar cerca. Compartimos mucho con el “aussie”, como le digo yo. Cada tanto seguimos hablando, él es más chico que yo pero ya se retiró, y cada vez que me ve que juego me carga.
-¿Extrañas agarrar a Harden de la barba?
-Fue una sola vez, o dos. Una cosa de reírse. La barba de James tiene vida, lo he contado varias veces. Cuando come siempre le queda algo. Esa barba debe ser como el joystick que lo maneja, porque jugando es una bestia. Es uno de los mejores jugadores con los que he jugado. Mi hijo cuando lo ve me pregunta “¿vos jugabas con este?”. No me creen. Es un crack. Es ese tipo de jugadores que van cambiando reglas porque marcan muchas diferencias. No lo pueden parar. ¿Te hace 50 puntos porque va a la línea de libres? Te los hace porque juega bien. Es de los mejores que tuve a mi lado. No el mejor zurdo, porque tuve a mi lado al peladito, pero la rompía toda.
-¿Qué te dicen tus hijos cuando les decís que jugaste con esos fenómenos?
-No me creen. Los mellis están en un estado de confusión muy grande, porque pasamos de hablar de Harden o Kevin Durant a que me pregunten cuándo jugamos con Oklahoma, o ven la tabla de posiciones donde está el Pesaro y mi hija me pregunta dónde están los Lakers. Les tengo que explicar que papá no juega más ahí. Me da miedo preguntarle a mi hijo por quién hincharía si yo juego contra LeBron. A veces hasta me hace hinchar a mí por LeBron. No es que no lo quiera, hasta compartimos draft y mis primeros años fueron también los suyos. Él siempre la rompió toda. No es santo de mi devoción pero lo admiro mucho. Ahora que mi hijo es hincha de LeBron tengo que hacer fuerza por los Lakers. Estoy contento de que le guste lo mismo que a mí, uno por los hijos va haciendo muchas cosas que nunca pensó que haría.
-Muchos en el chat hablan de la volcada a KD. ¿Se la mostrás a tus hijos para que te crean?
-Se la muestro a mis compañeros para que vean que alguna vez la volcaba. Abro YouTube y la encuentro muy fácilmente. Saltaba bastante, pero hoy mi despegue es bastante menos y me dedico a hacer otras cosas. Me han preguntado muchas veces por esa jugada, y hay personas que creen que tengo miedo de verla, o que me trae malos recuerdos por la lesión, y no es así. Es una de las jugadas que más mira mi hijo, y estoy muy contento porque de los nueve años que estuve en la NBA jugué en ocho, el último estuve sólo en el roster por la lesión, pero así y todo es un orgullo. Miro para atrás y me parece increíble pensar en que estuve en la mejor liga el mundo. Pegaba piñas, coscorrones, porque estaba ahí compitiendo en la NBA. Soy un privilegiado por haber competido codo a codo con los mejores del mundo durante tantos años. Hoy en día sigo jugando y lo hago en modo amateur en cuanto a lo que es mi amor por el básquet, porque en ese momento estaba tocando el cielo con las manos. Hacía lo que más me gusta y estaba en el momento top de mi carrera. No es que ahora esté viviendo una pesadilla ni mucho menos, pero estoy mucho más terrenal. Me divierto, me pagan por hacerlo, pero es totalmente distinto. Me permito ver esas jugadas porque no me cae una lágrima, me pone muy orgulloso ver el trayecto que tuve.
-En el chat recuerdan una vez que te confundieron con el árbitro de fútbol, Germán Delfino. Parece que se armó algo grande.
.Fue en un superclásico. Ese día me llegaron puteadas, amenazas, de todo. Yo no tengo ningún parentezco con Germán, pero me hizo dar cuenta de todo lo que sufren los árbitros y lo expuestos que están en esos partidos. Después se hicieron memes, mucha gente se rió, hasta me llamaron de una radio. Se hizo una cosa muy grande pero quedó como historia.