Facu Campazzo disfruta de su sueño en Denver sin olvidarse de la Selección. "Me encantó ver el equipo joven en las ventanas", dijo. Dudas, sensaciones, análisis e ilusiones de un crack maduro para este desafío.
“Recién en estas horas me está empezando a caer la ficha, cuando me puse la camiseta de entrenamiento, cuando estuve con mis compañeros por primera vez y empecé a ser parte de este mundo. Pero aún me cuesta. Camino por las instalaciones, mirando todo, sin creer que realmente estoy acá. Es vivir un sueño. Desde aquellos días en el club Municipal de Córdoba en el que jugábamos con mis compañeros a ser los jugadores NBA, fuera Vince Carter, Jason Kidd o Steve Nash… Y ahora estoy acá. En un punto es muy loco”. Facundo Campazzo es así: genuino. Como en la cancha. Lo que siente, lo dice. Y, en este caso, no oculta que vive un sueño. A cada paso, en cada gesto, cuando camina por los pasillos o mira el estadio Ball Arena, muestra su emoción hasta con escalofríos. Es su esencia. Es uno más de nosotros viviendo un sueño, es la representación de cada pibe de club de barrio que toca el cielo con las manos. A días de su debut, este sábado a las 21.30 (hora argentina), en la cancha de Golden State, el cordobés se mostró auténtico en una charla a fondo con
Prensa CABB, en la que desnudó sentimientos y analizó lo que debe hacer para triunfar en la NBA.
-¿Por qué te decidiste por Denver?
-Primero, porque es un equipo de playoffs y eso me sedujo mucho. También el hecho que sea un conjunto bastante “europeo”, en el sentido que al DT le gusta ese juego y que sus dos líderes sean internacionales. Lo tomé más que nada por ese lado. Luego podemos sumar que la ciudad es linda, aunque no fue determinante. Como tampoco lo fue el tema del dinero.
-Te has especializado en derrumbar prejuicios y tapar bocas a lo largo de tu carrera. ¿Por qué creés que siempre te tienen de punto y vos has podido silenciar esas predicciones agoreras?
-El básquet es un mundo de gente alta, atlética, y cuando aparece uno más bajito es normal que aparezcan las dudas. Yo siempre lidié con esos comentarios y llevó años luchando contra eso. Durante muchos años puedo decir que jugué para cambiar eso, pero ya no. Tengo claro que no le voy a caer bien a todo el mundo, que habrá gente que no le gusta mi estilo o mi juego, que cree que no me irá bien. Yo respeto esa opinión, pero no está en mi cabeza. En mi cabeza está divertirme dentro de la cancha. Es ahí donde la paso bien, jugando a mi manera. Soy consciente que debo trabajar duro para luego poder divertirme dentro de la cancha y ayudar a mis compañeros. Eso y ver a mi mujer, mi familia y la gente cercana emocionados por lo que me está pasando, es el motor. Me deja claro que tanto sacrificio valió la pena. El resto no puedo controlarlo.
-¿Pero qué le dirías a aquel que ahora dice “vamos a ser si ahora puede en la NBA, con los mejores del mundo"?
-Que comparto, que vamos a ver (se ríe). Como en cada cambio grande, como me pasó de Córdoba a Mar del Plata y de Mardel a Madrid, tengo la misma sensación, de incertidumbre. Me pregunto si podré mantener en ese nivel en un equipo nuevo, en una liga nueva, en un mundo nuevo. Es así. En cada gran cambio están siempre estos temores, preguntas o dudas. Sé que la adaptación no será fácil y mi objetivo es achicar esos días de familiarización con todo lo nuevo. Pero, al fin y al cabo, el resultado final es un resultado. Lo único que puedo decir que tengo las mismas ganas y motivación que en mis otros pasos anteriores, sabiendo adónde llego pero también con qué.
-El juego FIBA es distinto al NBA y llegás a una liga poblada de grandes bases. Muchos dicen que te va a venir mejor el estilo. ¿Pensás así? ¿Y en qué cosas del juego deberás ajustar?
-Veremos si, como dicen, me viene mejor. Lo real es, como dijiste, que es diferente: un juego más dinámico, con una cancha más grande, con una pelota distinta, con una línea de tres más lejana, con diferentes reglas… Evidentemente voy a tener que evolucionar como jugador. Y adaptarme. Por ejemplo, tengo claro que no voy a tener tanto la pelota en la mano. En el Real podía parar el juego, tomar lectura, manejar los ritmos y acá será otra cosa. Necesitaré jugar más sin balón, correr mejor la cancha y saber ubicarme mejor, entre otras cosas. (Nikola) Jokic, por caso, sube la pelota y maneja el juego desde su posición. Entonces, yo deberé adaptarme a eso. En definitiva, evolucionar, agregar cosas a mi juego y encajar en el sistema. Pero lo veré cuando hable con el técnico, con quien todavía no lo hicimos.
-¿Pero no te hablaron de tu función, de cuánto piensan que podés jugar, si van a usar una doble base? ¿Eso no estuvo sobre la mesa cuando tomaste la decisión de aceptar la oferta?
-No mucho. Antes de contratarme, seguramente vieron 60 videos míos, de lo que hago bien o lo que hago mal, y qué de lo que hago puede mejorar al equipo. Yo voy a tratar de aportar desde mi mentalidad, desde la energía y mi defensa, como hice siempre. Construir desde ahí. Luego poder aportar en situaciones de pick and roll, en el ataque rápido, que fluya escuchando lo que quiere el coach. Está claro que no me va tocar tener la pelota como en el Real y Peñarol. Y deberé aprender. Pero bienvenido sea chocarme contra una pared. Por acá también vengo a aprender, a ser mejor jugador…
-¿Qué dudas tenés?
