Con el impulso que le había dado el título sudamericano, la brillante actualidad de muchos de los principales jugadores argentinos en el exterior y la condición de local, se encaró el Torneo de las Américas, clasificatorio para el Mundial, con ilusiones bien elevadas. El entrenador Magnano armó el plantel con la base del equipo del Sudamericano, más Ginóbili, Oberto, Sconochini (que recién terminaba de cumplir una sanción en Italia), Sánchez y Wolkowyski. Mientras Montecchia se lesionó en el último partido previo y fue reemplazado por Farabello, Scola llegó el día del inicio del torneo, desde el Mundial Sub21 de Japón.
Argentina disputó 5 partidos de preparación, con una resonante victoria ante Lituania.
El Premundial, que otorgaba cinco pasajes a la Copa del Mundo, se conformó con dos grupos de seis equipos cada uno, que se enfrentarían entre sí, clasificando los cuatro primeros de cada zona a la segunda ronda. Allí cada equipo chocaba contra los cuatro del otro grupo, mientras que los cuatro primeros de la tabla general cruzarían en semifinales.
El comienzo de Argentina en el torneo fue demoledor, arrasando con Uruguay, Estados Unidos, con un limitado equipo de jugadores de Junior Colleges, y Venezuela. Apenas Brasil le opuso algo de resistencia, pero no pudo con las mayores variantes del equipo argentino.
En la segunda fase no varió la situación, ya que los argentinos siguieron con su rendimiento sólido y su juego vistoso y efectivo. Islas Vírgenes, Panamá, Canadá (otro que tuvo una derrota digna) y Puerto Rico cayeron sin atenuantes.
La semifinal, ya con la clasificación mundialista asegurada, fue contra Canadá y esta vez Argentina lo dominó con amplitud para acceder, por primera vez en la historia del Torneo de las Américas, al partido decisivo.
En el nuevo choque ante Brasil los argentinos desplegaron un juego sin fisuras, que los llevó a un amplio triunfo y así a su primer título continental. A su vez, Ginóbili fue elegido el Mejor Jugador del Torneo.