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Gloria del básquetbol santiagueño, jugó 12 Campeonatos Argentinos e integró la Selección Nacional en el Sudamericano de Lima en 1963. Tenía 70 años, sufría de diabetes y falleció el miércoles en su ciudad natal. Reproducimos la nota del periodista Roberto Vozza.
Tras un agravamiento en su ya quebrantada salud, el miércoles 4 de mayo dejó de existir Carlos Enrique “Inqui” Ríos, quien hace poco había cumplido 70 años de edad. La diabetes declarada en los ultimos ocho años fue mellando progresivamente la salud de aquel hombre físicamente fuerte y temperamental en el básquetbol.
“LA COLUMNA DE O.R.O.” EN WEBASKETBALL (EL JUGADOR EN EL RECUERDO): El temple del “Inqui” Ríos
El periodista Roberto Eduardo Vozza, gentil como siempre, entrevistó al protagonista, investigó y redactó esta nota:
La proyección y fama del básquetbol santiagueño en el concierto nacional, desde que desembarcó por esos lares en 1922 y con su participación en el Campeonato Argentino a partir del torneo “Estímulo” que ganó en 1932, tuvo tres etapas bien notorias.
Desde ese año y hasta 1940, fue el momento del surgimiento y la consolidación. Aquí se logró el primer título en 1937, con nombres como los hermanos Raúl y Carlos Sánchez y el mítico Rafael Lledó.
Desde comienzos de los 40 y hasta fines de la década del 50, será el encumbramiento. Fue campeón argentino en 1948 y se agregaron estandartes como los olímpicos León Martinetti y Arturo Ruffa, José María Venturini, Paco Barrientos y Carlos Cisneros.
La década del 60 fue de renovación y aparición de importantes figuras. Alfredo Tulli, Gustavo Chazarreta, Benjamín Arce, Roberto Villalba, José “Quebracho” Torres y Carlos Enrique Ríos renovaron la enorme pasión local que había por el juego y la llevaron a su apogeo. Fue su era más exitosa, ganando en 1962 y 1968. Consiguió además dos subcampeonatos (1960 y 1964) y tres terceros puestos (1961, 1969 y 1970).
Esta simple reseña de las posiciones a nivel nacional confirma que los años 60 marcaron el mejor momento del básquetbol de Santiago del Estero, el deporte con mayor arraigo en la provincia, de más repercusión y movilización popular.
En esta etapa Carlos Enrique “Inqui” Ríos fue uno de sus protagonistas principales.
Nació el 6 de febrero de 1941 en la capital santiagueña. Proviene de una familia prolífica: diez hermanos, cuatro de ellos varones. Son Hugo, él, Federico y Mario, y todos jugaron básquetbol a su tiempo, como en su juventud el padre Ramón “Pashira” Ríos, que fue además un destacado pelotari de frontón. “Mi apodo familiar debe provenir de la deformación de Enrique con sonidos de la lengua quichua”, aclara el “Inqui”.
Plazoleta Mitre fue una entidad que nació por desinteligencias con la dirigencia del Inti. A una cuadra, en 25 de Mayo y Mitre, se levantó su cancha de polvo de ladrillos y allí estuvo hasta su desaparición. “En ese club, desde 1952, aprendí los secretos del juego en sus divisiones inferiores. Después hubo una reconciliación y entonces mi papá, en 1955, nos llevó a Hugo y a mí al Inti”. Desde cadete saltó a la primera, donde debutó a los 15 años.
Hugo Ríos jugó posteriormente en Buenos Aires, en Atlanta, a la par de Benjamín Arce. Era muy habilidoso y se ganó el apodo de “El Mago”.
En el Inti Club (significa sol en quichua), que se fundó el 21 de agosto de 1931, la dupla de los hermanos Ríos alcanzó fama con el empuje dirigencial del enorme Oscar Alfaro. Fue el período más exitoso de la divisa auriazul. Con el “Inqui” ganó el Campeonato Oficial de Santiago del Estero en 1955, 1956, 1957, 1958, 1962 y 1963.
En ese plantel, junto a los Ríos, Paco Barrientos y Jorge Saad eran los hombres más experimientados y notorios, completando Ramón Martínez, Aníbal Giménez, Manuel Leguizamón, Juan Small, Dante Acosta y José Butiler.
El Inti se caracterizó siempre por ser un equipo aguerrido y el “Inqui” encajaba a medida por temple, fortaleza física y talento. Con 1,86 de estatura, corpulento y temperamental, era el rebotero en ataque por excelencia y un efectivo lanzador de corta y y media distancia, tirando tanto desde los laterales como del centro. Jugaba de delantero, hoy sería un cuatro (ala pivote).
Ríos completa: “Estaba siempre allí, entrando y saliendo de la zona rival con velocidad y ubicación clara para tirar. Cuando Casimiro González Trilla nos preparó para el Campeonato Argentino de 1968, aprendí a defender y me hice jugador de toda la cancha”.