-Dudas siempre hay. La incertidumbre está, de cómo me irá. Porque también me puede ir mal. No encajar, no hacerlo bien. Lo tengo claro. Pero me deja tranquilo si trabajo duro, en el día a día, si me preparo, tendré más chances.
-Más allá del juego, la NBA es otra cosa, más que nada porque lo que hiciste antes sirve de poco. Les pasó a todos, hasta a Manu... No sé si hablaste con él, con Luis (Scola). ¿Estás preparado para eso, para volver a rendir examen?
-Sí, en un punto es volver a empezar de cero, lo sé. Sé que llegó a una liga nueva y debo demostrar. Hablé con Manu, Pablo (Prigioni) y Luis, pero más que consejos, ellos prefieren que experimente por mi cuenta, que sea mi propia experiencia. Eso sí, debo estar preparado. Como me pasó antes, cuando pasé desde Peñarol al Real y pasé a ser el tercer base. Debo empezar de nuevo, con la ilusión de imponer mi juego, sin perder el adn, mejorando mis cosas.
-Vas a ser rookie y los novatos tienen que hacer algunos favores. ¿Te ves llevando donas? ¿Ya te pidieron algún recado?
-(se ríe). No sé. Se hará, si es necesario. Si tengo que llevar una mochila de barbies. O un desayuno. No tengo problemas. Son cosas especiales que te ayudan a hacer equipo. Igual, es raro, porque seré rookie siendo el segundo más grande del equipo (se ríe)
-Vos siempre hiciste muy buenos dúos y ahora mucho se habla de tu dupla con Jokic, dos de los mejores pasadores del mundo, de los más inteligentes. ¿Te ves haciendo un desastre junto a él?
-Ojalá. Espero poder tener una química con él. Es un jugador increíble, que juega en cualquier posición, maneja los tiempos y hace mejores a todos… Voy a intentar adaptarme y disfrutar a su lado.
-¿Con qué fantaseas en la cancha?
-Un poco de todo. Eel día que me toque pisar el Madison o enfrentar a los Lakers en su casa. O a Boston. Hasta los Spurs, un equipo al que tanto vimos con Manu. Lo mismo que defender a (Steph) Curry o a (Damian) Lillard, mis rivales de mis primeros partidos. Alguien que me pellizque, ¿no? Nunca me lo hubiera imaginado. Mi mentalidad será de competirles, jugarles de igual a igual.
-¿Pero vas a desplegar tu juego físico, áspero, que tanta molestia generó cada vez que llegaste a un lugar, o como es la NBA, los árbitros son bravos y serás un rookie empezarás más tranqui?
-No. Voy a intentar hacer mi juego, defender duro y no guardarme nada. No por estar en la NBA voy a cambiar… Yo recién llego y tengo que hacerme un lugar, mantenerme. Entonces deberé intentar crear mi juego, en ambos costados de la cancha, como sea.
-Completá la frase: "mi ilusión es…"
-Disfrutar la experiencia, ser feliz, mantenerme y vivirlo al máximo. Hoy es un poco absurdo hablar de títulos, sobre todo para un primer año. El objetivo primordial pasa por disfrutar y pasarla bien. Y mantenerme, poder cumplir el sueño como quiero.
-Te paso a la Selección. ¿Qué te pareció que, ante la ida de Oveja, siguiera el mismo cuerpo técnico?
-Muy bien, porque te mantenés en una misma dinámica y mentalidad, sostenés una identidad y una comunicación constante que permite saber la forma de trabajar y jugar. Estos días estuve viendo los partidos de la ventana FIBA y noté un grupo unido. Fue emocionante ver cómo jugaban y festejaban luego de ganar cada partido, como lo hacemos nosotros. Es hermoso que, sin importar los nombres, uno puede ver esa dinámica en la que todos están felices en la Selección.
-Seguiste a la Selección, incluso el partido contra Chile desde el avión mientras viajabas a Denver. ¿Qué reflexión te merece esta nueva selección de la Liga, joven, con seis debutantes?
-Muy positivo. Es un paso más. Me encantó ver las caras de los que estuvieron ahí. Vestir la camiseta es una responsabilidad, una presión, pero que puede transformarle en algo positivo si el ambiente es el correcto, como se nota que se vive hoy. La presión, de esta forma, es disfrutable, no un peso. Y ahora me di cuenta que pasó eso. Además, que el seleccionado sea de jugadores de la Liga es muy bueno. Les permite mostrarse, demostraron que son jugadores de calidad. En resumen fueron dos muy buenas victorias, ante rivales duros, de buen nivel. Un paso más de este muy buen momento.
-Hoy tu prioridad es Denver, disfrutar este nuevo sueño, ¿pero qué te genera pensar en Tokio?
-Sí, claro, hoy pienso en esta experiencia NBA, la disfruto y quiero que empiece ya la temporada, pero a la vez Tokio está todos los días en mi cabeza, en especial por las noches. Siempre pienso en la Selección, aunque mi cabeza sea un caos de cosas. Es un Juego Olímpico, el último torneo de Luis (Scola), no puede haber algo más motivante. No veo la hora de volver a juntarme con mis compañeros. Siento que lo que hicimos en China fue increíble, pero que todavía tenemos cosas para dar. Nos queda energía, nafta. En Tokio será difícil. Porque todos nos conocen más. Los rivales estarán más preparados para enfrentarnos y deberemos dar otro salto de calidad, en el juego y la mentalidad. Pero siento que podemos.