Aquel combinado nacional quedó en la memoria gracias al noveno lugar que logró en el Mundial de Brasil 2006. Hoy, 15 años después, sus protagonistas reconstruyen aquella campaña en diálogo con Prensa CAB.
“En ese momento, cuando terminó el torneo, nosotros estábamos entre los 10 mejores del mundo. Argentina, el básquet femenino, estaba entre los 10 mejores del mundo, una cosa impensada cuando empezamos a trabajar por el básquet femenino, igual que el de ahora, no había accedido al profesionalismo. Teníamos muchas jugadoras que trabajaban y estudiaban, salvo las que se podían ir al exterior que era las que se dedicaban al 100% o full time a la práctica del básquet”, aseguró Eduardo Pinto, entrenador de la Selección Femenina en aquel inolvidable Mundial Femenino 2006. El torneo celebrado en San Pablo, Brasil, es el recuerdo más destacado de la Selección Mayor Femenina de Argentina en lo que a resultados respecta, ya que este grupo de jugadoras finalizó en la novena posición, entre 16 equipos, y registró así el mejor resultado de nuestro país en mundial femenino, hasta el momento.
El camino al logro
“Generalmente con todos los equipos empezábamos a concentrar en el mes de febrero y ahí hacíamos 10 días, después al otro mes nos volvíamos a juntar y así todos los meses hasta llegar al momento del torneo. Y este equipo venia en ese proceso no solo para este torneo sino también de torneos anteriores, entonces la experiencia de las jugadoras y la edad óptima de muchas de ellas, porque combinamos juventud con jugadoras de mucha experiencia, sumado a esta acumulación de preparación a lo largo de años creo que desembocó en tener un equipo muy bueno”, analizó el entrenador al reconstruir aquellos años.
Natalia Ríos recuerda los instantes previos al evento en diálogo con Prensa CAB:
“Fue de un gran nivel e intensidad, con un cuerpo técnico que estaba en cada detalle. Hubo una particularidad en esa preparación, que fue la organización por parte del equipo, las mismas jugadoras coordinamos una gira por Argentina para jugar amistosos contra la selección de Cuba. Hoy por hoy, es muy raro ver una Selección que va a jugar un mundial organizarse sus propios amistosos, para poder tener competencia y a la vez llevarse un viático. Pero esa era nuestra realidad en esa época, ese equipo estaba listo para ir por todo, unidas trabajamos contra todo pronóstico y adversidad”. Al recordar este suceso Pinto aportó:
“La confederación en ese momento nos dio la posibilidad de que venga el equipo de Cuba y nosotros organizamos unos partidos, mejor dicho fueron las chicas que se preocuparon en organizar, si mal no recuerdo, tres partidos. Uno en Gualeguaychú, otro fue en Rosario y un tercer partido acá, en Buenos Aires. Cuba era en ese momento un equipo que estaba entre los mejores 10 del mundo y eso nos sirvió mucho para elevar nuestro nivel competitivo y ponernos a la altura del torneo e incluso también para hacer equipo, para que se junten detrás de ese objetivo.”
Un noveno puesto consagratorio
“Nosotras llegamos al Mundial sabiendo la zona difícil que teníamos, primer partido con Brasil y siendo local. Pero estábamos muy tranquilas porque sabíamos la preparación que habíamos hecho”, aseguró Alejandra Fernández, otra de las integrantes del plante.
Argentina debutó en el Grupo A con una ajustada derrota por 69-71 ante las anfitrionas: a falta de 10 segundos para el final el encuentro estaba empatado en 69, en un contraataque rápido Brasil suma un doble clave para la posteríos victoria, con solo 4 segundos en el marcador Argentina repone velozmente, Sandra Pavón pasa la mitad de cancha para encuentra a Laura Nicolini, quien hace dos pases y tira una bandeja pasada que al no llegar a destino impide la posibilidad de jugar un overtime.
"Hoy con el paso del tiempo, quizás hasta a nosotras nos sorprendió encontrarnos en esa situación de poder ganar el partido", confesó Fernández.
En el segundo partido llegó la primera victoria, nada más y nada menos que un batacazo ante España por 77-64.
“Sabíamos que sería un partido durísimo, ellas con grandísimas jugadoras. Siempre los equipos europeos son duros, pero nosotras veníamos de la derrota con Brasil y estábamos seguras del trabajo que estábamos haciendo. Tomamos muy bien a Amaya y quedó fuera de juego. Eso también nos llevó a conseguir ese gran resultado”, analizó Fernández. Las líderes en aquel encuentro fueron Gisela Vega con 24 puntos y 12 rebotes, y Marcela Paoletta con 6 asistencias.
Para pasar de fase Argentina estaba obligada a vencer a Corea y así lo hicieron, se quedaron con la victoria por 73-64 nuevamente con Gisela Vega como goleadora sumando 25 puntos y 8 rebotes.
Ya en segunda ronda Argentina formó parte del Grupo E junto a España y Brasil, con quienes no se enfrentó por haberse cruzado en la primera ronda, y otros tres equipos de gran poderío: Canadá, Lituania y Australia. En primera instancia consiguió una victoria clave por 62-58 ante las de Norteamérica, mientras que en su segundo cruce cayeron por 47-62 en un polémico encuentro ante Lituania:
“Fue un golpe duro lo de Lituania. Nosotras terminamos primeras en la fase de grupo, el equipo estaba muy bien. El tema de Lituania es que llegaron tarde a un juego y debieron quitarle los puntos. En el congreso, los dirigentes debían votar por sí o no, el caso es que nuestro dirigente no entendió o no sé qué pasó y le dieron los puntos a Lituania. Dejándonos afuera por la pelea del 8º al 4º lugar”, recordó Fernández.
