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La Confederación Argentina de Básquetbol a través de su Presidente, Doctor Germán Vaccaro, repudia los hechos de público conocimiento acontecidos en el estadio de Obras Sanitarias con el periodista Pablo Tosal de la página web www.pickandroll.com.ar
Desde su página web, Pablo Tosal relató los incidentes que esperemos no se vuelvan a repetir en un partido de básquetbol de cualquier índole.
“El 30 de enero cuando terminó el primer tiempo de Obras - Ciclista Olímpico de La Banda tres personas que provenían de la popular local, se acercaron a la zona de prensa, donde en teoría nadie sin credencial puede acceder allí. Fueron directamente a buscarlo al periodista de Pick and Roll, Juan Manuel Rodríguez, reclamando por una nota que apareció en este medio. Que hinchas se quejen por una nota es normal en el ámbito periodístico deportivo, entendible y en cierto modo justificable. Los malos modos en los que se haga el reclamo son el problema. El tema terminó pronto cuando Rodríguez les explicó a estos tres señores que él no era Pablo Tosal (quién escribió dicha nota).
Ante esta situación el periodista Rodríguez se retiró acompañado del estadio, con miedo y lógicamente con el desagrado del momento vivido. ¿Cómo habían eludido los controles de seguridad? ¿Cómo sabían quién era el hombre de Pick and Roll?.
Hablamos del tema esa misma noche entre los integrantes de este medio, consultamos a un abogado y resolvimos dejar el tema en una anécdota por el bien de no meter más leña al fuego en momentos donde todo es un polvorín en materia de violencia. Como el hecho quedó ahí, decidimos nosotros dejarlo ahí.
Treinta y cuatro días después, sin anuncio previo, llevado por la tarea periodística fui al estadio de Obras Sanitarias a cubrir el partido entre el local y Quilmes por la 27ma fecha de la Liga Nacional. Fue todo normal hasta que terminó el partido. Allí 30 segundos apenas finalizado el mismo, siete personas se me acercaron y me rodearon en el pupitre donde realizaba mis últimas anotaciones. De modo intimidatorio y sin preguntarme siquiera quien era yo. No permitieron que guarde mis cosas y me preguntaban todo el tiempo “¿quien te dijo que somos gordos sindicalistas?”. Después de aproximadamente uno o dos minutos, las preguntas fueron subiendo de tono y las amenazas hasta que la persona que tenía pegada a mi oreja derecha (con un evidente aliento a alcohol) me pegó en el costado derecho como para apurar una respuesta que yo no daba y sobre todo para llevar a un plano de acción, su amenaza.
A un metro de mi pupitre se encontraba el periodista de Radio Residencias de Mar del Plata, Marcelo Fredotovich, quien viendo lo sucedido decidió intervenir y utilizó el aire para explicar lo que estaba pasando. Enseguida se dieron vuelta y cargaron contra él. Llenándolo de improperios se abalanzaron sobre sus equipos transmisión tratando de impedir que continuara su tarea. Fredotovich para salir airoso del mal momento tuvo la precaución de mostrarles que el micrófono estaba cerrado y solo quería que me dejen a mi.
El tiempo en que se levantaron de mi posición me dio el tiempo necesario para que yo recoja mis cosas y me marche por la puerta de salida de los jugadores. Mientras me iba obviamente me gritaron de todo. Cuando llegué a la puerta de salida, le pregunté al guardia por donde salía la gente local. “Por acá, me contestó”. “Mala idea salir por acá”, pensé en ese momento que en verdad se puede pensar poco. “Si me agarran en la vereda me matan” fue lo único que se me cruzó por la cabeza. Entonces decidí volver al estadio donde todavía había policías adentro y sobre todo porque aunque violentos, siempre se cuidan muy bien de no hacer nada adentro que pueda luego afectar intereses deportivos. Vale decir, iba a estar más protegido adentro que afuera.
Cuando reingresé me vieron y se vinieron encima corriendo, ya más enojados, ya decididamente en forma de agresión y sin ningún tipo de estado de querer charlar. Le dije al policía que cuidaba esa entrada “Paralos vos”. En verdad lo pasaron como un molinete. Por gracia de Dios en ese preciso momento que me agarraron en el pasillo de salida, que da al ingreso de público local, a un costado de la cancha, apareció el Presidente de Obras, Fabián Borro, quien enseguida se mostró preocupado por el tema y me brindó protección. Mientras él me cubría contra la pared (mala idea) los muchachos decidieron pasar a la acción ya tirándome patadas hasta la altura de las rodillas. El policía era un gran espectador y le dije a Borro que salgamos para “adentro de la cancha”. Me cubrió y nos fuimos juntos por allí.
Salimos a la puerta de ingreso general y le pedí a Borro (Presidente de Obras) que me acompañe hasta el estacionamiento. “Vos quedate tranquilo te acompaño hasta donde haga falta”, me consoló Borro. Cuando llegamos a la vereda, veo que a 30 metros venían corriendo hacia nosotros estos personajes, más enfurecidos todavía, que se habían dado la vuelta por la otra salida. En la vereda había unos 5 policías que también eran espectadores. Borro pidió ayuda a otra persona que desconozco quien es pero entre ellos dos me acompañaron, protegiéndome, hasta el estacionamiento. Las amenazas eran de todos los calibres y en verdad de no estar protegido por Borro hubiesen sido mucho más que amenazas. No nos dejaban caminar y se ponían en actitud desafiante (como si yo me fuera a pelar con ellos). Finalmente a los gritos Borro logró que se alejen unos metros y entramos al estacionamiento. Como el auto y mis compañeros de viaje ya no estaban allí tuve que encontrarlos por teléfono. Dos policías que habían visto todo, se acercaron y fueron los únicos que medianamente, aunque sea por curiosidad, se pusieron al lado nuestro.
Pero estar encerrados en un estacionamiento con los “muchachos” esperando afuera no era el mejor de los momentos. De todos modos otra vez, y aunque con visible signos de nerviosismo por el mal momento, el presidente de Obras me volvió a manifestar que “nos tranquilizáramos”, “que no iba a pasar nada”. Allí en un minuto perdí de vista a los que buscaban golpearme, y salimos del estacionamiento. Borro y dos personas mas me acompañaron hasta el auto, evidentemente no se podía hablar en ese estado de miedo, nervios y me fui”.
La Confederación Argentina de Básquetbol se solidariza con el periodista Pablo Tosal y aboga por una prensa libre de pensamiento y opinión.
Prensa CABB
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