Su evolución con San Martín lo llevó a la preselección y ahora se ilusiona con debutar en la Mayor. "Es único, distinto a todo", dice. Los orígenes, su gran presente y lo que considera que puede aportar.
“Lo que (Gabriel) Piccato vio en mí es que no sólo puedo sumar en el goleo, sino también jugando pick and roll, ayudando a que circule el balón y tomando buenas decisiones”. Matías Solanas, pese a sus 22 años, se anima a resaltar por qué siente que fue uno de los 15 convocados a la preselección por el cuerpo técnico argentino para la última ventana de FIBA que se disputará en Colombia. El escolta oriundo de Paraná vive un presente soñado representando a San Martín en la Liga Nacional (promedia 14.5 puntos, cuatro rebotes y dos asistencias) y su gran actualidad lo lleva a soñar con ser uno de los 12 jugadores que represente a la Argentina en Cali, el domingo 21 ante Chile y un día después frente al combinado local.
En su charla con
Prensa CABB, el formado en Talleres de Paraná mantuvo ese tono de humildad y sencillez que lo caracteriza. El mismo que, a la vez, refleja el sacrificio y dedicación que lo llevaron hasta donde hoy se encuentra. En primera instancia, Matute contó cómo inició su amor por el básquet, el cual parece haberse transmitido por sangre. Su padre, Marcelo Solanas, tuvo una amplia carrera como jugador, entre ellas cuatro temporadas con Echagüe en la Liga Nacional (1987-1990) y una con Estudiantes de Olavarría en el TNA (1994-95). Al día de hoy se mantiene en el ambiente como entrenador.
-¿Cómo surge tu pasión por el básquet? ¿Se da porque tu papá es entrenador y fue jugador?
-El deporte siempre estuvo dentro de la familia. Como decís, mi viejo era jugador y ahora es entrenador. Yo a lo primero que jugué de chiquito era al básquet y luego hice otros deportes. Lo último que jugué fue tenis y lo podía hacer al mismo tiempo. A los 15 o 16 años, cuando me toca estar en mi primer proceso de preselección, decidí dedicarme más a esto y dejar de lado el tenis. A esa edad me definí por el básquet.
-Estás en tu cuarta temporada de Liga con San Martín y tu crecimiento ha sido notable, sobre todo en esta temporada. ¿A qué se debe este salto en la Liga Nacional?
-Se debe a varias cosas. Yo creo que las temporadas anteriores me sirvieron para ir desarrollándome como jugador. Fui ganando experiencia y sumé muchas cosas a mi juego. Ni hablar de compartir equipo con jugadores de gran nivel y calidad, eso te lleva a aprender de los mejores. Este año me están dando varios minutos y eso me permiten demostrar todo lo que he ganado a lo largo de los años.
En números pasaste de promediar poco más de siete puntos a 14.5, mejorando también porcentajes de tiro. Aunque estás jugando el doble que antes, claro. ¿Hubo algún trabajo especial que hayas hecho durante la pandemia que te haya ayudado en esta evolución?
-Cuando empezó la pandemia yo me volví a casa con la idea de que sería una semana o un mes y luego volvería. Luego se fue extendiendo. Siempre tuve en la cabeza que no podía dejar de trabajar, porque en algún momento íbamos a volver. Hubo días en que fue muy tedioso entrenar en casa, no fue para nada fácil. Cuando fueron abriendo las cosas, hice un trabajo personalizado en una cancha en mi ciudad, con un profe, y creo que eso me ayudó mucho. Entrenamos muy duro y pude llegar de la mejor forma a la pretemporada.
-Tengo entendido que durante la pandemia empezaste a estudiar analista programador. ¿Por qué lo hiciste? ¿Es difícil de llevar o se pueden hacer las dos cosas a la vez?
-Así es. Durante la pandemia empecé a estudiar analista de programador. Es importante estudiar algo, porque la carrera del basquetbolista en algún momento se termina y está bueno tener algo más. Lo llevo bastante bien. Por momentos estudio menos, por otros un poco más, dependiendo de los días de partido y entrenamientos. Hoy en día hacerlo a distancia te da una mano increíble. Se pueden hacer las dos cosas. También me ayuda mucho a despejar la mente y pensar en otras cosas.
-¿Cómo vivís esta convocatoria a la Mayor? ¿Te lo esperabas?
-Uno siempre espera lo mejor y trabaja para que así sea. Estoy muy contento, lo vivo con muchas expectativas. Es la primera vez que formo parte de una preselección mayor, así que intento aprovechar todo este tiempo al máximo.
-Además de la alegría de estar entre los 15, ¿te ves con la posibilidad de quedar entre los 12 que viajarán a Colombia?
-Es decisión del cuerpo técnico, pero uno siempre trabaja con la expectativa de quedar en el equipo. Todos los jugadores aspiramos a formar parte de la Selección. Estoy con muchas ganas de afrontar lo que viene y voy a dar todo de mí, como siempre.
-¿Por qué sentís que se citaron y hablame de lo qué podrías aportarle al equipo en caso de quedar?
-Me considero un jugador de equipo, que está siempre abierto a lo que le pidan. El tiro y la anotación son parte de mi juego, pero me gusta sumar al equipo desde lo que sea necesario.
-Ya tuviste el honor de representar a la Argentina en inferiores, incluso en un Mundial Juvenil (Egipto 2017). ¿Qué diferencia sentís que tiene con la Mayor?
-Vestir la camiseta de la Selección siempre es algo hermoso, pero tener la posibilidad de representar a la Argentina en la Mayor es único, distinto a todo. Es lo que soñamos todos desde chiquitos. Me genera orgullo y emoción el hecho de estar en la preselección.
-¿Tenés algún sueño o gran objetivo que persigas dentro del básquet? ¿Alguno en particular ligado a la Selección?
-Mi principal objetivo ahora es seguir trabajando duro para llegar a mi mejor versión. Consolidarme en la Liga sería muy importante. Luego me gustaría ver si se da la chance de jugar en el exterior. Ligado a la Selección, sería un sueño estar entre los 12 y poder competir en un torneo con mi país.
Fotos: La Liga Contenidos / FIBA / Familia Solanas.