Fue una gloria de Santa Fe e integró la Selección Argentina entre 1951 y 1959, con participación en dos Panamericanos, un Sudamericano y el Campeonato Mundial 1959 en Chile. Reproducimos la columna de Osvaldo Ricardo Orcasitas (O.R.O.) en Webasketball.
La década de los años 50 tuvo fuertes connotaciones en la historia del básquetbol argentino. Cuando empezaba, en 1950, se ganó el primer Campeonato Mundial, una conquista que tuvo resonancia popular y estremeció al deporte argentino.

Cuando promediaba, en 1956, ocurrió un hecho insólito y brutal: esos mismos campeones mundiales y muchos más fueron inhabilitados acusados de profesionalismo en clara actitud de revanchismo político. Sin espejos, la actividad sufrió un duro golpe para seguir creciendo.

Un jugador compitió internacionalmente en ambas épocas: el santafesino Orlando Amadeo Peralta, “Pocho”. Vivió la saludable “fiebre” basquetbolística pos 50 y sintió el “vacío” que sobrevino a las inhabilitaciones.

Formado en República del Oeste de la capital santafesina, pasó a Rivadavia Juniors y se consagró en Unión, al que llegó en 1952. Como cadete jugaba de pivote y luego se fue abriendo hasta terminar de ala/escolta. En el Mundial de Chile 1959 medía 1,87.

“Nacho” Poletti fue su compañero en República del Oeste y amigo del barrio. Esto me dijo del “Pocho”:

“Sabía jugar y era golero. Se mandaba por las puntas o tenía un tiro desde afuera con una mano que embocaba con facilidad. Su lanzamiento tal vez no era académicamente puro u ortodoxo, pero tenía lo principal: era efectivo. Siempre terminaba en gol…”.

En La Rioja 1949 se consagró campeón argentino con Santa Fe, con un plantel que mostró, junto a la de él, las caras nuevas de Ignacio Poletti, Hugo Del Vecchio y Alberto Lozano.

En las ediciones de Córdoba 1954 (perdió 45-42 la final con el local), Santa Fe 1958 (fue vencido 56-52 por Capital Federal) y Formosa 1961 (otra vez cayó derrotado por Córdoba, ahora 59-53) fue subcampeón. En esta última, además, fue elegido el “jugador más caballeresco”.

José María Lagger es colaborador de la revista “Rebote” que fundó y dirige José Antonio López, una fiel y honesta tribuna del básquetbol que se acerca al medio siglo de vida. Pasó en limpio los 68 Campeonatos Oficiales de Primera División de la ciudad de Santa Fe.

Gimnasia y Esgrima es el más campeón con 24 títulos y lo sigue Unión con 15.

Las primeras conquistas de la cosecha “tatengue” fueron el doblete de 1956 y 1957, en un equipo donde se destacaban Peralta, Barea, Osuna y Muzzio.

Esto le posibilitó participar en el Campeonato Argentino de Clubes Campeones que se realizó por invitación en Buenos Aires en julio de 1958. Fue para clasificar al representante argentino para el Sudamericano de Clubes programado en Quito (Ecuador).

San Lorenzo de Almagro y Unión de Santa Fe igualaron el primer puesto con cuatro triunfos y una derrota. En el desempate, el día 16 en el Luna Park, el equipo de Boedo se impuso 84-74 impulsado por los ¡50! puntos que metió Juan Ruggia.

Unión en el campeonato había superado 86-76 al luego campeón, pero cayó derrotado 60-57 por el Inti santiagueño, lo que permitió la igualdad en las posiciones.

Pocho Peralta fue goleador de ese Argentino de Clubes, con 128 puntos en 5 partidos (25,6 de media), superando a Ruggia (24) y al chaqueño Carlos Ernesto Lutringer (16,6), de Villa San Martín de Resistencia.

También fue elegido el mejor jugador del campeonato.

Este fue el análisis del periodista Carlos Fontanarrosa en la revista “El Gráfico”:

“Las dos figuras del campeonato de campeones fueron Ruggia y Peralta: por sus dobles y por la continuidad de los mismos, por la influencia en sus respectivos equipos, en los planteamientos y en los resultados. Figuras así concitan el interés, hacen atractivo el espectáculo. Figuras así hacen falta. Y hay pocas”.

Como consecuencia de su gran actuación, fue tapa de la revista “El Gráfico” en el número 2036, del 19 de septiembre de 1958. La foto no fue común: estaba abrazado a su esposa. Por eso el epígrafe: “Su esposa también lo sabe bueno”.

La trayectoria de Orlando Peralta como jugador en el básquetbol comprendió veintidós años, desde 1944 a 1966. Nació en la capital santafesina el 8 de febrero de 1930. Es padre de cinco hijos, dos mujeres -las mayores- y tres varones.

Peralta estuvo en la Preselección Nacional de 50 jugadores convocados por el profesor Jorge Hugo Canavesi para el primer Mundial de 1950, pero no quedó en el plantel.

Su currículum internacional en competencias oficiales, en la Selección Argentina, registró posteriormente estas presencias:

1951 - Juegos Panamericanos en Buenos Aires: medalla de plata (2°), con 5 triunfos y 1 derrota.

1955 - Juegos Panamericanos en México D. F.: medalla de plata (2°), 4-1.

1955 - Campeonato Sudamericano en Cúcuta: cuarto puesto, 5-3

1959 - Campeonato Mundial en Chile: décimo puesto, 3-3.

En total, los equipos nacionales que integró disputaron 25 partidos, con 17 triunfos y 8 derrotas.

En 1969 comenzó como director técnico de Unión.

“Me llamaron porque desaparecía el básquetbol en el club”. Hizo una revolución. En un partido contra Rivadavia Juniors mandó marcar individual y presionando, dejando de lado la tradicional defensa de zona. “El público le decía de todo. Que se había vuelto loco, que estaba en otro planeta…”, recordó “Cartucho” Verga, uno de sus jugadores de aquel partido.

“Fue como remover la historia, porque durante toda su vida Santa Fe había jugado encerrado en una zona… -explicó Peralta-. Nos dio muchos resultados, pero el tiempo había pasado y era necesario cambiar”. Ese equipo de Unión no paró hasta ser campeón argentino de clubes.

También tuvo una actuación destacada dirigiendo a Santa Fe en el Campeonato Argentino de Corrientes 1971. Terminaron en el tercer puesto, en lo que se calificó como la “resurrección santafesina”, detrás de Provincia de Buenos Aires y Santiago del Estero.

Promovió un plantel joven donde el “Negro” Van Lacke, el “Cholo” Mendoza, “Carlucho” Verga, el “Yeti” Gutiérrez, “Lepe” Guitart, Roberto Monti, Felipe Fernández, Héctor Barovero y el “Gato” Bianchi se sumaron a la experiencia de Giunta, del “Alemán” von der Thusen y del rosarino Le Bihan, que reaparecía tras ocho años.

Dentro de la cancha y desde el banco, Pocho Peralta supo reavivar las brasas para que el fuego del básquetbol santafesino siguiera encendido.

Fuente: La columna de Osvaldo Ricardo Orcasitas (O.R.O.) en Webasketball.com.ar