La realización del Sudamericano coincidió con parte de la serie final de la Liga Nacional, por lo que el entrenador Vecchio, que hacía su debut al frente del seleccionado, no pudo contar con todos los jugadores de Atenas y GEPU. El técnico, que no pudo realizar partidos de preparación, decidió concurrir a Brasil con solo diez jugadores, esperando que Milanesio y Espil se sumaran con el torneo empezado.
El proceso que se iniciaba permitía el ingreso de varios jóvenes como Racca, Wolkowyski, Cocha y Simoni, quienes habían logrado la medalla de bronce en el Mundial Juvenil dos años antes. También continuaban otros experimentados como Uranga y Maggi, mientras que se produjo el regreso del veterano Romano.
El sistema fue el de todos contra todos y los dos primeros clasificados definieron el título regional.
El inicio del torneo, ante Ecuador, no fue nada complicado, logrando una amplia victoria. En la segunda jornada llegó la primera prueba exigente frente a Venezuela. Allí logró un trascendente y agónico triunfo contra Venezuela. Después siguieron dos partidos ganados con comodidad frente a Chile y Perú. Ante los chilenos se sumó al plantel Milanesio, mientras que se confirmó que no lo haría Espil, por lo que Argentina completó el torneo con solo once jugadores.
En la quinta fecha los argentinos hicieron un gran primer tiempo, pero terminaron cayendo ante Brasil, lo que les hizo resignar el invicto. El partido provocó roces en la segunda etapa, en la que fueron expulsados Uranga, por agresión, y Vecchio, por protestar. La etapa clasificatoria se cerró con otro agónico triunfo, esta vez, en tiempo suplementario, ante Uruguay.
En el partido final Argentina peleó casi siempre de atrás y Brasil estuvo más sólido, quedándose con la victoria y el título sudamericano.
El segundo puesto les valió a los argentinos la clasificación para el Torneo de las Américas de ese mismo año.