El chico del momento ya sueña con estar entre los 12 olímpicos luego de ser el argentino elegido más alto en la historia del draft. "Es mi motivación diaria", dice tras contar las vivencias de una noche única.
La sonrisa lo dice todo. La boca se me amplía, los dientes brillan y la cara se le ilumina. Pasaron horas desde que escuchó su nombre y apellido de boca del comisionado Adam Silver, que lo convirtieron en el argentino que más alto es elegido en la historia del draft de la NBA, pero la felicidad aún se refleja en su cara. Ni siquiera se nota que apenas pudo dormir tres horas.
“Estoy todavía intentando creerlo, disfrutando a full este momento único. Ayer tuve muchos nervios y también una emoción muy grande, hasta se me cayeron algunas lágrimas… Fue algo muy especial que por años pensé que sería imposible y se dio”, explica este cordobés de 20 años en charla con
Prensa CABB en un vivo de Instagram.
-¿Con qué se compara esta felicidad?
-No sé (se ríe). Fue muy fuerte, una emoción inesperada. Una mezcla de sensaciones, se te cruza todo por la cabeza. No lo podía creer. Estaba sin entender nada, contento, muy feliz, pero a la vez nervioso y ansioso.
-¿Más nervios que en un partido, no?
-Sí. En un partido empezás a jugar y se van. Acá los nervios eran constantes y, además, dos minutos antes de que me eligieran no sabía qué iba a pasar porque esto es un dominó que se va armando... Cuando estaba el pick 22, mi agente me dice ‘vas en el 23 o en el 24 (NdeR: lo tenían los Pelicans)’. Ahí me puse muy contento y después fue todo muy loco: me dijeron que me elegían los Knicks pero inmediatamente me enviaron a Minnesota.
-¿No sabías que los Knicks te canjearían? Porque no habían estado en el radar…
-No, no sabía nada. Si me puse la gorra de los Knicks y me dijeron ‘sacatela que te vas a Minnesota’. Fue todo muy rápido.
-Y cuando te dijeron Minnesota, ¿qué pensaste? Habías hablado con Prigioni y la dirigencia antes del draft, imagino…
-Sí, había tenido entrevistas con ellos y a mí ya me gustaba el equipo... Incluso en la cena había hablado con mi representante y le dije 'quiero ir a Minnesota'. Y se dio, justo, increíble (se ríe). Los Timberwolves son una gran franquicia, en reconstrucción, que está haciendo las cosas bien y tiene un futuro increíble. Estar ahí, cuando me toque estar, va a ser un honor.
-¿Cómo fueron las charlas, quiénes estuvieron y qué te preguntaron?
-Estuvieron todos: Pablo (Prigioni), el entrenador (Ryan Saunders), Gersson (Rosas, el presidente, primer colombiano en ser presidente de una franquicia NBA) y el staff completo. Se mostraron muy interesados en mí y en esas entrevistas me preguntaron de todo, por mi familia, por cómo era yo dentro y fuera de la cancha, pero más que nada la personalidad y mis gustos. Del juego no mucho, porque ya habían visto en la cancha.
-¿Te dijeron que hace mucho frío en Minnesota?
-Sí (se ríe), pero también que es una ciudad muy linda y tranquila.
-Imagino que habrás tenido una charla con Prigioni, de argentino a argentino, que te habrá dado más detalles.
-Pablo me dijo que es un hermoso lugar, que el equipo tiene una mentalidad ganadora, que se entrena mucho y hay un gran futuro. Que esté él me da más seguridad y confianza. Como cuando fui a Bahía y sabía que estaba Pepe (Sánchez). Es un plus.
-Nada garantiza nada, pero que el equipo esté en reconstrucción con talento joven y haya un cordobés como vos y un colombiano que ama el talento argentino convierte el contexto como cercano al ideal, ¿no?
-Sí, claro, además también están los españoles Ricky Rubio y Juancho Hernángomez. Ojalá todos se queden y me ayuden a adaptarme mejor. Todo esto me hará sentir más seguro. Creo que es una gran franquicia para mí, que algún día podré ayudar a seguir mejorando.
-¿Cuál es tu idea: terminar esta temporada en Barcelona y luego ver si estás para dar el salto?
-Sí, ya me comunicaron desde Minnesota que no es para esta temporada. Entonces termino la actual en Barcelona y después se verá si voy a Wolves para la próxima campaña o si sigo un año más.
-Contá un poco las repercusiones que tuviste tras la elección. Imagino que te habrá explotado el teléfono…
-Sí, tremendo. Me llegaron mil notificaciones y al teléfono lo dejé un poco de lado porque quiero disfrutarlo. Es algo que no pasa todos los días.
