El pivote subcampeón del mundo y preseleccionado para Tokio tuvo una charla relajada en el Twitch de CAB, repleta de carcajadas, pero también de reflexiones sobre su formación y la Selección.
Desde Villa Angela, Chaco, donde se entrena pensando en el viaje a Las Vegas con la Selección, Tayavek Gallizzi se conectó a la transmisión de
Twitch de CAB, y participó del ciclo de entrevistas semanal que conducen Elías Mauro y Lucas Flossi. El flamante refuerzo de Instituto en la Liga Nacional, quien no suele disfrutar de las cámaras, tuvo una charla distendida con los periodistas, en los que habló de todo: anécdotas, su personalidad, preparación para los Juegos Olímpicos y la evolución que logró desde el Mundial de China hasta hoy.
-Lucas: ¿Cuántos triples estás tirando por día?
-No estoy llevando la cuenta, pero no es tanto lo que estoy tirando, estoy sorprendido con lo que estoy metiendo (risas). Está bien que son entrenamientos y no partidos, ahí son otras las emociones, pero está bastante bien la mano. Yo pensé que iba a tirar piedrazos. Es algo que queremos sumar y terminar de afianzar. Con Titi Basanti, que es el asistente que está acá entrenando conmigo, estuvimos viendo las estadísticas y notamos que había tirado re poquitos triples, solo tres. En la temporada anterior había intentado bastante más, por lo menos uno por partido estaba tirando. Uno de los objetivos es incorporar ese tiro como parte de mi juego, además de ese tiro a media distancia que vengo ganando, y sin perder el poste bajo que es mi fuerte.
-Elías: ¿te pidió algo al respecto Oveja (Hernández) o es algo propio?
-Es una cuestión propia, para mantenerme al día en mi posición. Actualmente los pivotes están siendo cada vez más efectivos y se van abriendo un poco más. Si juego un partido internacional siempre me voy a encontrar con esos osos que hacen de todo. Para poder dar una mano dentro del equipo, sobre todo para mí que soy un pivote chico, sería importante sumar un tiro peligroso de media y larga distancia.
-L: estás citado para la preselección. Imagino que te lo esperabas, pero siempre debe ser una alegría.
-Siempre es una alegría y nunca doy nada por hecho. Hasta que no llega la convocatoria la paso mal. Estoy preocupado, porque quizás no estuve a la altura de lo que es una preselección. Cuando llega ese mensaje o esa llamada hay un alivio muy grande, en el sentido de que logré lo que esperaba. Ni bien llega ese alivio también llega esa mochila de que hay que ser responsable y trabajar duro porque me quiero ganar un lugar dentro de los 12. Y cuando lo lográs llega esa parte de ‘bueno, vamos a representar al país y lo tengo que dejar lo más alto posible y hay que darlo todo, que el equipo crezca y potenciarlo. No paro nunca, que le vamos a hacer (risas).
-E: pero es lindo, ¿no? Lo viviste en inferiores y también en torneos mayores. Debe ser lindo acostumbrarse a esas presiones.
-Sí, es muy lindo. De entrada hay sólo 15 jugadores citados de todos los que hay en nuestro país. Estar entre ellos ya es prestigioso. Obviamente que si estoy dentro de los 12, mucho mejor. Es cada vez más alegría, pero también más responsabilidad. Es una situación en la que me gusta estar y estaría muy triste si no estoy acá, aunque también acepto que hay muchos jugadores que vienen creciendo a pasos agigantados. Me pone muy contento porque siento que la Selección Argentina va a estar bien respaldada dentro de unos años. Por otro lado, tengo que saber que en algún momento mi ciclo va a terminar y que hay que darle lugar a los que vienen. Entiendo que soy parte de algo más grande. Yo también fui parte de un recambio. A nuestra generación se le fue dando lugar de a poco mientras aún estaba la Generación Dorada, aprendimos de ellos y eso nos permitió que lleguemos hasta la final de un Mundial y logremos una medalla de plata. Fuimos a torneos a los que podría haber ido una Selección más fuerte, pero nos dieron lugar a nosotros que veníamos de abajo. Al darle ese fomento a los chicos que vienen de atrás. Ese espacio que se fue abriendo hizo que lleguemos hasta esto, porque estuvimos respaldados por mucho trabajo entre medio de una generación muy fuerte y los nuevos que íbamos apareciendo y nos dieron rodaje. Por eso estoy totalmente de acuerdo, aunque no me vayan a preguntar si lo estoy, pero me parece bárbaro que cuando tengamos la fortuna de que aparezcan jugadores como estos chicos se les dé la oportunidad de incorporarlos. Que lo aprovechen a Luis (Scola) que es un manual de todo lo que hay que hacer. Yo lo vengo aprovechando desde el 2014 y fui aprendiendo un montón de cosas. Ahora que están saliendo chicos de 2m10, 2m15 tienen que ir conociendo todas las enseñanzas que él tiene para dar. Con Luis van incorporando lo que es el Alma argentina. Ojalá en un futuro no muy lejano nos estén representando y podamos ver en la tele como dejan al país una vez más en lo más alto.
