Si bien toda la atención de la selección argentina estaba depositada en el Mundial de ese año, el entrenador Sergio Hernández asumió el compromiso de dirigir al equipo también en el Sudamericano. La conformación del plantel apuntó a ir dándole espacio a nuevos jugadores, pensando en el futuro, aunque además incluyó tres hombres que por calidad y jerarquía, pelearían por un lugar en el torneo de Japón: Leonardo Gutiérrez, Jasen y Quinteros.
El torneo regional contó con seis equipos, divididos en dos zonas. El inicio del grupo clasificatorio no trajo problemas y logró un cómodo triunfo ante Colombia. La segunda jornada ofreció un rival más complicado, como Uruguay, pero Argentina volvió quedarse con la victoria, con un buen trabajo en el tercer cuarto, para definir sin apremios.
En la semifinal se presentó Brasil como obstáculo y el partido salió como se esperaba, parejo, nervioso y emotivo. Al buen arranque brasileño le sucedió la reacción argentina, para llegar al cierre nivelados. Una conversión de Nezinho en el último segundo le dio el triunfo a Brasil y toda la amargura fue solo argentina.
El partido por la medalla de bronce también aparecía complicado, por la fortaleza de Venezuela, que estaba con sus mejores hombres, por el apoyo del público y por la incertidumbre de la respuesta anímica de Argentina. Sin embargo, el equipo jugó su mejor partido y les ganó con comodidad a los venezolanos, completando el podio y logrando los pasajes para el Torneo de las Américas y los Juegos Panamericanos del año siguiente.