Algunas impresiones del Juego de las Estrellas de la NBA, luego de la jornada del sábado, con el concurso de volcadas que ganó Blake Griffin (Clippers). Este domingo a las 22, televisado por Space, juega Manu Ginóbili en el equipo del Oeste. Un espectáculo impresionante.
Y encima es en Los Angeles. Todos los condimentos para suponer que se trata de una superproducción cinematográfica de Hollywood. Saltos desde la línea de tiro libre, suspensiones impresionantes en el aire, volcadas simultáneas en dos tableros, hasta con tres pelotas, con medio brazo adentro del aro… Pasar un auto por arriba como si fuera simple, con un coro cantando a pocos metros. Despliegue impresionante, luces, invitados de lujo, mucho show, mucho mucho, todo en abundancia.

Pancho (28 años, abogado), piensa en los millones de dólares que se deben recaudar sólo con los mensajes de texto que se envían desde los celulares para votar por el ganador del concurso de volcadas del All Star Game de la NBA. Juan (28, licenciado en marketing), anticipa cada detalle organizativo. Maxi (21, cantante) queda tan entusiasmado que este domingo irá a ver básquet en vivo, al puntero de la Liga Nacional, Obras Sanitarias.

Desde este rincón en el Sur del continente, a través de la señal de Space, semejante espectáculo no es tan lejano, no es tan ajeno, sino todo lo contrario. La presencia de Emanuel David Ginóbili nos hace sentir más cerca, atentos, con entusiasmo particular. Aunque ya parece normal, cotidiano, no lo es: la presencia de los argentinos en la NBA no deja de enorgullecernos inmensamente, de generarnos una alegría inconmensurable.

Rodrigo García
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