En un año muy cargado de actividad para la selección el compromiso más exigente eran los Juegos Panamericanos, aunque ya no otorgaran plazas para los Juegos Olímpicos. El técnico Ripullone mantuvo el equipo que lo había llevado al título en el Sudamericano, incorporando al emergente Cortijo en lugar de Cabrera, ya retirado definitivamente de la selección, y de Leveau por Carlos González. Argentina disputó nueve partidos previos, la mayoría en Brasil, en la búsqueda de lograr ritmo de competencia.
Del torneo continental, que se disputó en tres sedes distintas, participaron diez equipos divididos en dos zonas de cinco, los que se enfrentaron todos contra todos. Los tres primeros de cada una pasaron a la ronda final, en la que también se medían todos contra todos, por suma de puntos.
El arranque de Argentina en su grupo fue excelente, con una agónica victoria ante Canadá y otra demoledora frente a Dominicana. En la tercera cedió el invicto sin atenuantes contra el local, Puerto Ricio, y cerró la primera etapa con récord positivo gracias a otra victoria sobre el cierre ante México.
Otra fue la historia, totalmente opuesta, para los argentinos en la ronda final. Las derrotas se sucedieron, sin que el equipo pudiera reaccionar. Estados Unidos, con un equipo de figuras universitarias, los vapuleó en el arranque. Luego, ante Brasil, sufrieron una derrota estrecha, en la mejor tarea en el grupo, pero después Canadá se tomó revancha y les ganó fácilmente, mientras que Puerto Rico los aplastó sin contemplaciones. Ante Cuba, en el último partido, sufrieron otra derrota sin opciones, para terminar en el sexto puesto final.