Este Sudamericano, luego de una preparación por República Dominicana, Uruguay y Santa Fe, marcó el inicio oficial de la primera etapa del técnico Lamas al frente del seleccionado.  Varios de los jugadores más experimentados estuvieron ausentes por diferentes motivos: Milanesio pidió descanso, Espil no fue cedido por el Taugrés, Nicola recuperándose de una lesión y Racca tramitando su nacionalidad italiana. Eso motivó una mayor participación de otros más jóvenes, como Oberto, Montecchia, Victoriano y Fernández. Sin embargo, la mayor novedad fue el debut de Sconochini.
El Sudamericano, por primera vez en su historia, reunió a los diez países de la región. Los equipos fueron divididos en dos grupos y los dos mejores de cada uno disputaron la ronda final, todos contra todos.
Los tres primeros partidos clasificatorios no generaron ninguna complicación y Argentina los ganó de forma holgada. La primera prueba exigente fue ante el local, Venezuela, en el cierre y las cosas no salieron bien: ni el rendimiento del equipo, ni las condiciones del partido (mucha humedad, que hizo inestable el piso), ni el desempeño de los árbitros, influenciados por el público local. Todo confluyó para que perdiera por un apretado 70-69.
El inicio de la fase final, otra vez en un parquet en el que costaba hacer pie, fue bueno, ganándole a Brasil con una buena tarea general. Fue lo mejor de Argentina en el torneo, ya que después vendrían dos actuaciones no tan firmes, que determinaron derrotas ante Venezuela y Uruguay, para terminar en el tercer puesto. El último lugar en el podio, al menos, dejó la clasificación para el Torneo de las Américas de ese año.