¿CÓMO CONTACTARNOS?

1 Utiliza los formularios web.
2 Por MP en nuestras redes.
3 Llamanos por teléfono

Si observaste o tomaste conocimiento de una irregularidad, podes realizar tu denuncia. Nuestro compromiso de gestión incluye mediar y analizar situaciones irregulares en el ejercicio y práctica de nuestro deporte.

HORARIOS

Lun-Vie 9:00AM - 6:00PM

Comunicate por teléfono en este rango horario.

Partidos memorables: Argentina-Grecia 2004, una remontada épica en tierras hostiles

Jueves, 08 de Julio de 2021 / Publicado en Selección Mayor Masculina, Selección Mayor
Post Image

En un nuevo capítulo de la sección en la que repasamos encuentros históricos de los Juegos Olímpicos recordamos una actuación indispensable para la consagración nacional en Atenas.

El Olympic Indoor Hall de Atenas era una caldera, una olla a presión en constante ebullición. Los 18.000 fanáticos griegos, volcánicos y sanguíneos, habían construido un infierno con el objetivo de ayudar a su Selección a eliminar al último subcampeón mundial y uno de los principales candidatos a llevarse una medalla. Panagiotis Giannakis, entrenador del anfitrión, había calentado la previa con la promesa de una guerra: "Es a matar o morir, héroes o nada".

Aquel 26 de agosto de 2004 suele pasar desapercibido en la memoria colectiva, eclipsado por la palomita de Manu Ginóbili en el debut frente a Serbia y Montenegro, por el histórico triunfo en semifinales frente al Dream Team estadounidense y por la consagración final frente a Italia, pero la reacción del equipo de Rubén Magnano en un trámite adverso y desfavorable en plena condición de visitante es una de las páginas más gloriosas en la historia del básquet nacional.

Tras la agónica victoria en el debut frente a Serbia y Montenegro, las derrotas en la fase inicial frente a España y ante Italia en el cierre del grupo desplazaron a la Argentina al tercer lugar del Grupo A y la obligaron a enfrentarse al incómodo combinado griego que había finalizado en la segunda posición del Grupo B por detrás de la arrasadora Lituania y por delante de Puerto Rico, Estados Unidos, Australia y Angola. "Era un partido que nadie quería jugar porque era el local", recuerda Alejandro Montecchia, autor de siete puntos en 19 minutos.

En un país que vive el básquet con una pasión similar al fútbol, los hinchas griegos estaban decididos a crear un contexto que condicionara al rival de turno para aumentar las opciones de su equipo, un combinado durísimo en defensa que era capaz de levantar una muralla inexpugnable en torno a su aro para secar incluso a las mejores ofensivas del mundo. Por caso, en apenas un único partido de la fase inicial había permitido más de 80 puntos: fue en la su derrota por 98-76 frente a Lituania en una instancia en la que limitó a Australia a 54 unidades, a Estados Unidos a 77 y le permitió apenas 56 a Angola. Leo Gutiérrez, quien no jugó en aquella tarde: "Eran veinte mil personas en la cancha, un partido durísimo, tal vez el más duro del torneo, no solo por el rival sino por el contexto. Jugar en Grecia, contra Grecia, no es fácil"

Argentina se había trazado el objetivo de tomarse revancha del triste desenlace de Indianápolis 2002 a instancias del árbitro griego Nikos Pitsilkas, quien años después de impartir justicia junto al dominicano Reinaldo Mercedes en aquella final frente a Yugoslavia reconoció su error al sancionar una infracción de Luis Scola sobre Vlade Divac. Pero el rendimiento nacional, que había sufrido dos caídas en una primera fase, no había sido el más auspicioso. Entonces, reconoce Magnano, el escenario y el impacto de los hinchas griegos no era su mayor preocupación: “Más que con los griegos, era un partido contra nosotros mismos, porque no estábamos tan finos, no estábamos tan amalgamados, no habíamos jugado a la altura de Indianápolis".

A pesar del atronador grito de guerra de los hinchas griegos, Argentina rubricó un primer cuarto casi perfecto en el que había maniatado al espíritu del anfitrión. Un arranque infalible desde el perímetro había complementado las buenas intervenciones de un Fabricio Oberto que había acumulado ocho puntos en el primer parcial: "Veníamos pensando en este cruce hace meses y nosotros también nos jugábamos la vida", analizó post partido, con el triunfo consumado. La frustración era total en Grecia, abajo por ocho puntos al cierre del primer cuarto e incapaz de encontrar caminos hacia el aro y con una ineficacia total de tres puntos con apenas dos triples encestados en once intentos.

