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Sebastián Ginóbili pasó por La entrevista de la semana para una charla a fondo. Contó lo que vivió con el retiro de su hermano Manu de la Selección tras los Juegos Olímpicos, habló del futuro del equipo, recordó su pasado en la U19 y analizó su brillante presente como entrenador de Bahía Basket.
-Imagino que mejor imposible el comienzo de temporada que tuvieron… Pasaron de ronda en la Liga Sudamericana, ganaron los primeros cinco partidos en la Liga Nacional y tres de ellos como visitantes, y el juego del equipo se muestra sólido.
-Sí, estoy contento por el inicio del equipo y obviamente que los resultados ayudan mucho. Hay un desarrollo en el juego y una continuidad bastante marcada de lo que veníamos haciendo desde el año pasado. Siempre lo digo, era una ventaja que teníamos que usar el hecho de que muchos equipos no tienen tanto rodaje y nosotros ya venimos con una base del año pasado. Había que plasmarla en la cancha y lo pudimos hacer.
-Quizás a veces parece trillado decirlo, pero está quedando claro que la importancia de mantener una base y respetar procesos es grandísima.
-Seguro. Yo soy de la idea de que la Liga empieza cerca del partido 15 ó 20. Ahí es donde los equipos ya tienen un mínimo rodaje y se empieza a ver a lo que apunta cada uno. La realidad será ahí, pero mientras tanto hay que aprovechar esa ventaja que tenemos. Contar con una base hace que pierdas ese momento de adaptación, que lo saltees. Ese tiempo que sirve para conocerte y ver cómo reaccionás en distintos momentos nosotros ya lo tenemos incorporado y es una ventaja. La capacidad de mantener jugadores, un proyecto, entrenador e idea hace una diferencia con equipos nuevos.
-En Argentina no estamos muy acostumbrados a eso de tener paciencia y respetar proyectos y tiempos. ¿Qué sentís al ser parte de un proceso que perdura en el tiempo?
-Yo estoy muy cómodo y contento donde estoy. La comunicación entre entrenador y jugadores es muy buena y fácil, y sobre todo lo es la de entrenador con dirigentes. Eso hace que se pueda mantener una línea y sea todo mucho más fácil y fluido, hace que las conversaciones generalmente sean para mejorar lo que estamos haciendo. Acá es muy claro el objetivo y la línea que baja la dirigencia, nosotros estamos para tratar de aportar lo nuestro. Todos tienen un rol y van encaminados hacia el mismo lugar. Y el hecho de que todavía no haya exigencias de resultados sino sólamente una forma de trabajar, jugar y pensar en el desarrollo de los jugadores jóvenes hace que todo vaya por carriles normales.
El hecho de que en Bahía Basket todavía no haya exigencias de resultados sino sólamente una forma de trabajar, jugar y pensar en el desarrollo de los jugadores jóvenes hace que todo vaya por carriles normales.
-¿Cómo se encara una temporada renovando desafíos sabiendo que venís de una en donde, quizá, tuviste una sobre producción con el equipo y encima con chicos jóvenes? No debe ser fácil manejar ese tipo de cabezas…
-Yo siempre digo que tuvimos un grado de suerte en la temporada pasada porque estuvimos a un tiro de quedar afuera en octavos de final. A partir de eso vino todo lo que llegó después, el boom del equipo y la ciudad… Hay que ser realistas y saber que se tiene que mantener la base del esfuerzo, insistir en eso y entender que no alcanza con la buena temporada pasada. Eso sirve de experiencia pero ya terminó. Es una nueva historia y hay que jugar de la misma manera, con la misma energía, intensidad e idea basquetbolística.
-¿En algún punto te sorprende algo de la producción del núcleo joven del equipo? Desde afuera llama la atención la madurez con que responden a ciertas situaciones.
-Sorprender no porque los tengo todos los días y conozco su forma de actuar y su deseo de ser mejores a cada rato. Pero sí hay momentos en los que logran una madurez de juego rara para la edad que tienen. Es como todo a esa edad. Por ahí tienen el potencial para llegar pero no logran mantener la concentración e intensidad por una cuestión de juventud. Eso es en lo que tratamos de convencerlos para que no pase. Y si pasa hay que seguir convenciendo, hablando y pasando el discurso que creemos es el camino correcto para su desarrollo. Obviamente que se equivocan y yo también lo hago, pero lo importante es que esa equivocación sea en pos del beneficio de todos, que sea por una aceleración o arriesgar y no por falta de todo esto. Nosotros decimos eso y ellos lo llevan bien adelante.
-Debe haber muchos factores para explicar el éxito que están teniendo desde lo individual y colectivo. ¿Cuáles son algunos de ellos?
