El DT estuvo en el streaming de CAB y relató sus sensaciones por este reconocimiento, habló del cariño de la gente, de su corrida olímpica, de la fama como contador de cuentos y sobre su pasión por las plantas.

Fue un día especial para Rubén Magnano y el básquet argentino. Desde el viernes, el entrenador cordobés pasó a ser una leyenda, con su ingreso al Salón de la Fama de FIBA. Por eso, desde Prensa CAB, no podíamos dejar de invitarlo a que compartiera sus sensaciones en nuestra Noche de Twitch. “Sí, ha sido un día distinto, dentro de jornadas de mucho trabajo en esta preparación para ir a competir a Canadá (NdeR: es el coach del seleccionado uruguayo que disputará el Repechaje olímpico)... Sobre todo por la cantidad de mensajes que he recibido y que estoy intentando disfrutar. Es una distinción importante que me ha hecho parar, girar la cabeza y mirar el camino recorrido. Puede ser un momento donde he hecho una retrospección para ver lo que ha pasado. No es común en mí pensar en las cosas porque intento estar siempre un poco más desafiante, pensando en el ahora. Pero el ingresar en el Salón de la Fama me ha generado una reflexión y eso es lo más significativo. Y lo que primero me sale es agradecer a todas las personas que me ayudaron, desde mi familia hasta dirigentes, jugadores, entrenadores, muchos que me han acompañado en este trayecto”, fue su primer análisis en la charla con los conductores.

-¿Cómo le explicaría a su nieto Bruno lo que logró su abuelo?
-Ojalá se lo pueda mostrar yo en un viaje a España, a Madrid. Previamente haciéndole entender de que esto no es un mero momento, un mero lugar o una mera distinción, que es todo un trabajo realizado, una trayectoria, un camino, es mucho más que la distinción misma. Y ojalá que lo pueda comprender.

-¿Cuántas veces vio su corrida luego de la Palomita de Manu? ¿Qué le genera?
-Hoy, justamente, en una de las imágenes que muestra FIBA en el video del ingreso en el Salón de la Fama está justamente mi corrida, como una de las cosas curiosas que han sucedido en el básquet, no es para menos. Pero no me arrepiento (se ríe). Lo haría 150 veces más sin ningún tipo de tapujo, si se hubiese dado en esas condiciones, con esa adrenalina, con ese sentimiento, no se me cae nada por reconocer eso.

-¿Se siente querido por el pueblo argentino?
-Sí, yo creo que sí. No soy tanto mirar para atrás, a veces te pegan una bofetada y te hacen despertar un poco. Soy reconocido, la gratitud y el agradecimiento es lo que queda y yo eso realmente lo vivo. Me hace sentir muy feliz. Pero también soy cauto.

Finalizada la respuesta, Elías Mauro y Lucas Flossi, con ayuda de la producción, lo invitaron a compartir un video de un hincha para revivir un momento puntual del Preolímpico 2011, cuando Magnano visitó Mar del Plata siendo el entrenador de Brasil y recibió una de las ovaciones más impactantes que se recuerden en el país. “Fue extremadamente emocionante. Es uno de los momentos más gratos de mi vida como entrenador. Creo que no se tiene medida ese tipo de reacción de la gente. Que todo un estadio coree tu nombre, del reconocimiento que hablamos. Estimo que es otra medalla más. Te ataca mucho al corazón eso. Así que bueno, es difícil de explicarlo, incluso uno estando dirigiendo la selección rival… Los brasileños todavía no entienden la reacción de la gente de Argentina. Fue muy emocionante, muy interior, me sacudió muchísimo, pero es efímero porque a los pocos minutos había que jugar. Pero nadie te quita lo que te queda retumbando los oídos, y en la retina… Es muy grato", comentó.

Por último, como la transmisión intenta conocer lo que hay más allá, la vida o el lado B de los protagonistas, se lo consultó sobre su fama de ser muy divertido como persona, lejos de ser el entrenador serio y exigente que la gran mayoría conoce. “Como buen cordobés, hacemos ejercicio de contar cuentos. Son esas cosas que te distinguen en reuniones y el hecho de ser cordobés un poco te asocia a eso”, contó quien ha dado cátedra, según testigos, en asados y reuniones sociales. También contó cuál es su pasatiempo favorito por fuera del básquet. “Curiosamente me dedico mucho a mis plantas, a mi patio. Le presto mucha atención, ocupan un espacio del día importante y es algo medio terapéutico para mí. Es un momento bastante importante para mí, el poder conectarme con la naturaleza, armar mi huerto, con algunas verduras, cosas aromáticas, cactus, suculentas. Y hasta tengo mis lombrices que trabajan para producir el abono”, reveló.

Un Magnano auténtico. Lo máximo y lo simple. El entrenador y el ser humano.