Superado el sacudón inicial, el local se afianzó y en el segundo cuarto aprovechó los minutos de descanso de Manu Ginóbili para revertir el marcador con un parcial de 23-7. Siete unidades en total marcó una Argentina atascada durante el segundo parcial con una ineficacia absoluta con apenas tres tiros encestados en quince intentos. La situación parecía irreversible cuando después de los cuatro primeros minutos del tercer cuarto la tendencia se mantuvo y Grecia consiguió sacar una diferencia de once unidades (45-34). La situación era delicada y Argentina coqueteaba con el naufragio: "El partido se había puesto muy chivo y hubo momentos en los que me decía a mí mismo que no nos alcanzaba lo que éramos para ganarle a ese rival", rememora Hugo Sconochini en el libro Dorados y Eternos.

"Teníamos que encontrarle una solución al problema", reconstruye Magnano, el cerebro detrás del equipo dorado. Y la solución estaba en el banco: "Afortunadamente aparece la imagen de un jugador vital como Walter Herrmann, que con su desparpajo y su forma le dio oxigeno al equipo, con muchísimas tomas de decisiones que terminaron en canastas, y nos desahogó en un momento muy duro. Él estaba preparado para jugar, que es muy diferente a estar listo para jugar, dio muestra de su hombría para tomar sus minutos y dárselos al equipo”.

Herrmann apenas había jugado en aquella cita olímpica, con minutos frente a China e Italia. Era la cuarta opción en la posición de alero, por detrás Nocioni, Sconochini y Carlos Delfino. Sin embargo, Magnano lo eligió como respuesta ante la superioridad griega y Herrmann no decepcionó: revolucionó el trámite con seis puntos consecutivos que le aportaron claridad al ataque y destrabaron a un equipo que se liberó a partir de su presencia. "Cuando Rubén me miró, y me dijo que entrara, pensé que el partido ya estaba perdido, pensé que había tirado el partido, que lo había dado por perdido. Yo venía sin jugar", analiza el protagonista de la remontada.

Argentina había igualado el marcador en 53 puntos para cerrar el tercer parcial con Herrmann como una de sus figuras y en el último cuarto impuso su rigor defensivo para clausurar su aro: apenas permitió once unidades. En un final cerrado, Grecia terminó siendo víctima de aquello que en teoría le iba a dar una ventaja: la localía supuso una presión que causó un impacto en sus jugadores, erráticos en un cierre que Argentina se llevó por 69-64. Fabricio Oberto y Manu Ginóbili finalizaron como goleadores con 13 puntos, mientras que Pepe Sánchez aportó 12 unidades y Luis Scola sumó nueve además de los siete tantos de Andrés Nocioni y Alejandro Montecchia.

Walter Herrmann no salió más y fue el héroe de aquella tarde con 8 puntos, 6 rebotes y una notable demostración de personalidad que contagió a sus compañeros: "Le había dicho a Walter que no se quebrara si no le tocaba jugar. Hoy lo hizo de manera excelente y me siento muy contento por él", enfatizaba por aquel entonces Magnano. "Siempre hace falta un jugador que revolucione", recuerda Herrmann tiempo después. "Ni siquiera hice un gran partido, pero entré, pegue dos codazos abajo del aro, dos rebotes, metí un doble y es como que el grupo levantó. Terminamos ganando un partido que estaba casi entregado".

Argentina remontó y, por el contexto, el trámite y el rival, escribió una nueva hazaña en aquel camino que luego continuaría con el fabuloso triunfo en semifinales frente a Estados Unidos y sería coronado en la final frente a Italia.
SPONSORS

INGRESE CON SU CUENTA PARA TENER ACCESO A MATERIAL DIFERENCIADO

CREAR CUENTA

OLVIDÓ SU CUENTA?

REALIZÁ UNA DENUNCIA

Accedé a nuestra Política de Transparencia, los valores estratégicos de gestión y el alcance de aplicación de nuestra organización.

La Confederación Argentina de Básquetbol tiene entre sus objetos la organización de la actividad. Si observaste o tomaste conocimiento de una irregularidad, podes realizar tu denuncia. Nuestro compromiso de gestión incluye mediar y analizar situaciones irregulares en el ejercicio y práctica de nuestro deporte.

SUBIR