-Hace unos meses, luego de la renovación de contrato, hablaste de que estabas concentrado en el Barcelona, que luego sería tiempo de pensar en el draft, como dando a entender que estabas pensando poco en la NBA. ¿Cómo fue cambiando eso a medida que se acercó la fecha?
-Sí, es verdad, hace unos meses era diferente. Nunca dejé de tener la cabeza en el Barcelona. Nunca perdí el enfoque, siempre trabajé duro, entrené todos los días y me entregué al equipo. Pero siempre una parte mía pensaba en el draft, cómo sería y en qué momento me elegirían. Cuando se fue acercando la fecha tuve más ansiedad y anoche directamente la emoción y nervios eran enormes, me superaron. Ahora recién estoy cayendo, es una gran felicidad.
-Imagino que anoche se deben haber cruzado mil cosas por la cabeza, porque tu crecimiento ha sido meteórico y tal vez te cueste creerlo.
-Es así. Todavía me cuesta, incluso caer que tengo 20 años y me ha pasado todo esto. Todo ha pasado demasiado rápido. Hace cinco años todavía competía en atletismo (se ríe) y hace cuatro vivía en mi casa de Las Varillas. Luego fue rápido el paso por Bahía y ahora, a los 20, estoy en Barcelona y elegido en el draft de la NBA. Es increíble, todavía me cuesta creerlo.
-Todos me han dicho que una de tus virtudes es que escuchás mucho a los de más experiencia, como Pepe Sánchez y Oberto, que sos abierto y maduro.
-Siempre estoy abierto a escuchar a todas las personas que me quieren aconsejar bien y demás, más si son cracks como ellos. Y hablando puntualmente de los que me han dicho, me quedo con el tema de la paciencia, el ir paso a paso y el trabajar en los detalles del juego.
-Imagino que entonces ahora estás aprovechando compañeros de mucha experiencia, como Mirotic y Calathes, igual que al técnico (el lituano Jasikevicius), todos estrellas mundiales.
-Sí, por la experiencia que tienen y, sobre todo, aprovechar que en el Barsa somos una familia. Me tratan muy bien, me integran y aconsejan. Ayer todos me desearon suerte y hoy me recibieron con aplausos en el entrenamiento. Sé que puedo contar con ellos para lo que sea y eso da seguridad. Además, esta temporada, con un rol más importante dentro del equipo, es todo mejor. Lo valoro y estoy muy agradecido por la confianza que me dan.
-Pepe Sánchez dice que tu juego y físico están hechos para el básquet actual y la NBA. ¿Pensás que es así, te gusta más el estilo NBA que el FIBA?
-(Piensa, se pone un poco nervioso). No sabría decir con que estilo de juego me siento cómodo. Yo intento hacer lo que puedo para ayudar al equipo, después las cosas van saliendo solas gracias al entrenamiento diario. Estoy enfocado en mejorar y hacerle bien al equipo.
-¿Pero ves la NBA, te gusta?
-Sí, la veo siempre que puedo, aunque por horarios es difícil porque los partidos son de madrugada. No tengo un equipo o un jugador en particular que siga. Pero gusta la competencia. En la Argentina la veía más, sobre toco cuando estaba Manu, mi ídolo. Pero ahora seguí bastante esta burbuja que se hizo en Orlando.
-Ahora no vas a decir que siempre fuiste hincha de Minnesota.
-(Se ríe) Noooo, siempre me gustó San Antonio por el estilo de juego y porque estaba Manu. Pero siempre vi todo, sin otras preferencias.
-Por último, la Selección y los argentinos. Hace poco Luca Vildoza sorprendía diciendo que uno de los beneficios de la suspension olímpica, de un año a otro, era que vos tendrías un año más de rodaje, que podían sumarte al grupo que fue subcampeón mundial. Nada mal, ¿no?
-No, la verdad que no. Tokio es una motivación diaria, nunca dejo de pensar en eso y ahora será una de mis metas nuevas. Sería un sueño cumplido, entreno cada día para poder lograrlo.
-Ya has enfrentado a Campazzo, Laprovittola, Vildoza, en esta nueva posición de base que ocupás. ¿Cómo han sido esos duelos?
-Muy buenos. Me gusta mucho jugar contra Facu, Luca y los otros argentinos. Nos hablamos y reímos mientras competimos. Es un placer jugar contra jugadores de esa talla y me obliga a mejorar en cada enfrentamiento. Que es lo que más quiero. Esta elección no la tomo como que llegué a un lugar. Lo debo tomar como un punto de partida, como una motivación para seguir mejorando, y estar listo para cuando me toque dar el salto.