El Torneo de las Américas, que clasificaba a cuatro equipos para el Mundial del año siguiente, se llevaba la mayor atención para el equipo argentino y era la oportunidad de empezar a demostrar se iniciaba un camino de crecimiento. Por eso el entrenador Vecchio pudo contar con los mejores jugadores. Así incorporó a muchos de los experimentados, como Espil, Montenegro, Osella, Pérez, Tourn y Villar y la apuesta joven de Daniel Farabello.
El equipo realizó siete partidos de preparación, ninguno en el país, si no en Cuba y Panamá, donde no mostró un nivel para entusiasmarse.
El torneo se disputó con diez equipos divididos en dos zonas de cinco, en las que jugaron todos contra todos. Los cuatro primeros de cada grupo jugaron, cruzados,, los cuartos de final, luego semifinales y finales y tercer puesto.
El debut fue con una muy buena victoria ante Canadá, la que sirvió de estímulo. A Cuba también lo venció con claridad, pero ante Uruguay mantuvo el invicto luego de sufrir hasta el final. El grupo lo cerró ante Puerto Rico, ante el que, tras un buen primer tiempo, sufrió la primera derrota.
El cruce de cuartos de final fue decisivo, ya que de ganarlo, decretaba la clasificación al Mundial. Aunque sin dominar con amplitud, Argentina controló siempre el partido y se quedó con la victoria y el pase al Mundial.
La semifinal fue ante Estados Unidos, cuyo plantel estaba conformado por jugadores de la CBA. El partido fue parejo y áspero, los norteamericanos se quedaron con la victoria, en suplementario, y en el medio se produjo un incidente entre los jugadores, por el que fue expulsado Pérez.
En el partido por el tercer puesto, Argentina completó una tarea destacada venciendo a Brasil, luego de 13 años, y se quedó con el bronce y el último lugar del podio. Juan Espil fue elegido Jugador Más Valioso del torneo.