-E: Vos Taya que fuiste parte de este recambio que comentabas, ¿sentiste algún peso por lo que fue la Generación Dorada? Sin entrar en comparaciones, sino como una sensación, porque junto con Marcos Delía fueron los próximos pivotes después de Oberto y Wolkowyski.
-En mi caso personal siempre estuve rodeado de grandes jugadores. Mi presión era representar bien a mi país y darlo todo o al menos dejar esa sensación de que di todo. Yo tengo mis limitaciones, trato de tener muchas fortalezas, pero todavía soy un jugador en crecimiento, a los 28 años. Cuando entraba a la cancha lo hacía pensando en hacer lo mejor para el equipo, seguir los sistemas, meter buenas cortinas, que Campazzo quede solo. A la vez tengo la cuota de tranquilidad de que a mi lado está Campazzo, del otro lado Nico Brussino, allá Pato Garino, Tortuga Deck. La responsabilidad grande, los jugadores que nos van a hacer ganar, están ahí. Yo tenía que tratar de que a esos jugadores les llegue la pelota de la mejor manera y queden lo más solos que se pueda. También estaba Luis encima. Yo me pongo muchas presiones, pero a la vez me las saco. Por ahí me pongo a pensar ‘uh tengo que defender mejor’. A la siguiente jugada hicimos un sistema, yo puse bien una cortina y salió un triple. Ahí estoy como ‘¡vamos!, ¡vamos!’. Mi objetivo es que, mientras esté yo en la cancha, al equipo le salga todo de la mejor forma posible. Más allá de que quede o no entre los 12 yo dejo todo en cada entrenamiento y me siento parte de los resultados que después consigue el equipo. Porque en los entrenamientos yo no los defiendo al 50% a mis compañeros. Voy con todo. Y lo hago para potenciar a mis compañeros. Marcos Delía recibió posteado y la volcó. Sí, pero ¿sabes cómo lo estuve defendiendo en los entrenamientos? Y ahora hace esto. Espectactular.
-E: muchas veces cuesta en esto de los deportes en equipo esto de aprender los roles. Alguna vez Gregg Popovich dijo que Oberto fue el mejor peor jugador que vio en su vida, y lo decía por eso de las cortinas que ponía y no tanto por la anotación. Se trata de entender el rol que le toca a cada uno dentro de un equipo, y se nota que a vos no te costó para nada. Si se necesita que Taya haga esto, lo hace.
-Exactamente. Entiendo mi rol dentro del equipo y trato de hacerlo de la mejor manera. Justo me acuerdo de un partido contra Francia que realmente fue glorioso. Tenía que defender a (Mathias) Lessort, que nos había hecho como 16 puntos en un amistoso que perdimos. Yo me destaco por hacer muchos foules (risas). Antes del partido Oveja me dijo que le juegue a medio foul, y que cualquier cosa lo mande a la línea. Sentí que se me abría el cielo. ¡Aleluya! Sí, Oveja, voy a entrar a hacer lo que más me gusta. Hubo un par de faltas que no fueron inteligentes de la pasada de vuelta que tenía, pero últimamente lo vengo trabajando. En ese sentido me sirvieron mucho estos años con Lucas Victoriano, por la confianza y la responsabilidad que me dio. Hacerme cargo de pelotas importantes, cerrar partidos, todo eso me ayudó a que esté más tranquilo. Después la Selección es otro mundo, pero me voy sintiendo más cómodo dentro de la cancha. Yo creo que hoy haría esas dos faltas contra Lessort de forma más inteligente y no en mitad de cancha o muy lejos del aro.
E: Acá en el chat preguntan qué incorporaste desde China hasta hoy.
-Principalmente el hecho de hacerme cargo de ciertas situaciones y reconocer si es mi momento o no. Eso fue lo que trabajé dentro de Regatas. Estoy mejor en ese sentido, mucho mejor en los pases, tengo más confianza para pasar la pelota. Creo que evolucioné mucho técnicamente. Por ahí hasta he tirado algún pase de faja, algo que de China para atrás creo que hice una sola vez en un entrenamiento de la Selección y encima salió mal. Se la pasé a Campazzo y se me fue afuera. Me quería morir. Vino Luquita Vildoza y me dijo ‘el primer pase de faja que tiras en tu vida y lo haces con la Selección’, ¡y tiene razón! (risas). Ahora a nivel club creo que reconozco mejor los espacios, protejo mejor la pelota, cometo menos pérdidas, me paro mejor en la cancha. Técnicamente sumé más la izquierda, fortalecí el ganchito de derecha. Esta última temporada agregué un tirito de dos puntos más afianzado. El triple lo estoy trabajando porque prácticamente no tiré. Quiero que sea un tiro respetable, sobre todo porque en la posición de pivote, internacionalmente son todos enormes. La mano que le puedo dar al equipo ofensivamente sería un tiro de dos puntos. Defensivamente ponerme duro y mantenerlos lejos del aro. Además de todo el trabajo que vengo haciendo, de meter buenas cortinas y liberar compañeros. Una buena cortina mía.
