Dos de los proyectos más grandes del básquet argentino confluyen en la final de la Liga Nacional. El distinguido juego colectivo de Quimsa ante la jerarquía de San Lorenzo. Todo lo que tenés que seguir.
Llegó el momento que todos anhelábamos. Las Finales de la Liga Nacional comienzan hoy, con un choque imperdible entre los dos mejores equipos de la fase regular, dos de los proyectos basquetbolísticos más importantes de la Argentina y que mejor han representado internacionalmente al país en los últimos años.
San Lorenzo, tetracampeón liguero, con dos títulos continentales cosechados entre medio, ante un Quimsa implacable y regular, que ya ganó dos torneos en esta temporada. A continuación, desde
prensa CAB, ponemos la lupa en todos los detalles que tenés que observar en el duelo más esperado del año, del cual es imposible distinguir un favorito.
- El juego colectivo de Quimsa. Compromiso defensivo, dinámica y distribución de protagonismo. Esas fueron las claves que los llevaron a ser campeones de la BCLA y del Súper 20. Ese juego altruista se convirtió en identidad a lo largo de la fase regular, la cual lideraron prácticamente de principio a fin. En un plantel tan diverso, que mezcla jóvenes con experimentados, establecer una identidad es difícil, pero el DT Sebastián González encontró la fórmula para mantener las aguas en equilibrio: confianza, química grupal y distribución de minutos, para que todos puedan lucirse y hacer brillar a la Fusión.
-La ferocidad defensiva de San Lorenzo. Si hay un equipo que puede romper la armonía de Quimsa, son ellos. Sin embargo, la defensa no fue una de sus garantías a lo largo de la temporada. De hecho, en la parte más irregular del año, el Ciclón tambaleó por su fragilidad a la hora de custodiar su propio aro. Sin embargo, con las variantes adecuadas, lograron establecerse como un equipo que presenta batalla y desafía a los mejores anotadores de la Liga. La llegada de Roberto Acuña, pivote agresivo, y el regreso de Maxi Fjellerup, tras el desgarro que sufrió con la Selección, eran lo que necesitaban para confirmar su solidez. Silvio Santander es quien está detrás de cada defensa en zona, cambio de marca en los bloqueos directos o paso adelante en un pick and roll del rival. San Lorenzo lee, se adapta y encuentra cómo cerrar su aro.
-Los jóvenes baluartes de cada equipo. Los de Quimsa vienen desde el banco, pero con importantes minutos dentro de la rotación y protagonismo constante. Los de San Lorenzo brillan en la Liga y en la Selección. Por un lado están Franco Baralle -base de 22 años con poder de gol y sangre fría- e Iván Gramajo, muy buen tirador a pie firme, de 25. Del otro, José Vildoza -guardia espectacular que se convirtió en estrella y líder del equipo, a sus 25 años- y Maxi Fjellrup, desequilibrante escolta de gran potencia física y buen despliegue defensivo, quien tiene 23. En un rol menor se puede incluir a José Defelippo, también de 23 años, un armador de buena mano y especialista en la defensa en primera línea.
-Los experimentados, determinantes de ambos lados. Si nos referimos a trayectoria, al primero que hay que nombrar es al Penka Aguirre. Campeón con ambas instituciones, lleva cinco temporadas consecutivas cosechando anillos en la Liga Nacional, el primero con Quimsa y cuatro más con San Lorenzo. A sus 33 años, el santiagueño sigue siendo uno de los pilares del Ciclón, como líder y capitán del equipo. Se alimenta de la presión y vive para los momentos calientes. A su lado está Nicolás Romano, también de 33, interno fornido de excelente tiro a distancia, quien también tuvo paso por la Fusión y fue campeón con Regatas en 2013. Sin embargo, el más veterano de la serie es Leonardo Mainoldi, el cañadense de 36 años con experiencia en Europa y la Selección, reconocido por su efectivo tiro de tres puntos. Entre sus compañeros se destacan Mauro Cosolito, buen lanzador y excelente defensor perimetral, el versátil interno Alejandro Diez (bicampeón de la Liga con Peñarol) y el ala-pivote Fabían Ramírez Barrios, determinante en la BCLA obtenida por los santiagueños en octubre, quien volvió a las canchas en los playoffs tras estar más de dos meses afuera por una fractura en su mano derecha.
-Los extranjeros, factor diferencial de Quimsa. En un equipo con grandes talentos, el especialista en anotación es Brandon Robinson, alero norteamericano de 32 años con un rango de tiro excepcional, quien convirtió 26 puntos en el segundo encuentro ante Boca. Su calidad y confianza lo convierten en uno de los jugadores más difíciles de contener en la Liga Nacional. Hace pocos meses la Fusión también contó con el regreso del cubano Ismael Romero, un interno de gran capacidad atlética y lectura de juego que se amoldó perfectamente al equipo. A estas dos figuras hay que agregar el nombre de Diamon Simpson, un pilar debajo de los aros que lleva semanas lesionado y es duda para la serie. Tampoco se puede dejar afuera a Bryan Carabalí, el gigante ecuatoriano de 2m15 y 21 años especialista en tapones que de a poco ha ido agregando fundamentos y movilidad a sus excelentes cualidades físicas. Por el lado de San Lorenzo, su máximo exponente foráneo es Dar Tucker, quien se perdió las series de cuartos y semis por lesión y continúa su recuperación.
-La similitud en las estadísticas que anticipan una serie pareja. La serie final al mejor de cinco juegos no sólo pone frente a frente a los dos mejores récords de la temporada, también enfrenta a los equipos con mejor promedio anotador del certamen, que a la vez son los que menos puntos reciben. Por partido, Quimsa suma 83.0 y le convierten 74.3, mientras que San Lorenzo tiene una media de 83.7 y 74.2. Asimismo, los santiagueños suman 39.0 rebotes y 16.4 asistencias, y los de Boedo 40.3 y 16.6, respectivamente. Por si fuera poco, ambos tienen a dos de las bancas más productivas de la Liga, con 33.0 para el Ciclón y 31.0 para la Fusión, lo que realza la labor de los jugadores de relevo de los dos conjuntos.
Fotos: Matías García y Rodrigo Valle para La Liga Contenidos.