-Creo que elegimos bien las personas con las que trabajamos. Los jugadores son ideales para lo que estamos haciendo, jugadores con deseo, con ganas de pertenecer a esta Liga y de tratar de dar un paso adelante en sus carreras. Nosotros no hubiésemos tenido ningún tipo de éxito sin conseguir el material adecuado. Eso es lo mejor que tiene Bahía Basket, la calidad de jugadores y personas. Todos entienden lo que queremos hacer, tanto los jóvenes como los veteranos. Después, la forma de laburo es impecable. Todos tienen su rol, hay un objetivo y se trabaja en pos del mismo. Eso es buenísimo.
-Quizás una cosa es trabajar con chicos y formarlos, y otra es hacerlo en un ámbito profesional como la Liga Nacional. ¿Cómo es trabajar con jóvenes en este ámbito?
-Nosotros tratamos de no separarlo. Entrenamos, sobre todo con los jóvenes, para formarlos y no sólamente para hacer un éxito en la parte deportiva o profesional. Tenemos objetivos que van paralelos, uno es competir día a día en la Liga Nacional y otro es entender que estamos en un lugar donde los jóvenes pueden desarrollarse. Trabajamos para eso. Exigimos mucho, pero los chicos que están en Bahía Basket entienden esa exigencia y que es para ellos. Acá va todo de la mano. Lo que baja de arriba lo entiendo y trato de proponerlo, y los jugadores saben a qué se enfrentan cuando vienen acá. Está todo sincronizado.
En Bahía tenemos objetivo que van parelelos. Uno es competir día a día en la Liga Nacional y otro es entender que estamos en un lugar donde los jóvenes pueden desarrollarse.
-¿En algún momento se hace difícil mantener los dos caminos unidos?
-Acá no. Nosotros no prometimos nada desde el primer día en cuanto a lo deportivo, a las victorias. Exigimos compromiso, la defensa de una idea de juego y tener la oportunidad de desarrollarse en un equipo como el nuestro. Es lo que tratamos de proponer. Cada vez que entran a jugar saben que entregan todo lo que tienen para el bien del equipo más allá de lo individual. Me parece que las ideas y la forma de trabajo están claras. Ahora se están dando los resultados, pero hemos tenido momentos malos, de perder diez partidos seguidos, de tener altibajos y hasta a veces dudas de lo que estábamos haciendo. Pero cuando entrás en dudas, te juntás, hablás y otra vez vuelven los objetivos, nos encaminamos de nuevo y vemos cómo hacerlo mejor para tratar de salir de los baches. Ahora es un momento dulce y hay que aprovecharlo, seguir insistiendo. Cuando estás mejor hay que trabajar mucho más.
-Más allá de esa idea clara y a la que no se renuncia, ¿lo del año pasado les cambió los objetivo para esta temporada en cuanto a resultados?
-No. Lo que subió fue la vara de exigencia, porque el ambiente nos mira de otra manera, la ciudad y el periodismo también… Pero es lo que planteamos, que la exigencia sea nuestra más que del resto. Tenemos una exigencia alta y queremos ser mejores. A veces suena de cassette, pero es lo que queremos. Por ejemplo, no queremos que Redivo juegue 15 años acá, sino que el año que viene juegue en la ACB si se puede, o en otra competencia. O si no puede dar ese paso, pensar en un mejor equipo de la Liga Nacional. Eso es lo que buscamos, dejamos nuestra pertenencia o el decir este jugador es nuestro, lo hicimos nosotros. El jugador se hizo solo, nosotros le damos la oportunidad y las herramientas para que sea mejor cada año. Eso es lo que más conformes nos dejó de la temporada pasada. Cuando una organización tiene algún éxito deportivo quizá tiene otra visión, pero la nuestra no ha cambiado y sigue siendo la misma. Disfrutamos lo que pasó la temporada pasada, pero ya pasó. Ahora tenemos nuevos desafíos y hay que seguir trabajando por ellos.
-Tomando lo que dijiste, ¿sentís que dentro de Bahía Basket hay chicos con potencial para dar el salto internacional?
-Creo que sí, hay material para pasar el nivel de la Liga Nacional. Hay varios en esa edad entre los 21 y 24 donde pegás un salto a otra liga y sería buenísimo para seguir desarrollándose y encontrar mayor nivel en la oposición, en el día a día con los compañeros. Eso hace que el crecimiento del jugador sea mucho más grande, como le pasó a la Generación Dorada cuando se fueron a Europa, donde adquirieron otro roce que generó ese mejoramiento individual de cada uno. Creo que Lucio (Redivo) está para jugar en un nivel arriba. Gastón (Whelan) necesita un poquito más de madurez en su posición de base, pero es un jugador muy maduro para la edad que tiene. Maxi (Fjellerup) en un par de años seguramente va a hacer el salto; Juan Pablo (Vaulet) está físicamente al nivel de cualquier jugador de Europa; y hay varios que pueden dar el salto.
