Con la experiencia recogida en 1967 el entrenador Ripullone conformó un plantel mezclando veteranos de calidad, con jóvenes que venían consolidándose, junto a varios campeones juveniles de 1972 y 1973. Además, por primera vez en la historia se realizó una gira por Europa (20 partidos) para acercarse al ritmo internacional.
A Argentina no le tocó un grupo sencillo, más bien la clasificación resultaba utópica. Para pasar de ronda debía vencer a España, justo en el debut. A pesar de un gran primer tiempo, en el que se terminó al frente, en la segunda mitad, aprovechando la salida de Cabrera por faltas, el subcampeón de Europa impuso su superioridad y marcó diferencias. La derrota casi condenó a los argentinos a la ronda consuelo, más allá de la amplia victoria ante Filipinas, ya que en el cierre del grupo enfrentó al inexpugnable Estados Unidos, que le ganó con comodidad.
En la reclasificación, ante rivales de un nivel similar o menor, Argentina no pudo mejorar su producción. Luego de la aplastante victoria ante República Centroafricana en el comienzo, logrando su récord anotador mundialista, ya no pudo volver a ganar y sufrió tres derrotas sucesivas. Ante la emergente Australia y frente un rival parejo como México tuvo caídas apretadas, en ambos casos con correctas tareas en las segundas mitades que le permitieron acercarse a la victoria. En cambio ante Checoslovaquia, cuarto en el Europeo 1973, sufrió una paliza categórica, que decretó su undécima posición final.
Otra vez Gehrmann se mezcló entre los mejores anotadores del Mundial, ubicándose cuarto por su producción ofensiva.