Del club de barrio en Moreno a la escena internacional. Crecer casi sin darse cuenta. La Academia NBA, el Federal con 16 años, el salto a la Liga y el deseo de representar al país en el Mundial U19 de este año.
Finalizó la primera concentración de la Selección U19 masculina, que se prepara para el Mundial de Letonia. La semana de intenso trabajo sirvió para volver a reunirse con la camada. Si bien el grupo trabajando desde U14, sufrió el parate obligado por la pandemia, que forzó la suspensión del FIBA Américas U18, instancia clasificatoria para el Mundial. De todas maneras, el grupo conducido por Daniel Farabello, que alcanzó el subcampeonato en el Sudamericano U17 de 2018, logró la clasificación gracias al ranking mundial que nuestro país ostenta en divisiones formativas.
Uno de los baluartes de la Selección compuesta, en su gran mayoría, por jugadores nacidos en el año 2002 es Federico Copes, escolta de 2m01 que viene de disputar su segunda temporada en nuestra Liga Nacional defendiendo los colores de Platense. El oriundo de Moreno es uno de los tres integrantes de la lista de Farabello que tiene experiencia en campeonatos mundiales. Junto a Mateo Díaz y Juan Francisco Fernández, disputó el Mundial U17 que en 2018 se disputó en nuestro país. Pero tanto Díaz como Fernández se desempeñan en España, por lo que no pudieron estar en la primera concentración. Por lo que transitó esta semana como uno de los referentes de un plantel con mucho talento en las posiciones exteriores.
Nacido en el seno de una familia con tradición deportiva, pero sin vínculo con el básquet, Copes comenzó su camino en el club Defensores de Moreno, a los siete años aunque de imprevisto. Su destino era otro, pero las distancias hicieron que se vincule con la naranja.
“Arranqué de casualidad. Me llevaron a básquet para que no le queden muy a trasmano a mis papás, porque tenían que ir de una parte de Moreno a la otra a buscarnos a mí y a mi hermana. Desde un principio me gustó y, sin tener conocimientos ni nada, me empezó a ir bien, entonces empecé a jugar en categorías más grandes”, arranca contando en una extensa charla con
Prensa CAB.
El cambio de club y el inicio de una era
Luego de ese inicio, para el chico se produjo un cambio de equipo que comenzó un romance. Federico pasó a Los Indios de Moreno, club en el que pasaría más de un lustro, en el que recibiría sus primeras convocatorias y en el que destacaría en el Torneo Federal a muy temprana edad.
“A los 11 años me cambié a Los Indios. Allí empezó todo. Se manejan muy bien en la formación y las categorías más chicas. Se trabaja en aspectos por fuera del básquet que te ayudan a formarte como persona. Priorizan la persona antes que el jugador”, relata.
“Siempre fui un chico divertido. En mi mundo pero carismático, siempre con una sonrisa. Lo que siempre me caracterizó desde U13 hasta ahora es que siempre estoy con una sonrisa en la cancha”, cuenta Federico, mientras repasa una anécdota que lo describe:
“Mi mamá me cuenta que en Defensores de Moreno me sentaba al lado del entrenador, le tocaba la remera y le pedía para entrar todo el tiempo”.
Las cosas empezaron a suceder rápido, fácil marearse ante tanto movimiento. Copes recibió su primera convocatoria para una preselección nacional a los 14 años. Dedicarse al básquet no estaba tan en sus planes hasta que llegó ese llamado.
“Lo primero fue darme cuenta que podía dedicarme a esto. Antes de la citación jugaba porque tenía mi grupo de amigos, porque me apasionaba y para divertirme. Pero cuando apareció la primera llamada tomé un poco de consciencia”, explica.
A ese episodio se le sumaron las convocatorias federativas.
“Después aparecieron las selecciones de FeBAMBA. Tuve algunos cortes cuando era más chico y un poco me frustré, pero cuando empecé a quedar me di cuenta que me gustaba en serio. Además, empecé a ver el Torneo Federal de Los Indios que tenía muy buen nivel y me gustaba mucho”, comenta.