-Está claro que, más allá de lo de los chicos, hay méritos tuyos en el éxito del proceso. ¿En qué momento personal te sentís como entrenador?
-Estoy creciendo a la par de ellos. Es mi cuarta temporada como entrenador y obviamente me siento mucho más establecido, con más experiencia y más objetivo. Pero estoy en crecimiento y seguramente tengo muchas cosas por mejorar. Lo importante es que estoy en un proyecto que me da la posibilidad de seguir mi crecimiento y en donde me siento cómodo. Creo que el entrenador se hace mejor con los años y las cosas que va viviendo. Tengo mucho por mejorar y corregir para tratar de hacerme un lugar en esta profesión.
Es mi cuarta temporada como entrenador y obviamente me siento mucho más establecido, con más experiencia y más objetivo. Pero estoy en crecimiento y tengo muchas cosas por mejorar. El entrenador se hace mejor con los años y las cosas que va viviendo.
-¿Dónde sentís que avanzaste más en relación a tu comienzo?
-Creo que tengo otro manejo de situaciones. Lo que me cambió más que nada fueron las experiencias vividas en estos años, en conocer más la Liga desde otro lugar. Son varias pequeñas cosas que hacen que te vayas sintiendo un poco más completo, y obviamente el conocimiento del juego, situaciones, el manejo de los tiempos en los minutos… Pero te repito, me sentiré mejor entrenador cuando pasen los años y siga viviendo cosas en la competencia.
-Más allá de que con los años te vas a mejorar como decís. ¿Cuál es tu filosofía, qué querés como entrenador?
-Me parece que es simple, o no tan simple lograrlo pero sí al decirlo. Ser agresivo, imponer una intensidad diferente a otros equipos aprovechando la juventud, las ganas dentro del campo. Quiero llevar al otro a jugar a un ritmo en donde no se sienta cómodo mediante la defensa agresiva, y a través de recuperos, rebotes o malos tiros poder correr la cancha y tomar un tiro abierto. Soy de la idea de no forzar situaciones aunque en mi equipo pasa mucho, malas selecciones de tiro que pasan más por la juventud o falta de experiencia en algunos casos. Pero siempre busco tomar lanzamientos abiertos, que todos tengan la posibilidad de anotar y ser partícipes de la ofensiva sin depender sólo de un jugador. Las cosas a veces salen ofensivamente; y defensivamente estoy conforme con la identidad lograda. Nos falta ese equilibrio entre mantener el ida y vuelta constante y tener paciencia para llegar a la mejor opción de tiro.
-¿Tenés metas o desafíos personales desde lo deportivo en el corto y largo plazo?
-No. Trato de no mirar mucho para adelante, porque cada vez que pienso lo que puede pasar en los próximos 10 ó 20 partidos, o de acá a dos años pierdo un poco la focalización, el momento. Mi idea es ir partido a partido, temporada a temporada. Lo estoy disfrutando de esa manera. Si pensás más adelante es cuando sentís dudas o cuestionamientos que no ayudan. Tengo que vivir el día a día y la realidad de estos chicos, que a mi me están dando muchísimas alegrías. Me siento muy conforme con lo que estoy haciendo y no me sale pensar en lo que puede pasar más adelante.
-Te meto en el plano de la Selección, donde vos tuviste tu recorrido en 2015. ¿Qué te dejó tu paso por la U19?
-Fue una experiencia increíble por la posibilidad de jugar en Mundial. Era un proceso nuevo con Federico (Susbielles) y Juan (Espil) a cargo. Y fue algo muy bueno por poder elegir jugadores, vivir el día a día, ver a los chicos tratando de ganarse un lugar, competir en un Mundial y representar a tu país… En líneas generales, más allá de que el resultado deportivo no fue el ideal, fue algo increíble que me hizo desear más hacer lo que hago.
-¿Sentiste que hubo muchas críticas para ese proceso?
