El pivote habló del reconocimiento que recibe tras lo que hizo en el Mundial. "Me impacta cuando me dicen que los hicimos llorar", dijo. Y analiza por qué Argentina fue subcampeón mundial.
Afuera de la cancha, Marcos Delía es muy parecido a lo que vemos adentro. La humildad y el perfil bajo lo caracterizan. Pero, cuando habla, más allá de su personalidad introvertida y tono de voz bajo, dice cosas. Analiza, cuenta y acepta el reconocimiento que hoy, tras su gran Mundial, le llega luego de varios años de estar en las sombras de las figuras. “Yo no juego esperando la fama o los flashes, aunque lógicamente siempre es lindo cuando llega y hoy en día lo agradezco. Sólo trato de estar listo para ayudar al equipo, más allá de lo que se diga”, expresó el pivote de Saladillo en un Instagram Live que Prensa CABB armó para darle un broche final al primer aniversario del subcampeonato mundial. Marcos se ríe cuando se le consulta sobre los comentarios que la gente repite en redes sociales cuando, por la gran actuación en la NBA, aparecen los nombres de Nikola Jokic y Rudy Gobert, las dos figuras que, contra muchos pronósticos, Delía controló en los duelos que Argentina tuvo con Serbia (cuartos de final) y Francia (semifinal). “Yo no consumo tanto las redes sociales pero mi esposa me muestra cuando ellos la rompen en la NBA y los argentinos les ponen que “son los hijos de Delía’ o el “ah pero con Marcos…”. Yo me río, es gracioso. Creo que durante años les harán bullying por las redes. Y para mí, aquellas jugadas, como la tapa a Gobert, serán un lindo recuerdo para, dentro de muchos años, mostrarles de que el papá jugaba, aunque no parezcan”, admitió.
Marcos se encuentra en Bolonia, Italia, por ahora sólo entrenando porque aún no consiguió equipo. “Decidí quedarme a pasar el verano para no arriesgarme a volver a Argentina debido a la incertidumbre generada a partir del COVID-19. Aproveché para pasar y hacer un entrenamiento personalizado con un entrenador que hacía años que no podía. Pero ahora ya con ganas de empezar a jugar, de estar en un equipo. Ojalá me llegue rápido la oportunidad”, explicó. En estos días han sido especiales para Marcos y para todos los integrantes del seleccionado, porque se cumplió un año de la épica en el Mundial. “Recordar lo de China es fuertísimo. Mirar para atrás y entender que tuvimos la posibilidad de jugar la final del mundo es muy fuerte. En algunos momentos era impensado, incluso para nosotros, pero trabajamos para llegar a donde llegamos, siendo conscientes de que había potencias y rivales muy poderosos para llegar a ese punto. Entendíamos que iba a ser difícil. Al momento de la final todos quedamos muy dolidos, pero yo, en lo personal, hoy con el tiempo le doy todavía mucho más valor”, comentó.
En la charla, Delía volvió atrás hasta a horas del debut, ante Corea del Sur, para explicar lo que ellos sentían ese momento, cuáles eran sus dudas y certezas. “Sí, claro, había una incertidumbre casi normal, como en previa a un torneo así. Uno quiere medirse para ver cómo llegaste y si bien hay amistosos, nunca no marcan la realidad. Por ejemplo, Francia, en Lyon, nos sacó de la cancha y Japón, en Saitama, nos hizo mucha fuerza porque jugamos mal y nos costó. Pero en esos días previos ajustamos muchas cosas y llegamos bien a Corea. Estaban los nervios especiales previos a un debut pero respondimos bien, anulamos a su figura (Ra Gun-ah), defendimos y pudimos correr para poder sacarlos de la cancha”, rememoró.
