El tránsito por su tierra culminó con sensaciones muy positivas, incluso con una prestación superior a lo imaginado. Además, las noches de amistosos volvieron a ratificar la sinergia de este grupo con el público. Con toda la madurez, y esa prodigiosa lectura del contexto, Emanuel Ginóbili analizó el momento de la selección en el cierre de la preparación para los Juegos Olímpicos.

Con una maraña de micrófonos y cámaras en la zona mixta del Orfeo, el ídolo habló tras el triunfo frente a Francia. En primera instancia el bahiense reconoció su bienestar por el andar de Argentina en los certámenes de Tecnópolis y Córdoba: “Si me decían que ganábamos un partido me hubiese ido satisfecho, terminamos ganado los tres acá y a Lituania, y jugando en muy buen nivel”.

En la continuidad del diagnostico, Manu sostuvo: “Jugamos sólidos, con los viejos en buen nivel, pero los jóvenes rompiéndose el lomo, sumado al regreso de Cabeza (Delfino) que no tengo más palabras porque lo ves y emociona”.

Conocedor de la complejidad que implica la competitividad con las potencias, el escolta otorgó un razonamiento muy interesante, ya que describió: “Nos vamos ilusionados, nuestras acciones subieron mucho después de estos partidos, pero debemos estar con la mente muy tranquila y manteniendo la humildad, la misma que teníamos hace una semana y seguir peleándola”.

A la hora de referirse al apoyo descomunal del público, Ginóbili comentó: “La gente nos alimenta, pero tenemos que estar tranquilos y cuando empiecen los Juegos Olímpicos aislarnos de todo y no pensando que le ganamos a cuatro monstruos porque no significa nada. Hay que ir a Río de Janeiro con mucha humildad”.

Inmiscuido en el concepto de ilusión, que el equipo se encargó de retroalimentar, el jugador de San Antonio ratificó: “La ilusión la tenemos definitivamente, pero tenemos que mantener los pies sobre la tierra. No significa que ahora seamos favoritos a una medalla”.