Esa primera convocatoria fue con esta misma camada que concentró en el CeNARD la pasada semana. Un cuerpo técnico muy similar y muchos de los mismos compañeros.
“Fue llamativa, llegó de la nada, para empezar a entrenar para un Sudamericano que se jugaba dentro de tres años”, describe. Federico fue con Ramiro Stehli, su compañero en Los Indios.
“Éramos dos pibes de barrio, que nunca habían salido de Moreno y pasaron a concentrar chicos de todo el país. Fue increíble”, admite.
El año siguiente lo tuvo protagonizando un Argentino de Selecciones U15 -FeBAMBA cayó en semifinales- y un Argentino de Clubes contra equipos muy fuertes de todo el país. Algo poco frecuente para Los Indios, fue todo nuevo. Antesala para un 2018 absolutamente trascendental en su vida, un 2018 de un despegue inolvidable, que tuvo de todo, hasta la aventura de emigrar.
2018, el año de la explosión
El año empezó con el tradicional TBF U16 en Turquía, un torneo extraoficial que reúne a los mejores países de Europa y el mundo.
“El torneo en Turquía fue un golpe, creo que para todos los chicos de la Selección. Porque acá, dentro de todo, destacábamos cada uno en su posición y en su equipo, pero ir a un torneo así nos permitió darnos cuenta que había muchas falencias en nuestro juego, más que nada en lo físico. Chocamos con la realidad, básicamente. Creo que nos sirvió un montón, porque al volver cada uno empezó a trabajar más en su físico y en su técnica”, rememora.
A semejante experiencia se le sumó un acontecimiento inesperado, jugar un Mundial con una categoría superior y en su propio país.
“Las cosas me agarraban de sorpresa. Cuando me llamaron a concentrar con una Selección más grande, ni me imaginaba quedar. Jugar un torneo así, en casa y con toda la gente, fue de lo más único que pude vivir hasta ahora. Creo que supe aprovechar bastante los minutos que me tocaron. Nos pasó algo parecido al torneo en Turquía, nos dimos cuenta de todo lo que nos faltaba. Enfrentamos jugadores que ya están en la NBA, en la G-League o en las mejores universidades de la NCAA”, reconoce.
Como si eso fuera poco, en octubre de ese mismo año FeBAMBA fue campeón del Argentino de Selecciones U17 y Copes fue el MVP dando un año de ventaja y con promedios de 18.6 puntos y 5.4 rebotes en 31 minutos. Las participaciones en Turquía y en el Mundial pusieron su nombre en el mapa de las instituciones, tanto dentro como fuera del país. Abrió ojos y llegaron nuevos llamados, entre ellos, el de la Academia NBA con sede en México:
“Se pusieron en contacto conmigo y con mi familia después del Mundial de 2018. Nos gustó la idea y creímos que era la mejor decisión en ese momento, más que nada por la formación y por el entrenamiento. Jugamos el Argentino de Selecciones U17, salimos campeones con FeBAMBA y a la semana me fui a México”, informa.
El contraste de estilos fue inmediato, un básquet diferente que requería adaptación:
“Es un juego totalmente distinto. Hay un poco más de roce y adaptarse a ese juego es difícil, porque al primer pase o espacio mínimo que tengan, ellos están acostumbrados a tirar al aro. Yo la agarraba y quería seguir jugando pero no podía. Pero dentro de todo, me pude adaptar a eso, a pesar de que era muy distinto", analiza. Pero la experiencia fue breve, apenas dos meses, hasta fines de año.
“Volví por cuestiones personales, me costó adaptarme. Otro de los motivos es que no estaba decidido a ir al básquet universitario, y las Academias NBA están más pensadas para seguir ese camino”, repasa.
Vuelta país para jugar entre mayores
A su regreso, Los Indios lo recibió con los brazos abiertos. El equipo ya estaba disputando su temporada 2018-19 del Torneo Federal, que año tras año lo tiene como animador absoluto, pero no dudó en recibirlo con los brazos abiertos. Debutó un 25 de enero ante Lanús, uno de los grandes candidatos al ascenso. Y lo hizo con estruendo: 26 puntos en 26 minutos a los 16 años.