Sobre este acontecimiento Eduardo Pinto detalló:
“Ahí hubo una irregularidad, porque el equipo de Lituania tuvo un problema administrativo y no llegó a tiempo al torneo entonces no estuvo en el primer partido. Le hubiera correspondido darle el partido por perdido por 2-0, pero FIBA decidió dárselo 2-1 como si se hubiera presentado. Si le hubiera dado 2-0 nosotros hubiéramos accedido a estar del 5 al 8”.
Finalmente el cierre del grupo fue contra Australia, juego en el que cayeron por 49-83.
“El poderío de Australia era de un nivel extraordinario. De hecho terminaron saliendo campeonas ganándole la final nada menos que a Estados Unidos. Nosotras veníamos con mucho desgaste de los partidos anteriores y, en particular, del día precedente contra Lituania. Recuerdo que físicamente fue muy intenso. Siempre fuimos conscientes de nuestra debilidad en altura y tamaño, lo cual teníamos que suplantar con intensidad y agresividad defensiva y eso en torneos de juego de casi todos los días se sufre mucho y cuesta recuperar. Australia sólo demostró que era el mejor equipo del torneo”, aseguró Natalia Ríos.
Sobre esta identidad de juego agresivo y desgastador, el entrenador Pinto comentó:
“Era un equipo que defendía al límite, una defensa muy física. Recuerdo que en los dos primeros partidos, con Brasil y con España, en la conferencia de prensa los entrenadores de los equipos oponentes se quejaban de que defendíamos casi al full o al medio full y yo les conteste que si no defendíamos así no teníamos oportunidad de pelear el partido. Brasil lo perdemos con la pelota en el área y a España luego le ganamos. Eso creo que es una marca del equipo, donde estaban excelentemente en la parte física. En ofensiva teníamos jugadoras, por ahí no de mucho peso debajo del aro, pero si que acompañaban en el poste bajo que se abrían y lanzaban, que realmente le creaban grandes problemas a los equipos oponentes para defenderlas”.
Ya en la definición de los últimos puestos, del 9º al 16º, y sin poder aspirar a las medallas, la Selección Argentina venció a Cuba por 76-73 y nuevamente a Canadá por 74-57. Cerró el campeonato con un récord de 5-3 lo que le permitió quedarse con el noveno puesto en la tabla final del torneo, el mejor resultado para Argentina en la historia de los Mundiales femeninos. Gisela Vega fue la goleadora del equipo con un promedio de 16,8 puntos por encuentro, seguida por Natalia Ríos con 11,6 y Veronica Soberon con 10,3.
“Hasta el día de hoy, después de 15 años, podemos repetir una vez más que fue un resultado histórico para el básquet femenino. El equipo lo vivió con mucha alegría, fuimos muy felices. Fue un logro de un trabajo en conjunto, merecidísimo por donde se lo analice. Finalmente el básquet femenino empezaba a tener difusión, mucha gente amante del básquet soñó junto a nosotras y ese Mundial se recuerda como una de las mejores performance. Orgullosa de haber sido protagonista, de haber pertenecido al noveno puesto del Mundial 2006 junto a ese grupo impecable de personas”, aseguró Natalia Ríos sobre el certamen.
Mientras que Alejandra Fernández recuerda:
“Ese fue mi tercer Mundial, siempre disputar un torneo de esa magnitud con la celeste y blanca es un orgullo. En ese momento sabíamos que era importante lo logrado, pero con el tiempo comprendimos que cada vez será más difícil lograr o superar ese puesto en un Mundial. Orgullosa de ese equipo, que sin nada, organizando la gira con las cubanas, conseguimos los micros y hoteles, vendimos las entradas y conseguimos hasta un pequeño viático para cada una”.
Al concluir, Pinto recalcó:
“Fue el equipo de mayores que hizo el mejor papel en la historia del básquet femenino en un Mundial. Haberle ganado a España, haberle ganado a Canadá dos veces, ellas tenían jugadoras de WNBA, haberle ganado a Cuba en un partido muy cerrado, éramos dos equipos que nos conocíamos un montón por la gira, y haber jugado de igual a igual con Brasil que era un equipo que se armó con muchas estrellas como para llegar a estar entre los cuatro primeros lugares, creo que todo eso aumenta o engrandece más el logro de haber quedado novenas”.
El Plantel
Las 12 destacadas integrantes fueron Laura Nicolini, Verónica Soberon, María Cecilia Lineira, Natalia Ríos, Alejandra Chesta, Paula Gatti, Marcela Paoletta, María Alejandra Fernández, María Gimena Landra, Carolina Sánchez, Sandra Pavón y Gisela Vega. El cuerpo técnico liderado por el entrenador Eduardo Pinto estuvo conformado por Cristian Santander (asistente), Gabriel Gusso (preparador físico), Fabián Spinelli (médico), Raúl Osores (utilero) y Carlos Álvarez como jefe de equipo.