Pato admite “los nervios y el miedo” que tuvo al llegar a la concentración tras las lesiones en la temporada y ahora está con otro humor e ilusión. “En el grupo me protegieron y dieron tranquilidad mental”.
Patricio Garino se sienta y esboza una sonrisa cuando se le pregunta cómo está.
“Muy bien, por suerte”, dice y resume todo. El semblante es otro, desde que arribó a Las Vegas, luego de una temporada con muchos contratiempos físicos, y él lo sabe.
“Llegué con miedo, nervioso por mi situación, no sabía cómo iba a estar físicamente, si iba a poder trabajar a la par del grupo y cómo respondería a la exigencia. Creo que todos se dieron cuenta, porque no fui el Pato de siempre, alegre y jodón. Estuve en mi burbuja, hablando poco y centrado en lo mío. Pero, por suerte, el cuerpo técnico que tanto me conoce me llevó de menos a más y hoy estoy mucho mejor de lo que esperaba, con otro ánimo y confianza”, explica en charla con Prensa CAB.
-¿La pasaste mal esta temporada con Zalgiris? ¿Te agarraron dudas pensando en Tokio?
-Mirá, por momentos, pese a todo lo que pasó, estuve bastante bien. Yo me tuve que operar al mes y medio de estar en Lituania, pero como es algo ya casi rutinario en mi cabeza, no lo sufrí y volví a jugar. Pero, a las tres semanas, caí con el virus y me pegó muy fuerte. No tanto en los síntomas, pero sí en lo mental y lo físico. Me costó mucho volver. En 10/15 días me comí el músculo de una pierna y empecé con dolores. Ahí fue cuando la pasé mal y me agarraron las dudas pensando en Tokio. Pasé dos semanas en el gimnasio y no ganaba músculos. Y cuando volví, por querer forzar terminar la temporada, me desgarré y todo fue peor.
-Cuando terminaste, antes de Las Vegas, hiciste un trabajo en Madrid, luego de los casi cuatro meses de inactividad. ¿Te ayudó eso? ¿Cómo fue el proceso en Las Vegas?
-Sí, dos semanas en Madrid, pero me sentí incómodo, todavía rengueaba un poco y notaba que me faltaba fuerza. Pero, cuando llegué a Estados Unidos, fui despacio, gracias a lo que planificó nuestro staff, y eso me ayudó en todo sentido, me vino como anillo al dedo. Me dieron los días para acomodarme, para arrancar de a poco y eso fue clave. Sumé trabajos de fuerza y no sentí ni una molestia. Y ya empezar a entrenar con contacto, volví a sentirme bien. En las Vegas volví a ver la luz…
-Necesitabas sentirte físicamente bien.
-Claro, más allá de estar un poco fuera de ritmo o de timming, sentirme bien físicamente me cambió la cabeza. Primero estaba nervioso por los entrenamientos grupales y luego por los amistosos, pero cuando llegaron me di cuenta que estaba bien. En la cancha sentí que, más allá de algunos errores que habitualmente no cometo, no había perdido tanto.
-¿Podés profundizar cómo te sentiste en los amistosos?
-Con el correr de los minutos, me sentí bien, en especial con fuerza para defender, que es mi fuerte. Vi que podía saltar, hacer los pasos laterales, flexionar rodillas y bajar el culo. Todo eso fue una prueba, quería ver cómo me sentía, fui tanteando… Y terminé tirándome al piso, haciendo todo con normalidad, y ya pensando más en lo basquetbolístico, en las posiciones, la ocupación de espacios, en el timming…
-¿Y cómo se produjo el click mental que tanto se necesita en casos así?
-Y, mucho tiene que ver cuánto me ayuda este ambiente conocido, el estar con los chicos, con quienes llevamos años juntos, que son como mi familia, el estar con un el cuerpo técnico que me conoce tanto y el tener a Paulo (Maccari), el kinesiólogo. Todos los días me daban la tranquilidad mental que estaba protegido.
-¿Qué te dijeron los chicos cada día para apuntalarte mentalmente?
-Nada puntual, el apoyo constante de los de siempre. En realidad, no todos saben lo que pasé esta temporada en Lituania. Pero tampoco es necesario. Con cualquier situación minúscula que me alienten, aunque sea una bandeja, suma un montón.
-Luis (Scola) dijo en conferencia de prensa lo importante que sos para este equipo y el capitán, lo sabemos, no regala elogios para nadie.
-Sí (se ríe), con Luis hablé mucho durante esta temporada, sobre mi situación, la suya, cuando el Covid-19 nos pegó fuerte a los dos. Luis siempre te hace llegar esa seguridad, aunque nunca te va a mentir, ni decirte para que estés bien ni no es así. Con Luis, si es blanco, es blanco, si negro, es negro. Pero en mi caso siempre me ha ayudado mucho.
-La gente te quiere mucho, te valora como pieza valiosa del equipo y te alienta por redes sociales. ¿Lo notás?
-Estoy un poco alejado de las redes sociales porque me hago mucho la cabeza, algunas películas de mí mismo y entonces decidí aislarme un poco y pensar más en mí, sin otras preocupaciones, pero igual se los agradezco mucho. Yo también me siento una parte importante del equipo, por eso tenía mis dudas al comienzo porque no quería pasar por una situación de ser un peso para el equipo o no estar a la altura. Por suerte, me sentí bien y, con el apoyo de los chicos, siento que como si no hubiese pasado nada en estos meses y ya estoy mentalizado en hacer un muy buen Juego Olímpico con el equipo.
-¿Sos optimista de hacer un muy buen Juego Olímpico, vos y el equipo?
-Claro. Por un lado, esta preparación, en este contexto, no ha sido la ideal, pero nos estamos amoldando, sin poner excusas. Claro que si hubiésemos tenido más amistosos o días de entrenamientos, estaríamos mejor. Pero eso no está y hay que adaptarse. Por suerte, desde el último amistoso, hemos entrenado mucho mejor.
-¿Qué conclusiones sacan de los amistosos?
-Que no estuvimos a la altura de lo que podemos hacer y que fue como una mojadita de oreja, como para despertarnos y ponernos a mejorar colectivamente.
-¿Se quedaron preocupados o están tranquilos porque esto ya pasó antes y pueden darlo vuelta?
-Ninguno de los extremos: ni no nos importa ni tampoco estamos preocupados o bajoneados. Nos pasa seguido esto en las previas, por distintos factores. Pero, en realidad, tenemos que tomarlo como medida para ver cómo está el equipo y qué podemos mejorar, aunque tomando en cuenta que estos partidos se juegan casi sin el scouting, un factor que siempre nos beneficia tanto y hay que tomar en cuenta situaciones personales, como mi inactividad, el contagio de Tortu y los nuevos jugadores que tienen poco rodaje con el equipo. Claro que, en un punto, nos da algo de preocupación, pero tampoco hay que exagerar. Tampoco pretendíamos tener el nivel del Mundial en un amistoso. Siento, en definitiva, que nos viene bien. Ya tenemos una concentración distinta y la certeza que debemos mejorar. En estos días estamos en ese camino.