Argentina afrontó el Mundial con un equipo debilitado por las ausencias de dos de sus principales figuras, Emanuel Ginóbili y Carlos Delfino, ambos lesionados, lo que redujo notablemente el poderío del equipo. Esto, más la ausencia de Juan Gutiérrez, obligo a profundizar un recambio generacional que ya se venía gestando desde el año anterior, más allá del regreso de Herrmann.

El equipo generó dudas por el bajo nivel mostrado durante su preparación, pero en el debut mundialista ratificó parte de su jerarquía para quedarse con una victoria contundente ante el complicado Puerto Rico. Contra Croacia peleó siempre de atrás, aunque cerró con una derrota estrecha y ante Filipinas, inesperadamente, sufrió hasta último momento para ganar. La clasificación a la fase final la consiguió con una victoria aplastante frente a Senegal, la gran sorpresa de la primera fase, en otra gran tarea de conjunto. La etapa la cerró con una clara caída ante un Grecia muy superior. 

En octavos de final, ante Brasil, se ilusionó luego de un gran primer tiempo, aunque no pudo sostener su buen primer tiempo y terminó derrotado con amplitud, lo que marcó su eliminación del torneo. El 11° puesto final significó que quedara afuera de los cuartos de final, luego de cuatro mundiales seguidos.