A pesar de los títulos logrados en las dos ediciones anteriores del Sudamericano Argentina no concurrió a Lima en las mejores condiciones. Como técnico asumió Saúl Ramírez Manfredi y no pudo contar con varios jugadores importantes, sobre todo el centro Raúl Calvo. Además, el equipo apenas realizó tres prácticas antes del viaje. El plantel se compuso con mayoría de jugadores de Santa Fe y Santiago del Estero, campeón y subcampeón del Argentino, y no logró generar confianza sobre sus posibilidades.
Inicialmente el Sudamericano se iba a disputar con seis equipos, los que se enfrentarían todos contra todos por suma de puntos, aunque este sistema sufriría modificaciones.
Argentina comenzó con una clara victoria ante Chile, pero en la siguiente jornada perdió frente a Perú, luego de una muy floja segunda parte. Allí, sorpresivamente, el Congreso Técnico decidió cambiar el formato del torneo, decidiendo que los cuatro primeros ubicados disputaran una ronda final, en la que se enfrentarían todos contra todos, también por suma de puntos, aunque sumando los logrados en la primera ronda. Más extraño resultó que se resolviera que si empataban dos equipos en el primer puesto, se disputaría un partido decisivo, mientras que si empatan tres selecciones en el primer puesto, se los consideraría campeones a todos.
Los argentinos se recuperaron frente al débil Paraguay, pero perdieron ante el poderoso Uruguay, para cerrar con otra victoria ante Bolivia, que debutaba en el torneo.
En la ronda final vino lo mejor de Argentina, que se tomó revancha de sus dos verdugos, ganándole holgadamente a Perú y con mucha más angustia de Uruguay, completando con otro triunfo contundente contra Chile.
Así, argentinos, uruguayos y peruanos se repartieron triunfos y derrotas, para terminar igualados en el primer lugar, lo que generó que se considerara campeones a los tres países. Así, Argentina logró su tercer título sudamericano consecutivo.