-Las críticas hay que saber aceptarlas, leerlas y entenderlas. En algunas estaré de acuerdo y en otras no tanto. La parte de mi elección como entrenador no dependía de algo propio, yo simplemente acepté y me sentí capaz de hacerlo en ese momento porque me encanta trabajar con gente de ese rango de edad. Traté de plasmar en pocos días lo que yo quería del juego. Había muchos chicos que no me conocían y en 15 días tenían que jugar un Mundial, no fue fácil. En cuanto al estilo de juego, me pareció que era el que teníamos que tener porque no éramos un equipo tan alto. Lo que busqué es exactamente lo mismo que en Bahía Basket, hacer un juego de vértigo, presionar, correr y que encuentren una intensidad de juego que marcara diferencia con equipos más grandes. No nos salió muy bien porque la idea necesita madurarse, y había chicos que no lo habían hecho nunca y estaban más acostumbrados a jugar más tiempo con la pelota en la mano. Son problemas que van saliendo de chicos que juegan en diferentes clubes y con diferentes entrenadores. Pero soy de la idea que la forma de jugar era la necesaria para un equipo sin tanto tamaño y con la ausencia de Vaulet, quien prácticamente no pudo jugar y era el que físicamente nos podía emparejar con otros equipos. En líneas generales estuvo bien, y esa forma de juego fue un poco lo que se vio ahora en Río con los Juegos Olímpicos.
-¿Qué viste de la Selección en Río 2016?
-Lo mejor fue la entrega, el corazón, el compromiso, lo que siempre transmitió la Generación Dorada. Los valores los han mantenido. Y lo que generó el equipo en estos Juegos para la gente fue increíble. Se veía en la cancha, afuera, en las notas después del partido. Toda la gente estaba atrás del equipo y eso es algo que genera mucha emoción, alegría, respeto. Desde el juego, en líneas generales no fue el logrado en otras competencias, pero era otro equipo, con más jóvenes, que se basaba mucho en la generación de juego de los bases y en donde se notaba bastante la veteranía de otros jugadores, que tomaron otro rol. Con la exigencia que genera día a día este torneo hace que todo cueste mucho más. Y tampoco nos acompañó la fortuna por haber quedado cuartos en el empate y cruzar contra Estados Unidos. No tuvimos esa fortuna de tener otro cruce que podría haber sido diferente.
-Desde tu lado personal y familiar, ¿cómo viste el retiro de Manu?
-De un momento a otro iba a pasar. Que haya tomado la decisión de ir a Río ya me había dado una alegría increíble porque no había tenido la posibilidad de tener una despedida como él merecía, por aquella lesión antes del Mundial de España que lo dejó afuera. Ver el respeto de esos minutos finales, lo que produce en la gente -no sólo del país sino de todo el mundo- y ver lo que genera en el equipo de Estados Unidos es increíble. Todo lo que le demostraron fue increíble. Eso te mueve la estantería. Fueron minutos muy emotivos. En realidad fueron unos Juegos muy emotivos para mi. Verlo a él jugando a los casi 40 años en la manera en que jugó y en una competencia tan exigente me llena de orgullo. Ver lo que genera una persona en la gente hace que se me afloje todo. Lo tiene bien merecido porque representó al país durante muchos años de la mejor manera, y nos ha puesto en los niveles de básquet que no me hubiera esperado.
Verlo a Manu a los casi 40 años en la manera en que jugó y en una competencia tan exigente como los Juegos Olímpicos me llena de orgullo. Todo lo que le demostraron fue increíble, te mueve la estantería.
-De Manu te paso otra vez a la juventud. ¿Qué ves del recambio que va asomando en el equipo y del cuál sos parte de cierta forma porque varios de los que tenés en Bahía son parte del proceso?
-Creo que hay muy buen material en Argentina para hacer equipos competitivos. El problema es si lo vamos a comparar con la Generación Dorada, que no fue algo muy natural ni sencillo de lograr. Pero sí creo que podemos competir de muy buena manera a nivel internacional contra los mejores equipos. Los dos bases (Campazzo y Laprovittola) tienen cuerda para rato y cada vez compiten en un nivel superior que los va a hacer aún mejores. Son un poco los herederos de todo esto. Esperemos que Luis (Scola) siga un torneíto más para que pueda continuar transmitiendo lo que hace a los nuevos. Y seguramente Brussino con la experiencia NBA, Garino, Deck, Delía, Acuña… Hay un montón de jugadores que pueden dar un paso adelante en sus carreras, y a veces la explosión de los jugadores tarda un poquito más que otros. Me parece que hay un equipo balanceado y hay juventud un poquito más abajo que puede seguir mejorando nuestro nivel. Son camadas y esperemos que nos sigan dando alegrías como en el pasado, o incluso más.
-Lo bueno es que la mayoría de los chicos que nombraste ya están jugando en el exterior, algo clave para su desarrollo…
-Sí, es bueno y seguramente habrá más, van a volver a poner el ojo en Argentina. Luca Vildoza lo hará el año que viene y él será un jugador muy importante en el proceso que se viene. Hay que ver si Juan Pablo (Vaulet) puede dar un paso adelante… Hay jugadores de sobra para seguir trabajando y soñando. Por lo menos para armar un equipo para trabajar rumbo al futuro.
Leandro Fernández
@FernandezLea
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