JP ha tocado los extremos: lesiones y un tema cardíaco lo tuvieron en jaque, por un lado. El draft, su nivel en España y esta elección olímpica, en el otro. El alero reflexiona y cuenta cómo se ganó el lugar.
Juan Pablo Vaulet sabe lo que es estar en el "cielo y en el infierno". Lo que disfrutar y sufrir. Su carrera ha tocado los extremos varias veces. Tal vez por eso se mantiene tranquilo por fuera, aunque eufórico por dentro, luego de ser elegido como uno de los 12 jugadores que representarán a Argentina en Tokio. Como en 2014, cuando Pepe Sánchez fue a su casa para convencerlo de sumarse a Bahía Basket. O como en junio del 2015, cuando resultó elegido por los Nets en el draft de la NBA. Pero, claro, en el medio hubo lesiones que dificultaron el camino. Más de una. Incluso a mediados de 2018, cuando Brooklyn lo invitaron a la liga de verano de Las Vegas y no pudo jugar por un edema óseo en el pie derecho. O a fines de ese año cuando, a él y a su hermano Santiago, les detectaron una anomalía cardíaca que puso en duda la continuidad en el alto rendimiento.
De a poco, tras la salida de Bahía y la llegada a Peñarol (MdP), los hermanos Vaulet encausaron sus carreras y Juampi tuvo un nuevo despegue esta última temporada, en Manresa, nada menos que en la poderosa ACB, trampolín para volver a la Selección y hoy estar disfrutando ser uno de los seleccionados por Hernández.
“No tuve un momento que haya sido el peor. Realmente fueron muchos malos momentos, aunque también hubo de los buenos. Creo que de todo se aprende, a disfrutar el día a día, el camino, siempre rescatando cosas positiva y siguiendo para adelante. Hoy disfruto de este momento tan especial, el sueño de estar en un Juego Olímpico”, le cuenta el alero cordobés a Prensa CAB.
Hace un par de días, Vaulet era parte de la ronda en mitad de cancha tras el final del entrenamiento en el estadio en Las Vegas, cuando Oveja anunció los 12, sin mucho preámbulo. En realidad, los cortes que tenía que hacer para determinar el plantel definitivo.
“Fue una sensación de satisfacción, se me vinieron a la mi cabeza algunas imágenes de los últimos años, del trabajo que he venido haciendo por años, y sentí que todo ha valido la pena”, explica Juampi, quien reacciona cuando se le dice que está por disputar el torneo que siempre quiso jugar.
“Siempre tuve este sueño, estar en un Juego Olímpico, el torneo más importante que un deportista puede tener. Yo, desde chico, venía a la Generación Dorada, cuando fue campeón olímpico o logró la medalla de bronce. O a los NBA, cuando jugaban. Y soñaba con estar ahí algún día. Un poco es una locura, un momento especial. En mi carrera significa muchísimo, un logro inmenso”, reflexiona.
El proceso no fue sencillo. Vaulet llegó a Las Vegas como un "rookie", luego de sólo disputar dos partidos en las eliminatorias para China 2019 y participó en las ventanas clasificatorias para la Americup en febrero del 2020. JP era uno de los tres –los otros Bolmaro y Cáffaro- con poca experiencia dentro de esta nueva camada que viene junta desde 2015 y el camino hasta ganarse un lugar no sería fácil.
“Tenía claro que era nuevo en este grupo, que fue subcampeón del mundo y tiene una expectativa y una exigencia alta. Sabía que la forma principal para lograr un puesto era la actitud, energía, estar siempre bien predispuesto. Ya estar acá era importante, pero quería más. Me imaginé muchas cosas, el quedar o no quedar, pero todos los días traté de dar lo mejor de mí”, comenta.
-¿Sentís que quedaste por lo hecho en Manresa o lo que se vio en las prácticas? ¿En qué medida cada cosa?
-Creo que haber jugado la ACB y en Europa, con el protagonismo y el nivel que lo hice, me ayudó muchísimo para estar preseleccionado. Pero tenía claro que eso no alcanzaría, que debía revalidar todo en la previa, en los amistosos y en los partidos. Creo que fui de menos a más hasta ganarme este lugar. Aparte de ser un jugador polifuncional, que puede ayudar en varios costados de la cancha.
-Te llevo a los primeros días de entrenamientos. Cómo fue el llegar y el notar que no iba a ser fácil, por toda la información recibida, porque no conocías las jugadas y tal vez en ocasiones estabas perdido y sintiéndote un poco extraño.
-Me sentí nuevo en esos primeros días, sí. Este grupo lleva años jugando y yo tenía que aprender el estilo, los sistemas y adaptarme a lo que el cuerpo técnico quiere, que era distinto a lo que yo estaba acostumbrado. Sentía que debía adaptarme y, de a poco, me fui encontrando conmigo mismo, el lugar desde el que podía adaptarme y sumar para el equipo.
-Qué te costó más en esta preparación a nivel juego, entrenamientos, sistemas, y en qué sentís que estás mucho mejor dentro del grupo?
-Lo que más me costó fue el ritmo al que juega este equipo, pero creo que con el correr de los entrenamientos y partidos lo he ido agarrando. Yo era nuevo y no sabía bien con que me iba a encontrar. Me siento mucho más adaptado que el primer día.
-¿Con qué expectativa e ilusión llegaste a Tokio?
-Con la expectativa de ayudar al equipo desde donde me toque. Es un equipo que viene junto hace mucho y yo debo adaptarte y aportar donde más le sirva. En el grupo hay una expectativa más alta y yo sólo buscaré aportar mi granito de arena.