Lo más complicado para participar del Sudamericano fue el armado del plantel argentino, ya que hubo una sorprendente cantidad de jugadores con problemas físicos: Campana y Jorge González ya estaban afuera de la Liga Nacional desde comienzos de temporada, tampoco estuvieron en condiciones Maggi, Montenegro y Filloy, mientras que Maretto se lesionó en la preparación. Esto motivó que el entrenador Meléndez sumara a la base de seis hombres del Mundial, más el regreso de Luis González, a Esteban Pérez, Scolari, Yódice y al joven Carlos Cerutti, quienes debutaron internacionalmente.
Argentina llegó al torneo, que se disputó por el sistema de todos contra todos, por puntos, sin partidos de preparación y con pocos entrenamientos, debido a los contratiempos físicos.
El calendario se presentó complicado. Venezuela era un equipo en crecimiento y lo demostró con la dura oposición que les presentó a los argentinos, que ganaron el partido inicial por 5 puntos, después de pelear durante un desarrollo muy parejo. En la presentación volvió a ser exigido, ahora por Uruguay, al que derrotó con esfuerzo.
Después llegarían tres victorias amplias ante Perú, Paraguay y Chile que el entrenador utilizó para darles descanso a algunos jugadores.
En la última jornada definió el título con Brasil, pero por el sistema se beneficiaba con la diferencia de puntos, en caso de un triple empate, ya que Venezuela había vencido a los brasileños también por 5 puntos. Perdiendo por hasta 4 puntos los argentinos eran campeones y eso sucedió (perdió por 2), luego de un partido nivelado, en el que Brasil cerró mejor, permitiéndoles festejar el título regional por novena vez en el historial.
La buena actuación en el Sudamericano le permitió a Argentina clasificar para los Juegos Panamericanos de ese año y al Torneo de las Américas (Preolímpico) del año siguiente.