Argentina encaró este Sudamericano con su imagen muy alta, luego de consagrarse como triple campeón de la región. Sin embargo, no pudo conformar su mejor plantel, debido al conflicto que la CABB mantenía con la Federación de Córdoba, que junto a otras entidades similares habían fundado un organismo paralelo. La dirección técnica se le dio a Pedro Busso, por el título logrado con Santa Fe en el Campeonato Argentino de ese año. El plantel se armó, por el mismo motivo, con mayoría de jugadores santafecinos, liderados por Calvo, junto a otros buenos valores como Lledó, Marchesino y Romagnolo.
El equipo tuvo pocos días de entrenamientos, debido a los compromisos laborales y de estudios de los jugadores del interior.
El Sudamericano contó con la participación de seis equipos, los que se enfrentaron todos contra todos por suma de puntos. El torneo presentó la novedad de que las posibilidades de cambios de jugadores se hacían ilimitadas.
El inicio del torneo fue con victoria, pero con un síntoma que advertía las dificultades por venir: los argentinos vencieron a Chile de forma estrecha, cuando en la edición anterior lo habían conseguido ampliamente. En la segunda fecha llegó una increíble y agónica derrota ante Brasil, luego de disponer de una ventaja de 11 puntos. La rehabilitación se produjo contra Colombia y mediante un aplastante triunfo. La racha se extendió con otra victoria sin complicaciones frente a Ecuador, pero el cierre no fue el deseado, al perder con claridad frente a Uruguay, para terminar en el tercer puesto en el torneo.