A pesar de reaccionar sobre el final, la Selección cayó por 72-65 ante el dueño de casa. Más allá de no subirse al podio, Argentina ganó mucho más que un puesto en este Premundial.
Lo que ganó Argentina en este Premundial U16 fue mucho más que una clasificación al Mundial del 2022. Y es que más allá de la derrota de hoy ante el local México (72-65), resultado que dejó al equipo sin chances de podio, la Selección demostró durante estos días en Guanajuato que hay material para esperanzarse, en el presente y de cara al futuro. Una joven camada que, si bien deberá seguir trabajando para continuar con su desarrollo, dejó en claro que tiene condiciones y talento, que no solamente adquirió un estilo de juego muy interesante y dinámico sino que también sacó a relucir en muchos momentos un carácter importante. No se pudo despedir del torneo con una victoria, pero no hay que perder de vista que el premio mayor ya se había conseguido el viernes con el pase al U17 de Hungría del año próximo.
De más está decir que este equipo quería colgarse hoy la codiciada medalla de bronce. Habría sido un cierre ideal, una despedida sonriente para la Selección. Porque si de meritocracia hablamos, Argentina tenía argumentos puros y suficientes como para anhelar subirse a ese tercer escalón. Solo en dos de las seis anteriores ediciones de los Premundiales U16 se había alcanzado un podio (2009 y 2017, en ambas tercera), pero más allá de intentarlo hasta el último segundo, el seleccionado de Pavón no lo consiguió y finalizó en el 4° escalón.
El local terminó pesando más porque tuvo un enfoque mayor y porque logró incomodar a Argentina la mayor parte del partido. Se respaldó en una defensa excelente, con una agobiante presión pero también con muy buenas respuestas adelante. Maciel, Navarro y Mendoza tuvieron una tarde en gran nivel, y Argentina, que llegó por un momento a ganar por 13, no pudo contener la reacción rival y a pesar de un final muy cerrado terminó cayendo.
Contra México ya hubo un antecedente reciente y con derrota, en el debut del torneo (66-58 el pasado lunes). Había sido un partido en el que Argentina había desplegado un interesante juego en el que reaccionó a un mal comienzo pero no había sido suficiente para festejar. Hoy aparecía una chance de revancha, y el equipo necesitaba plasmar su ADN: buen juego de pases, mucha intensidad y ritmo, una idea ordenada y coordinada, no negociar el rebote, y una alta concentración para defender cada pelota y generar chances en ofensiva.
El nerviosismo fue el factor que prevaleció en los primeros minutos. Es cierto que la propuesta defensiva de ambos tuvo un fuerte protagonismo, sin embargo las decisiones en ofensiva tampoco fueron las más acertadas, y dentro de ese trámite todo fue parejo.
Lo más interesante de Argentina, el momento en el que logró tener el control, se vio en los primeros 15 minutos de partido. Y es que cuando pudo acomodarse logró gravitar y sacar algunas diferencias. Fluyó en ataque, generó chances cerca del aro y eso le generó mayor confianza.
En ese tramo, lo mejor pasó por Delfi Cergneux, que con 17 puntos y 5 rebotes fue lo más claro que tuvo nuestro combinado. La entrerriana fue clave no solo en este partido sino que también a lo largo de todo el torneo, apareciendo como una de las grandes cartas que se pudieron explotar en el juego interior. Pero no fue la única: Maggi acompañó muy bien también, y lo que ofrecieron desde los intangibles (en defensa y rebotes) jugadoras como Giacone, Bourgarel, Hentschel, Espedale y demás, potenció ese momento albiceleste.
La Selección llegó a tomar una renta de +13, propia de dicho envión, pero fue entonces cuando México despertó y cambió definitivamente el juego: parcial de 14 a 0, con una asfixiante presión en defensa e intensidad en el contragolpe para tomar el control. Comenzó a tejerse entonces otro partido, muy diferente al del principio, más en el punto por punto, y con una figura como Maciel que fue imparable para Argentina.
Tan cambiante fue el juego que ya en el tercer cuarto el local lo pasó a ganar por once (54-43), y las U16 de Pavón entraron en un círculo de frustración y fastidio, del cual costó salir. Algunos arrestos de Amaya, Giacone, Bourgarel y Guglielmi abrieron la puerta de una esperanza de poder darle el vuelco al partido, pero en un trámite donde las desatenciones defensivas se pagaron muy caro fue México el equipo que terminó pesando un poquito más, por el enfoque y la rápida respuesta que siempre tuvo.
Más allá de que Argentina se puso a tiro de darlo vuelta sobre el cierre (llegó a ponerse a tan solo tres de diferencia), no tuvo premio al final y terminó siendo derrota. Sin embargo, para un equipo que hace casi dos años que no competía y una camada que devolvió a nuestro país a un torneo continental en esta categoría, el trabajo está más que realizado y cumplido.
ESTADÍSTICAS DEL PARTIDO
Fotografías: FIBA