Luego pasó Nigeria –con el temor que generaba su capacidad atlética-, los duros rusos, una Venezuela que siempre había complicado a la Selección y los amenazantes polacos. “Fuimos yendo de menos a más. El desarrollo del torneo fue todo un proceso. Teníamos el panorama de que rivales podíamos cruzar y sabíamos que podíamos ganarles a todos, siempre que jugáramos bien sin desconcéntranos y sin tener errores tontos. La fase de grupos nos dio rodaje y confianza que nos hizo llegar muy bien al cruce con Serbia. Y ese partido fue un quiebre. Estábamos mentalizados en poder ganar, pero nos convencimos de ello durante el transcurso del partido”, opinó.
-¿Cuándo se dieron cuenta que estaban para algo grande, antes o después de Serbia?
-Personalmente, me di cuenta después del primer cuarto que le ganábamos a Serbia. Estábamos un paso delante de ellos, concentrados, sabiendo a qué jugar y viendo como ellos estaban incómodos contra nosotros. También es verdad que el hecho que Estados Unidos le ganará a Brasil y saber que ya estábamos en un nuevo Juego Olímpico, nos hizo salir a jugar sin ese peso. Nuestro objetivo siempre fue clasificar a Tokio y sabíamos que para lograrlo, debíamos llegar, como mínimo, a semifinales y nos mentalizamos para ello. Por suerte, la clasificación se dio antes.
-¿Y cómo fue para vos saber que enfrente tendrías a Jokic, Marjanovic y toda las famosas torres serbias?
-Intente no pensar mucho en la previa del partido. Por suerte el plan defensivo salió muy bien, intentamos incomodarlos todo el tiempo a partir de Facu (Campazzo), Nico (Laprovittola) y Luca (Vildoza). Ellos son muy veloces y saber ayudar para defender esa clase de internos. Recuerdo cuando llegue a Virtus Bologna, mi entrenador era Sasha Djordjevic (entrenador de Serbia en el Mundial) y él me dijo: ‘Jugar contra equipos dinámicos y rápido como ustedes siempre nos ha costado muchísimo’.
-Luego llegó Francia y, para vos, Rudy Gobert, un pivote no tan determinante en ofensiva pero dos veces el Mejor Defensor de la NBA. ¿Cómo fue?
-Sí, es verdad, él no es tan determinante ofensivamente, como Jokic, pero es clave en los demás apartados del juego. En el amistoso en Lyon nos había hecho un desastre. Yo, entonces, intenté evitar el juego aéreo e incomodarlo para hacerlo jugar con la pelota en el piso. Salió muy bien, por suerte. Como bloque, defendimos muy bien ese partido y a ellos se los notó muy molestos.
-¿Qué fue lo más loco que te pasó de parte de la gente tras el Mundial?
-En general el apoyo de la gente y la difusión, sobre todo de muchos medios tradicionales que no siguen al básquet, que tuvo en Argentina fue lo que más me impactó. Fue muy fuerte leer mensajes del público que te decían “me hacen llorar” o “me hicieron emocionar”. Es algo que a uno siempre lo conmueve.
-En definitiva, ¿qué sentís que hace especial a este seleccionado?
-Si tengo que elegir una cosa es que tenemos un líder como Luis Scola, que nos marca el camino. El grupo en general tiene la misma mentalidad, pero Luis es el puntapié inicial de todo. A partir de su mentalidad nace el compromiso, la seriedad con la que se trabaja, el comportamiento, los cuidados, todo. Tenemos debilidades, como todos, pero todo lo anterior nos hace compensar muchas cosas.
-Por último, ¿sentís que los Juegos se hayan pospuesto un año los ayuda, les sirve para llegar mejor?
-Es difícil hacer futurología sobre Tokio, pero el compromiso y las ganas de jugar van a estar, como estuvieron en el Mundial. Garino y Vildoza son fundamentales en el grupo y posiblemente no hubieran jugado de haberse hecho este año, así que le sacamos cosas positivas a la postergación. Yo creo que vamos a estar bien y vamos a poder competir otra vez contra los mejores.