-E: ¿Cómo tomás eso de que se los nombre a vos, a Agustín Cáffaro y a Marcos Delía como los padres de Nikola Jokic y Rudy Gobert en las redes?
-Si supieran lo duros que son (risas). Realmente son jugadores muy buenos. Individualmente son mejores, pero nosotros somos argentinos y tenemos un equipo sólido, corazón y mucha voluntad, ganas y esfuerzo. Llamalo como más te guste, el tema es que no nos entregamos. Te lo pongo como ejemplo. Me pasaba en mi primer año en Quilmes que me tocaba defender a Robert Battle. Extranjero, musculoso y en sus mejores años. Yo no podía defenderlo, cada vez que el picaba la pelota, hacía un paso y me tiraba al piso yo me volvía a parar. Chocamos tantas veces en un partido que lo cansé, lo agoté. Ahí vino mi triunfo. Esa es una esencia muy argentina, la de no entregarse. En estos casos, tenés en frente a tipos que son buenísimos individualmente, pero como equipo, los anulamos. Cada uno tenía una misión dentro de un objetivo global que pactamos como equipo. Sabíamos que si cada uno de nosotros lleva adelante esa misión de manera correcta el equipo se iba a ver beneficiado. Creo que entre todos los pivotes hicimos que los rivales la pasen mal. Entraba Agustín Cáffaro y se fajaba. Entraba yo, me fajaba. Marcos estaba un poco más acostumbrado a defender a estos tipos y lo hizo bastante mejor, lo mismo Luis. El plan era desgastarlos y que cada uno sume su puchito. ¿Recibe? Que lo haga incómodo, lejos. Que todo les cueste. Por eso creo que lo logramos. Nos basamos en lo más argentino que tenemos para dar el máximo y llevarnos cada uno de esos partidos que fueron tan importantes.
-L: Bo sé si te diste cuenta pero me fui un segundo porque se me cortó la luz. ¿Cómo reaccionas vos cuando se te va la luz?
-(Risas). Y bueno, qué le vamos a hacer. Tranquilos, ya va a volver. ¿Saltó la térmica? ¿No? Y bueno, ya va a volver.
-L: Con mucha tranquilidad, como sos vos.
-Mis rivales te van a decir lo contrario, pero bueno (risas). En general, en la vida soy muy tranquilo. Salvo que esté haciendo algo importante y justo se corte la luz. Viendo un partido que me interesa o algo así. Ahí sí creo que me pudo llegar a calentar. En una de esas me subo a la camioneta y me voy a algún lugar donde pueda ver el partido.
-E: esto que hablas de la argentinidad nos suena muy familiar a todos pero quizás en otros países no es tan así. De hecho Jokic ya decidió que no va a competir con su selección. ¿Qué le pasa a un argentino cuando ve que semejante figura no quiere dejar todo por representar a su país?
-Yo puedo decirte lo que le pasa a un argentino cuando decide eso. Se le parte el corazón. Si a mi me toca decir ‘muchachos, no puedo’, no es porque no quiero. Debe haber algún secreto atrás de eso, algo que no se está ventilando, si es que no se saben los motivos. Yo sé que al argentino se le parte el corazón, porque no hay nada más lindo que representar al país. Cuando dice que no puede ser porque no se siente al tope de sus capacidades, y lo dice con dolor en el alma, puede ser una lesión que le impide estar al 100%, un problema de salud que no le permite practicar el deporte. Lo hemos visto, incluso en vivo. Pasa en los entrenamientos, en los vestuarios. Pasa que cuando les toca decir que no pueden los ves como les cae el lagrimón y te das cuenta que no están vendiendo humo. Si quisieran vender humo no estarían llorando en un ambiente tan íntimo. Y cada vez que les toca repetir lo que decidieron se les parte un poco más el corazón. Sinceramente no sé qué les pasará al resto de los jugadores de otros países. Nosotros los sentimos así y lo vivimos así.
-E: ¿La pasate bien?
-Muy bien, fue muy distendido. Yo siempre digo que la paso mal en frente de una cámara o frente a mucha gente. No sé por qué, es vergüenza. Me la hicieron pasar muy bien y me sentí cómodo de poder hablar con ustedes. Muchas gracias.
Reviví la charla completa en la cuenta oficial de CAB en Twitch, haciendo click
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