“Nunca caí que estaba en un plantel profesional. Cuando volví por ahí me costaba soltarme con los más grandes. Pero me tocó un grupo muy unido en el que se trataban a todos por igual. Y más que en el primer partido contra Lanús arranqué bien y con confianza. Cuando entró la primera pelota creí que iba a estar bien. En el Federal noté esa diferencia en lo físico, con respecto a los torneos que venía jugando”, recuerda.
Esa temporada, Copes disputó 18 partidos, cinco como titular, con promedios de 8.7 puntos en 20 minutos jugando entre mayores, muchos de ellos con pasado en ligas superiores. Esos meses le dieron la preparación necesaria para el próximo paso: la Liga Nacional.
“Tenía ganas de dar el salto para tratar de ganarme los primeros minutos en Liga. Con mi agente en ese momento, creímos que Platense iba a ser una gran opción. Que iba a tener minutos si me los ganaba. Al principio costó porque era dejar de pertenecer a Los Indios que era el club en donde había estado siempre”, explica.
En Platense las diferencias se notaron desde un principio.
“En un entrenamiento con un equipo de Liga el roce es doble. Parece que en la Liga no hay tanto roce como en el Federal, pero nada que ver. Los físicos son enormes. Ganarse un lugar en Liga es durísimo. Más aún considerando que me tocó un entrenador que hacía mucho énfasis en la defensa, que es algo por lo que no me caracterizo. Eso me costó un montón”, reconoce.
En su primera temporada, la 2019-20, Copes disputó siete partidos en Liga, pero su participación creció en su segunda experiencia. En la edición que acaba de terminar disputó 31 encuentros, cuatro de ellos como titular, con promedios de 3.8 puntos en 8 minutos y con un lugar fijo en la rotación de Alejandro Vázquez. Su máxima en la temporada fueron las 19 unidades que le anotó a Bahía Basket en el pasado mes de enero.
Mundial U19 y futuro inmediato
Finalizada su segunda temporada con Platense, Copes terminó su préstamo y aunque ahora es técnicamente jugador de Los Indios otra vez, ya está pensando en su próximo destino. “Estoy enfocado en hacer el esfuerzo para quedar en la Selección para jugar el Mundial y buscar el equipo para el año que viene, ya sea acá o en Europa. Si se puede dar la posibilidad de dar el salto a Europa, me gustaría mucho, estaría bueno”, cuenta.
Por lo pronto, el presente inmediato lo tiene con las miras puestas en el ser parte del plantel que disputará el Mundial U19, que se disputará del 3 al 11 de junio en Letonia. La preparación será intensa, pero la continuidad juega a su favor. Atravesar la adversidad construye carácter en las edades tempranas. La derrota en la final del Sudamericano U17, por la mínima diferencia, a manos de Brasil, dolió, pero también fortaleció lazos y convicciones:
“Hace mucho que venimos trabajando juntos, nos conocemos, hay un gran clima y nos llevamos muy bien. Haber jugado el Sudamericano U17 y perdido esa final por tan poco, hizo mucho más fuerte al grupo”.
Daniel Farabello destacó en más de una ocasión la profundidad de la camada en las posiciones perimetrales, ganarse un lugar no será tarea sencilla.
“Hay 12 jugadores en el perímetro que puede quedar cualquiera, pero eso está bueno porque genera que los entrenamientos sean de un gran nivel. Al fin y al cabo, los que estamos en esa situación estamos dando el máximo esfuerzo”, entiende Fede.
En esta primera convocatoria estuvieron ausentes aquellos jugadores que se desempeñan en el exterior, por lo que Copes es uno de los más experimentados del grupo, algo que lo moviliza hacia un lugar en el que no estaba acostumbrado.
“En esta convocatoria, que no están Mateo (Díaz) y Juan (Fernández), que son los dos que jugaron el Mundial U17 conmigo, me siento un poco más en situación de líder o de dar algún consejo. Nunca me había pasado, pero me estoy haciendo un poco más cargo”, concluye el escolta con la mente puesta en la experiencia internacional.