Cuando todavía no habían terminado los festejos por el impactante título mundial, con apenas tres meses de diferencia, Argentina debió enfrentar otro desafío de alto nivel internacional: los primeros Juegos Panamericanos, que se organizaron en Buenos Aires. El técnico Canavesi continuó al frente del seleccionado, que casi repitió el plantel, sumando a Nuré, Poletti y Peralta, ya que el reglamento permitía utilizar catorce jugadores.
Como el equipo traía ritmo de competencia, no hubo partidos de preparación, para un torneo continental que reunión a diez selecciones, las que fueron separadas en dos grupos de cinco en una ronda inicial, de la que se quedaba eliminado al sumar dos derrotas. Tres equipos de cada grupo pasaron el corte y se unieron para una ronda final en la que jugaron todos contra todos.
Argentina debutó frente a México, al que derrotó con amplitud, a pesar de los buenos antecedentes del equipo azteca. En la segunda presentación, ya en la ronda final, Brasil se presentaba como un rival complicado, pero los argentinos jugaron con un alto rendimiento y volvieron a ganar con claridad. Sin embargo, allí perdieron a uno de sus internos más productivos, Contarbio, quien sufrió una lesión que lo marginó del resto de los Juegos.
Después llegó la categórica victoria ante Cuba y luego otra similar contra Panamá. Más tarde Chile, como se esperaba, fue un duro rival, frente al que los campeones mundiales debieron hacer un gran esfuerzo. Así, en la última jornada, disputó el título y la medalla de oro ante Estados Unidos, el otro invicto que le quedaba al torneo.
El poderío de los norteamericanos les auguraba una amplia victoria. No obstante, los argentinos, aún sin un hombre valioso, le jugaron de igual a igual, pelearon el partido, aunque terminaron cayendo de forma ajustada, quedándose con la medalla de plata en el inicio de la historia de los Juegos Panamericanos.