El título mundial y la medalla de plata panamericana le permitieron a Argentina llegar a su segunda participación olímpica rodeado de prestigio y respeto. Fue la condición de campeón mundial la que le otorgó la plaza para los Juegos Olímpicos. Canavesi siguió al frente del equipo y mantuvo a la mayoría del plantel, sumando la experiencia de Lledó y la altura de Gazsó, algo que le faltaba al equipo. El equipo volvió a hacer una buena preparación y viajó a Finlandia en avión.
Para el básquetbol olímpico se inscribieron 23 selecciones, de las cuales diez tenían su lugar reservado. Las restantes seis plazas se definieron en una clasificación en los días previos. Los 16 equipos definitivos se dividieron en cuatro grupos de cuatro, que jugaron todos contra todos. Los dos primeros de cada grupo pasaron a la segunda ronda, que se disputó en dos grupos de cuatro, donde también se enfrentaron todos contra todos. Los dos primeros de cada grupo se cruzaron en semifinales.
Argentina arrancó aplastando a Filipinas en el grupo 3. Aunque luego derrotó por la mínima a Canadá, cerró la etapa con otra clara victoria ante Brasil. En la segunda fase le dio una paliza a Bulgaria, alcanzando por primera vez en su historia los 100 puntos, y luego a Francia, campeón de Europa, también sin apremios. La única derrota en la fase clasificatoria llegó ante Uruguay, en suplementario, y luego de un mal cierre.
Ese segundo lugar lo obligó a cruzar en semifinales contra Estados Unidos, ante el cual jugó de igual a igual, cayendo en un gran partido. El choque por el bronce ante Uruguay fue parejo, duro y muy peleado, lo que desembocó en peleas entre los jugadores. Los uruguayos terminaron con cuatro hombres en el campo, contra solo tres argentinos, que volvieron a perder y quedaron en el cuarto puesto.