Dos veces ese Inti logró ser campeón del entonces Campeonato Argentino de Clubes Campeones, En Córdoba 1957, en final ganada al Unión de Santa Fe de Orlando Peralta, y en Santiago del Estero 1959, haciéndolo de manera invicta. En esa oportunidad postergó al Arizu mendocino de Cecilio González, al Rivadavia Juniors santafesino de Aníbal Bolzico y reforzado por Ricardo Crespi y al Villa San Martín chaqueño de Carlos Lutringer.
A comienzos de la década del 60 en Córdoba surgió la onda de armar grandes equipos (así surgieron “Las Estrellas Blancas” de General Paz Juniors, por ejemplo) y en 1961 Ríos pasó a Atenas, pero debió regresar al año siguiente para cumplir con el servicio militar. El Inti lo reincorporó a sus filas.
Paco Barrientos fue su maestro, compañero de equipo y director técnico. No tiene dudas: “El Inqui fue uno de los mejores atacantes que tuvo el básquetbol de Santiago del Estero de todos los tiempos, conjuntamente con Benjamín Arce y Ernesto Palazzi. Además: buena persona”.
Uno de los choques más exhultantes y de mayor ruido que se recuerda en el básquetbol santiagueño fue la serie final al mejor de tres partidos, para definir el título de 1963, que protagonizaron Juventud y el Inti. Por un lado, la base de la Selección local: Alfredo Tulli, José Flores, Roberto Villalba, José Torres y hasta Rafael Lledó, tratando de volver a los 40 años luego de su enfermedad. Por el otro: el Inti, con la bandera del “Inqui” Ríos. Clavó 44 puntos en el partido decisivo y fueron campeones otra vez.
También en 1963 fue internacional argentino en el 20° Campeonato Sudamericano de Lima, Perú. Lo dirigió José Domingo “Paco” Barrientos y éste fue el plantel: Miguel Ballícora, Norberto Battilana, Ricardo Crespi, Alberto Desimone, Zoilo Domínguez, Atilio Fruet, Raúl Iríñiz, Carlos Lutringer, Carlos Mariani, Carlos Ríos, Antonio Tozzi y Alfredo Tulli.
Terminaron cuartos del campeón Brasil, con cinco victorias y tres derrotas.
El torneo se jugó por puntos, todos contra todos. La campaña fue así: vs. Chile 65-62, vs. Bolivia 70-59, vs. Paraguay 64-58, vs. Uruguay 65-79, vs. Perú 65-77, vs. Colombia 72-49, vs. Brasil 58-82 y vs. Ecuador 93-67.
Para 1964 y 1965 lo llevó el Firmat Football Club y en ambos años fue campeón del Apertura y del Anual firmatenses. En 1967 la nueva dirigencia del Inti no aceptó su retorno, por lo que se ligó a Juventud hasta su retiro en 1972.
Con Santiago del Estero jugó doce Campeonatos Argentinos, entre Bahía Blanca 1957 y Corrientes 1971. Fue campeón en Posadas 1962 y Santiago del Estero 1968. La primera vez lo tuvo como protagonista directo de aquella dramática definición a orillas del río Paraná que él mismo la evoca:
“Faltaban 12 segundos, Córdoba nos ganaba por un punto (78-77) y además tenía la pelota… Repuso Hugo Olariaga intentando darle a Marcelo Farías. Yo adiviné el pase interceptando su trayectoria con un cachetazo. El balón fue al medio de la cancha y terminó en las manos de Ernesto Palazzi. La tomó y convirtió como una ráfaga. Pasamos a ganar por uno. El equipo de Córdoba y todo el estadio quedaron paralizados. En la nueva reposición Federico Hausberger, anonadado por la sorpresa, sacó mal al pisar la línea. Reiniciamos y me cometieron foul. De los dos tiros libres, emboqué uno. Final: ganamos 80-78 y nos consagramos campeones argentinos con el equipo al que menos confianza se le tuvo al salir de Santiago…”.
Con tres hijos y seis nietos, el “Inqui” -un tipo sencillo, amable y bonachón- se repone de un cuadro diabético severo. La herencia ya dio sus retoños: Gastón Ríos, de 13 años, uno de sus nietos, mantiene vivo el fuego sagrado del básquetbol y juega en las divisiones inferiores de Quimsa.
Fuera del básquetbol integró los cuadros administrativos de la Policía provincial, llegando a comisario, y durante dos años presidió la Mutual del Centro de Jubilados y Retirados de la repartición, entidad donde a diario sigue prestando servicio como tesorero pese a su enfermedad.
Es que, como en la cancha, el temple es el compañero inseparable del “Inqui” Ríos para afrontar la vida.
Fuente: webasketball.com.ar (agradecemos la gentileza de Osvaldo Ricardo Orcasitas).
Foto: nuevodiarioweb.com.ar
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